Cambio de Gobierno: Bolsonaro salió del país y no hará el traspaso de la presidencia a Lula

El actual mandatario, que aún no reconoció la derrota, perderá inmunidad legal apenas asuma el nuevo mandatario. A Florida, con una comitiva.

LLOROSO. Entre lágrimas, Bolsonaro se despidió de sus seguidores con un discurso a través de sus redes sociales. LLOROSO. Entre lágrimas, Bolsonaro se despidió de sus seguidores con un discurso a través de sus redes sociales. REUTERS
01 Enero 2023

BRASILIA, Brasil - El presidente Jair Bolsonaro partió de Brasil rumbo a Estados Unidos, 48 horas antes de que su rival, el mandatario electo Luiz Inácio Lula da Silva, asuma el cargo. El vicepresidente Hamilton Mourao ahora es presidente interino, informó su responsable de prensa.

Desde que perdió en segunda vuelta las elecciones por la presidencia, Bolsonaro se ha llamado a silencio y ha limitado al máximo sus apariciones públicas y ha minimizado (como hizo con la pandemia de coronavirus) el triunfo de su rival.

“El mundo no se acabará el 1 de enero (...). Tenemos un gran futuro por delante. Se pierden batallas, pero no perderemos guerras”, afirmó el mandatario durante una transmisión en vivo por sus redes sociales, la primera que realiza desde que perdió, el 30 de octubre, por 50,9% a 49,1%, ante Lula da Silva.

El mandatario no confirmó a dónde se dirige, pero los datos del avión sugieren que viaja a Florida, donde ya se encuentra su personal de seguridad.

La secretaría general de la Presidencia autorizó el traslado al exterior de una comitiva de funcionarios para dar “seguridad y apoyo personal al futuro ex presidente de la República” en un viaje internacional en “Miami, Estados Unidos, a realizarse del 1º al 30 de enero de 2023, según consta en el diario oficial de ayer.

El mandatario de ultraderecha, cuyas posturas fueron haciéndose más violentas y reñidas con la democracia a medida que se acercaban las elecciones, dijo en reiteradas ocasiones dijo que no quiere entregar la banda presidencial a Lula.

Más allá del deseo de evitar encontrarse cara a cara con Lula, a quien Bolsonaro considera un enemigo personal, el actual presidente huye del país porque puede enfrentar problemas legales si se queda, ya que su inmunidad presidencial expirará cuando Lula asuma el cargo.

Está acusado por una comisión del Senado de su país por “crímenes contra la humanidad, epidemia con resultado de muerte, infracción de medidas sanitarias, charlatanería médica e incitación al delito”, además de otros cuatro cargos criminales.

Además, el Supremo Tribunal Electoral lo investigó por sus afirmaciones falsas de que hubo fraude. “Estoy en vuelo, regreso pronto”, dijo, según CNN Brasil.

Antes del despegue, el todavía presidente pronunció un último discurso en redes sociales. Con ojos llorosos, repasó los aspectos más destacados de su mandato, buscó defender su legado y trató de inspirar a sus seguidores a continuar oponiéndose a Lula.

Parte de sus seguidores se han negado a aceptar la victoria de Lula y han creído las afirmaciones infundadas de que las elecciones de octubre constituyeron un fraude. Esto creó un ambiente tenso en Brasilia, donde hubo disturbios, un grupo que acampa frente al cuartel central del Ejército para pedir un golpe de Estado y un atentado frustrado, por el cual hay cuatro detenidos.

Bolsonaro calificó el complot de explosivos como un “acto terrorista” para el que no había justificación. Buscó distanciarse de George Washington de Oliveira Sousa, el hombre que confesó haber fabricado la bomba.

La rápida salida del presidente es una decepción para muchos de sus seguidores en el arco de la ultraderecha, donde su reputación se ha visto afectada por su silencio tras los comicios.

Sus socios políticos quieren que lidere la oposición conservadora contra Lula, con miras a derrocarlo en las próximas elecciones de 2026.

“Jamás esperaba llegar hasta ahí”, decía mientras tanto Bolsonaro, entre lágrimas. “Como mínimo, atrasamos cuatro años el hundimiento de Brasil en esta ideología nefasta que es la izquierda (...). Di lo mejor de mí”, añadió. Fuera de la residencia oficial de Alvorada, dos manifestantes que acompañaban la transmisión en vivo por su celular lo insultaron con gritos de “cobarde” y “sin vergüenza”.

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