La Salud merece mucho más que aplausos y palmadas

 la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ (archivo) la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ (archivo)

“Hubo héroes conocidos y héroes anónimos. Pero todos trabajaron a destajo poniendo su vida al servicio de los otros. Siento muchísimo orgullo. Siempre estuvieron al frente y por eso quiero resaltar su trabajo y agradecerles. Eso nos alienta y nos obliga a decir gracias al equipo de salud que estuvo controlando los pacientes, aislándolos, tratándolos, hisopando, en la internación y por supuesto, con la vacunación que es lo que permitió que estemos hoy incluso trabajando sin barbijo”.

9 de octubre de 2022

“No es momento de hacer medidas de fuerza. Hay aumentos concretos que fueron debidamente anunciados por el gobernador Osvaldo Jaldo, en un esfuerzo mayúsculo que ha hecho el Gobierno para recomponer el salario estatal frente a esta inflación. No es una medida de fuerza que esté declarada, como un abrazo simbólico. No nos parece que este sea el momento de hacer paros ante la situación social que atraviesa la sociedad y, fundamentalmente, porque el Gobierno siempre estuvo abierto al diálogo con la intención de que no se resienta la atención al paciente. No se puede comprometer al personal para que participe en una medida que no es validada ni por el Gobierno, ni por el Siprosa ni por el Ministerio”.

13 de noviembre de 2022

Fueron tres años durante los cuales, si no hubiera sido por ellos, la pesadilla podría haber alcanzado niveles dantescos. Fueron los únicos que en los peores momentos pusieron el cuerpo, la cabeza, su sapiencia, su paciencia y sobre todo, su compromiso. El personal de salud fue, sin ninguna duda, el héroe que todos necesitábamos. Durante meses los aplaudimos, siempre al mismo año. Su saber nos iluminó en noches oscuras. Pusimos en sus manos nuestra salud. Rezamos por ellos. Los admiramos. Y lloramos con ellos. Ese 2020, cuando la pandemia llegó a Tucumán, no hubo paritarias. La situación sanitaria estaba desbordada. Tuvieron entonces 0% de aumento. Y así llegó la avalancha. En 2021 obtuvieron un 30% de aumento. Y hasta aquí, en 2022, llegaron al 59%. Nunca pudieron ganarle a la inflación. Entonces, las palabras del ministro de Salud Pública Luis Medina Ruiz con las que se abre esta columna disparan una pregunta: ¿cuándo es el momento de pedir un aumento? ¿Hace falta llegar a un enfrentamiento con quienes tanto nos cuidaron, y lo siguen haciendo?

Adriana Bueno, una de las líderes del Sitas, el gremio que actualmente está en la calle pidiendo una recomposición salarial, asegura que comprende al ministro Medina Ruiz ya que, al final, no es el que decide sobre los salarios. “Aquí el que 100 veces destacó nuestro trabajo fue el gobernador Osvaldo Jaldo, y es él quien tiene que saber que los médicos no llegamos a fin de mes. Que hay gente que la está pasando mal. Muy mal”, se quejó. ¿Cuánto gana un médico en Tucumán? Un ingresante de terapia tiene un salario básico bruto de $147.000. Uno con 18 años de antigüedad llega a $170.000. La viuda de uno de los primeros médicos del Centro de Salud que falleció en la pandemia recibe $43.000 en mano. Una enfermera jubilada, $57.000. En Argentina una familia de cuatro miembros, dos adultos y dos chicos, necesita 128.214 pesos para no ser pobre, según la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Y todo con una inflación que se pasará el 100% en 2023, según los analistas. Ayer, Marlen Caruso, delegada de Sitas, aseguró que el bono de $ 60.000 que propone el Gobierno es totalmente insuficiente. “Esperamos el reconocimiento de él (por el ministro de Salud) y que si hay que hacer un esfuerzo lo hagan de verdad. Que se bajen el sueldo ellos y nos lo den a los que realmente estamos poniendo el cuerpo”, reclamó.

Falta de respuestas

Justo cuando la pandemia dejó de ser un asesino invisible, de la mano de las vacunas, la crisis del sistema de salud se hizo más latente. En varias provincias del país hay manifestaciones y paros por ejemplo de los residentes y personal de guardia. En Argentina un médico necesita de unos cinco años de residencia hospitalaria para obtener la especialización. En ese lapso trabaja unas ocho horas diarias con guardias semanales de 24 horas por un salario que ronda los $120.000 al mes. ¿Se olvidaron ya nuestros dirigentes de lo que hizo el personal sanitario durante los meses de pandemia? ¿Es necesario que tengan que salir a la calle a protestar cuando, como ya se dijo, pusieron el cuerpo en el peor momento y trabajaron sin descanso buscando salvar vidas? Las preguntas pueden repetirse, pero el problema es la falta de respuestas. Tal vez sería cuestión de priorizar. Personal sanitario, docentes, policías son imprescindibles en el Estado para tener una mejor sociedad.

La situación económica además modificó expectativas. Hasta no hace mucho tiempo, trabajar en el Estado era sinónimo de aprendizaje y de poder hacer una carrera en la profesión, con expectativas de cargos jerárquicos incluso. Hoy los profesionales prefieren desarrollarse en el ámbito privado, aunque deban tener dos o hasta tres trabajos para sobrevivir. Todo esto, además, redunda en la atención. Es habitual ya el pago de plus, aunque sea ilegal. Todo esto sin dejar de tener en cuenta que el personal de salud debe actualizarse constantemente. Nunca dejan de estudiar. Y mucho más después de lo que vivimos.

En una provincia que tiene la Legislatura más cara del país, con un plantel de personal que sólo ellos conocen, con comunas en las que hay miles de trabajadores, y con un año electoral por delante, en el que se gastarán montos que nunca conoceremos para mover las estructuras partidarias, la situación del personal de Salud no puede quedar en veremos. Se ganaron un reconocimiento, más allá de los aplausos y de las palmadas en la espalda. Nadie come con eso. En un país donde tenemos 15 tipos de dólar, ¿cuándo nacerá el dólar salud? Un meme que estuvo dando vueltas estos días resume la situación. “Si no cuidamos el salario de un médico, tal vez la próxima pandemia te hisope un camionero o un bancario”. No estamos tan lejos de que esto sea realidad.

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