Sigue latente el miedo a que el río Chico se desmadre

Quedan algunos autoevacuados en el sur.

ZONA CONTAMINADA. Los pozos ciegos se han desbordado en varios sectores de Río Chico, lo cual hace insalubre el área.  ZONA CONTAMINADA. Los pozos ciegos se han desbordado en varios sectores de Río Chico, lo cual hace insalubre el área. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

Los vecinos de Río Chico, Colonia Uno de Santa Ana y barrio Santa Rosa de Aguilares, damnificados por las inundaciones de este fin de semana, ayer regresaron a ocupar sus casas. Lo hicieron luego de la ardua y angustiosa tarea que les demandó, a lo largo de toda la jornada del domingo, la extracción del lodo y las basuras que dejaron en su interior las aguas que se desbordaron del río Chico. No todos habían concluido esa labor y ayer varios seguían en ese afán con la colaboración de patrullas de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

El desmadre los obligó a refugiarse en carpas improvisadas que levantaron sobre las rutas nacional 38 y provincial 332. Ahí en la noche del sábado soportaron horrores en medio de una torrencial lluvia.

Pozos desbordados

En el barrio Santa Rosa solo permanecían a orilla de la carretera algunos niños y ancianos de la familia Carrizo. Los más jóvenes de sus miembros seguían abocados a dejar en condiciones la vivienda en que viven. “No podemos volver a ocupar un ambiente en el que se respira malos olores por los pozos ciegos desbordados, la humedad y el barro que seguimos sacando”, comentó María Carrizo. La mayoría de los vecinos perdieron casi todas sus pertenencias. “Apenas pudimos salvar algo de ropa. No hubo tiempo para más. La creciente llegó urgente y había que salvar la vida de los chicos y de nosotros”, apuntó la mujer.

El miedo a que el río Chico vuelva a salir del cauce se mantiene latente a raíz de las lluvias que volvieron a arreciar durante la tarde. Así las cosas, la gente se mantiene alerta, presta a ganar la ruta. “Todo esto sucede por la falta de previsión de las autoridades comunales. En el río no hicieron ningún trabajo. Y los canales permanecen tapados por los matorrales y la basura. Nunca se vio tanta falta de preocupación por la comunidad”, se quejó Belén Toranzo, de Río Chico. La denuncia fue negada por Diego Delgado, a cargo del departamento de Obras Públicas de la comuna de Santa Ana. “Siempre se está trabajando por mejorar el pueblo. Hoy nuestros trabajadores estuvieron desplegados para acondicionar algunas casas, los canales y las calles que quedaron dañadas”, comentó. Doña Lidia Oliva y Pedro Orresta fueron otros de los pobladores de Río Chico que se despacharon contra el comisionado comunal, Diego Reales. “El estado de las acequias, de otros desagües y las calles es lamentable. No son mentiras porque la realidad está a la vista. Aquí vivimos casi totalmente abandonados. Después de las elecciones nunca se le vio la cara a Reales. En la pandemia las familias aisladas por la Covid, a pesar de que la mayoría no tiene trabajo seguro, nunca recibieron asistencia” plantearon.

Mario Roberto Mendoza acompañó a LA GACETA para mostrar un canal tapado por los matorrales que corre en el mismo sentido y a poca distancia del Chico. “Ayer recién anduvieron algunas excavadoras destrancando los desagües”, advirtió. “Las máquinas llegan al río cuando comienza la época de lluvia. Entonces poco o nada pueden hacer. En los tiempos de sequía no aparece nadie a trabajar en el cauce. Entonces, lo que se improvisa no sirve para nada. Es lo que sucedió ahora” expuso indignada Graciela Martinez. La escuela Luis Gianneo, de Río Chico ayer no dictó clases a causa del anegamiento. Obreros de la comuna estuvieron abocados en la tarea de limpieza y de desinfección. Las actividades se reanudarían mañana. En cambio en la Carlos Pellegrini las labores fueron normales luego de que los evacuados, alrededor de 60, retornaran a sus casas y las aulas fueran acondicionadas.

Aislados

Los pobladores de Alto El Puesto continúan aislados desde hace más de una semana a causa de los destrozos que sufrieron los caminos de acceso a ese lugar. El que nace en la ruta nacional 38, a la altura de La Invernada, y el otro por la provincial 308, en Graneros, tienen tramos con enormes socavones a los que no pueden acceder las maquinarias de Vialidad de la provincia para repararlos. “Es una situación muy crítica que se complicó con las últimas lluvias. La escuela 295 no comenzó el ciclo lectivo porque las maestras no pueden llegar hasta el establecimiento. Sólo algunos vecinos podemos salir por sendas de fincas privadas”, contó Celeste Vera, residente en el lugar. Según esta joven, el enorme socavón que se abrió en medio del pueblo, de unos 200 metros de extensión, 100 m de ancho y 15 m de profundidad, se sigue ensanchando y amenaza con tragarse algunas casas de vecinos y el nuevo edificio de la escuela

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