Atlético Tucumán perdonó y por eso perdió dos puntos en casa ante Barracas Central

Parecía que el gol de Estigarribia era suficiente para asegurar la victoria, pero apareció Mater y la visita se llevó más de lo merecido. Goles.

PRESIÓN. Maestro Puch intenta controlar la pelota, asediado por Francisco Álvarez. Al delantero lo pedían los hinchas. LA GACETA / FOTO DE dIEGO ARÁOZ PRESIÓN. Maestro Puch intenta controlar la pelota, asediado por Francisco Álvarez. Al delantero lo pedían los hinchas. LA GACETA / FOTO DE dIEGO ARÁOZ

Como hace tres fechas, ante Defensa y Justicia, Lucas Pusineri decidió patear el tablero y sorprender a todos con la formación inicial. Cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros bien definidos puso en cancha el DT para enfrentar a Barracas Central.

Era un duelo directo por la tabla de la permanencia y por eso desde el vestuario el local ya mostraba las ganas de que los tres puntos se quedaran en Tucumán. Las dudas sobre cómo se acomodaría la mitad de cancha fueron rápidamente evacuadas. Bautista Kociubinski se ubicó como volante central, por la derecha estuvo Guillermo Acosta y por la izquierda Joaquín Pereyra. En los últimos metros, Mateo Coronel, Ignacio Maestro Puch y Marcelo Estigarribia fueron una pesadilla para una defensa visitante que había llegado a Tucumán con dos bajas y con intenciones de armar una linea de cinco.

Los hinchas que pedían a los gritos la inclusión de “Pucho” en el equipo titular ovacionaron al juvenil cuando la voz del estadio lo nombró.

Se suele decir que en el fútbol está todo inventado, quizás los Messi, “CR7” o Ronaldinho en otro tiempos son los que tienen o tuvieron la capacidad de sorprender con su inventiva, pero aquí en este plano terrenal, Atlético sigue sacándole provecho a una de las jugadas más viejas que tiene el fútbol.

Esta vez la fórmula para irse al descanso ganando fue sencilla: iban 26 minutos, cuando partió el pelotazo (pase de casi 50 metros, en realidad) de Bruno Bianchi a Coronel, que dominó muy bien y amagó tantas veces como fueron necesarias hasta que encontró a Estigarribia liberado y de frebte al arco. El delantero definió con jerarquía al palo izquierdo de Andrés Desabato, que voló pero no pudo evitar el 1-0.

Un corte de luz en la zona del estadio regaló un entretiempo diferente. Los suplentes de ambos equipos realizaron trabajos precompetitivos en el campo de juego, mientras que los integrantes de la dupla técnica compuesta por Rodolfo De Paoli y Alejandro Milano optaban por mantener a los titulares también en el terreno. El aire acondicionado no funcionaba y los casi 27 grados en esos momentos invitaban a quedarse al aire libre. Los jugadores de Atlético por su parte, luz de emergencia mediante, fueron a los vestuarios. Hay cábalas y costumbres que deben respetarse.

Luego de una especie de arenga generalizada, de la que formó parte toda la delegación visitante, los equipos “volvieron” al campo de juego.

El ingreso de Alan Cantero (habitual titular) por Mauro Peinipil adelantó al “guapo” en el campo de juego y Atlético apostó los tres puntos al contragolpe. Tuvo posibilidades: dos corridas de Renzo Tesuri por derecha que finalmente se desvanecieron en los últimos metros y una jugada personal de Coronel, que cuando enfrentó a Desábato intento picarla y la pelota quedo en el pecho del arquero. Fue la más clara del segundo tiempo para Atlético. Iban 25 minutos y el partido podría haberse resuelto, pero el “decano” lo perdonó y Barracas Central lo aprovechó.

“En la fecha pasada hubo siete partidos que terminaron 1-1”, había comentado Pusineri en la previa casi como si se tratara de una premonición. Cuando ya las cosas eran “a la carga Barracas” y el reloj marcaba 35 minutos, Facundo Mater (uno de los más bajitos de estatura) saltó más alto que todos y cabeceó pelota y cabeza rival (la de Romero). El balón se estrelló en el travesaño y picó, claramente, adentro del arco.

Ese gol de la visita sepultó todas las ilusiones de Atlético de conseguir la segunda victoria consecutiva jugando de local y las esperanzas de continuar escalando en la tabla de los promedios.

El “decano” mereció e hizo todo lo que estuvo a su alcance para ganar el partido, pero no lo definió y en el fútbol está todo inventado: gana el que hace los goles.

Comentarios