Acostumbrado a ganar, el PJ sufre su peor elección en 18 años

Desde los comicios de 2003, cuando perdió, hace 10 elecciones atrás, el partido gobernante no alcanzaba tan bajo porcentaje de adhesiones.

JULIO MIRANDA. El PJ ganó a pesar de las críticas al gobernador. JULIO MIRANDA. El PJ ganó a pesar de las críticas al gobernador.

La del domingo fue la peor elección del Partido Justicialista provincial en los últimos 18 años. La última, la de 2003 había sido la mayor derrota del partido gobernante frente a las huestes de Fuerza Republicana en los comicios de diputados nacionales. Ese año, en el orden nacional, ganaba la presidencia Néstor Kirchner y, en el provincia, la gobernación José Alperovich. La caída del PJ se siente toda vez que venía acostumbrado a superar el 45% de las voluntades del electorado. El domingo ganó, pero bajó al 42%. Las mejores elecciones en ese lapso fueron las de 2005 y 2007, bajo la conducción del entonces gobernador Alperovich, que llevó a un posicionamiento cercano al 64%.

El radicalismo, que venía acompañado como un viejo adversario al peronismo, desde el advenimiento de la democracia, en 1983, hasta 1987, en 1989 cede su paso a un nuevo actor: Fuerza Republicana. Desde entonces, peronistas y republicanos comienzan a repartirse los cargos nacionales.

En 1997, el Frente Justicialista Provincial es derrotado por FR, que casi lo dobla en votos (el peronismo apenas había alcanzado el 26,61% de los sufragios). Aún así, Amado Juri (Frejup) había logrado entrar a la Cámara Baja, junto a los triunfantes Ricardo Bussi y Delia Pinchetti.

Sin embargo, en 1999, el peronismo consigue la revancha. Como Penélope, la histórica dirigente Olijela Rivas fue tejiendo alianzas y recomponiendo toda la trama roída por el impacto del bussismo. Así consiguió duplicar los votos obtenidos la última vez y dejar atrás, en tercer lugar, a FR. Como resultado de esa ingeniería ingresan a la Cámara Baja la propia Olijela y el peronista de la primera ola, Alberto Herrera. El quinto escaño es para Antonio Bussi, aunque su diploma fue rechazado.

En la elección siguiente, la del 2001, el justicialismo volvió a ganar, en medio de una de las peores crisis que se recuerde en la Argentina. Dos meses después de esa elección -el 20 de diciembre-, el ex presidente Fernando de la Rúa presentaba su renuncia y huía del desmadre de la Rosada en helicóptero.

La Provincia también ardía en llamas con el ex gobernador Julio Miranda a la cabeza y la denuncia de la sociedad civil sobre l fallecimiento de 21 niños por desnutrición en Tucumán. En ese hervidero de descontento José Alperovich y Malvina Seguí eran electos senadores, y Stella Maris Córdoba y Roque Alvarez resultaban electos diputados.

En 2003 Alperovich deja su banca en el Senado y llega el ex gobernador Julio Miranda. Además, en Diputados ingresan Gerónimo Vargas Aignasse y Susana Díaz. Era esta la peor elección del peronismo que se recuerde desde la llegada de la democracia. Ni sombra de cómo había arrancado en esta nueva etapa constitucional, en 1983, cuando logró el 51% de los votos. Ese año pudo hacer ingresar a la Cámara Baja a Federico Austerlitz, Julio Antonio Miranda, Carlos Montero, Milivoj Ratkovic y a Nicasio Sánchez Toranzo. A algunos de esos nombres nunca más se los volvió a escuchar. En 1985 y 1987 recibió consecutivamente el revés de la UCR y en 1989 se repuso pero con nuevo contrincante, FR.

Participación ciudadana

Párrafo aparte merece la tradición cívica de Tucumán. Con cerca del 80% (79,80% hasta ayer) la provincia volvió a ser el distrito con mayor participación electoral del país. Lo mismo había ocurrido en las PASO, con el 78,5% de asistencia de los tucumanos. En las penúltimas elecciones (2019) también se destacó con el 82,73%, superando la marca nacional de 80,8%.

Pero ninguna elección fue más participativa que la de 1983. En aquella memorable fecha, 30 de octubre de 1983, el 85,6% del electorado acudió a las urnas después de siete años de dictadura militar. Resultaba electo el radical Raúl Alfonsín. Tucumán también alcanzó su techo ese año, con el 85,61%. En los años siguientes la provincia del limón y la caña de azúcar mantuvo su piso del 80% hasta 1991 (presidencia Menem) cuando comenzó a bajar y se remontó recién en 2011 con Cristina Kirchner. En el otro extremo se ubica 2003, el año en que el 49% de los tucumanos decidió no ir a votar, y que coincidió con la peor elección del PJ tucumano.

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