Finalmente, Elon Musk adquirió Twitter por un monto aproximado de 44.000 millones de dólares. Una enorme suma de dinero con la que el hombre más rico del planeta pudo saciar una sed que, al parecer, lo desvelaba. A principios de año, Musk se convirtió en el socio mayoritario de la empresa de microblogging y el 14 de abril declaró públicamente que quería comprarla. Todo o nada. La oferta por el total de la compañía era literal y fue lo primero que rechazó su junta directiva. Sin embargo, días después los socios aceptaron y luego de idas y vueltas, que casi llevan a Musk a la Justicia, el mes pasado el dueño de Tesla anunció finalmente que cumpliría con el acuerdo de adquisición.
Aún sin definiciones, y con las contradicciones que lo caracterizan, Musk ya comenzó a bocetar qué cambios quiere introducir en la plataforma. Cuenta con el dinero suficiente para hacer lo que quiera con ella, de limpiarla de funciones obsoletas hasta convertirla en una “súper aplicación” que lo haga todo, como ya adelantó a través de sus tuits. Pero existe un capital que Musk no puede manejar a discreción como sus finanzas y que es realmente el valor que tiene Twitter: sus usuarios. Según los datos del último reporte de Reuters, la red social cuenta con más 436 millones de usuarios activos en un mes y son ellos quienes al final de toda esta historia decidirán si la plataforma sigue siendo atractiva para continuar allí o no.
Es precoz saber qué va a pasar con el entorno que hoy conocemos como Twitter, pero las publicaciones del propio Musk, la experiencia de otras plataformas y algunos números de la compañía pueden sugerir algunas pistas sobre el futuro de la red social. En primer lugar, el nuevo dueño de la empresa siempre expuso sus quejas sobre la cantidad de “bots” -robots-, spam y cuentas falsas que existían en su entorno. Además en un tuit adelantó que se implementarían reglas para mitigar el contenido dañino y permitir que las personas elijan los tipos de publicaciones que les gustaría ver. Por lo tanto, uno de los primeros cambios que quizás veamos sea una limpieza general de cuentas no reales. De hecho, el volumen de usuarios activos fue una de las disputas que dilataron la adquisición, ya que Musk denunciaba que los datos que estaba aportando Twitter no eran del todo fiables. Por eso una de las acciones que podemos tomar es respaldar nuestros datos en la plataforma. Esto se puede hacer en solo pocos pasos en la configuración de tu cuenta y así obtendremos un archivo con todo el historial de nuestras publicaciones. También es recomendable no tener más de una cuenta personal, pues alguna de ellas podrían ser eliminadas.
Otra de las medidas más comentadas en los últimos días afectaría a quienes tengan cuentas verificadas. Musk planea cobrar por esta condición y a cambio les ofrecería a los usuarios una serie de beneficios que estarían incluidos en el servicio de Twitter Blue, una suscripción que costaría 8 dólares mensuales. Esto ha despertado críticas, ya que hasta ahora la verificación de cuentas era gratuita. Para calmar estos cuestionamientos Musk aclaró que dicho precio “se ajustará por país en relación con la paridad de poder adquisitivo”. Por lo tanto, quienes tengan cuentas con la tilde azul deben concientizarse de que en breve deberán abonar por ello.
La publicidad seguirá apareciendo en Twitter. Por ahora es uno de los modelos de negocio más sólidos para la compañía. Durante el primer trimestre de 2021, la empresa obtuvo 1.200 millones de dólares en ingresos durante el período y 1.000 millones los consiguió a través de anuncios. Otros 94 millones los obtuvo con “suscripciones y otros ingresos”, por lo tanto, este no será un cambio que veamos próximamente. Musk está además obsesionado con la rentabilidad de su nueva empresa, por lo que todo indicaría que consolidaría sus fuentes de ingresos y buscaría nuevas complementarias.
Por último, el video podría ser el formato que comience a crecer en Twitter y posiblemente nos tomemos más a menudo con este tipo de contenido. El multimillonario ya puso como ejemplo a TikTok y al crecimiento con videos cortos, estrategia que han adoptado todas las plataformas de la competencia. El empresario además sugirió que podría implementar un servicio para que sus usuarios puedan publicar videos y cobrar a otros por verlos. Es decir, una especie de OnlyFans, que The Washington Post confirmó en los últimos días a partir de un correo electrónico interno. El servicio se llamaría Paywalled Video. Los usuarios más fieles de Twitter, aquellos que ponderan el valor de las pocas palabras por sobre el video, quizás vean aquí un cambio radical y quizás sea uno de los riesgos más grandes que asuma la plataforma en el mediano plazo.
Más allá de cuán rotundo sea el cambio de Twitter, el impacto mediático que produjo la llegada de Musk da cuenta de la fortaleza que aún conserva esta red social que, a diferencia de otras, siempre se caracterizó por su minimalismo. Los cambios serán rápidos y como dijimos al principio, su audiencia oficiará de jurado de un desafío que parece ser imperdible para muchos.