Abel Posse, notable escritor de estirpe tucumana

El novelista y diplomático obtuvo prestigiosos galardones, como el premio Rómulo Gallegos. “Buenos Aires es muy ingrata con los creadores del interior del país”, afirmaba

UNA GRAN PRODUCCIÓN. “Solo una fuerte política de unidad y de cohesión podrá salvarnos”, afirmaba Abel Posse un uno de sus últimos escritos. Rionegro.com.ar UNA GRAN PRODUCCIÓN. “Solo una fuerte política de unidad y de cohesión podrá salvarnos”, afirmaba Abel Posse un uno de sus últimos escritos. Rionegro.com.ar

Sangre tucumana fluía en su sentimiento. Un abrazo maternal lo anudaba a esta tierra, que fue escenario de El inquietante día de la vida (2001), novela protagonizada por un pariente que había sido un animador cultural del Tucumán de los años ‘30. Elba Alicia Posse, su madre, pertenecía a una de las poderosas familias azucareras, estaba emparentada desde el siglo XIX con la de Julio A. Roca. El presidente Domingo Sarmiento tuvo como uno de sus mejores amigos al periodista y gobernador José Posse. “Un escritor nace cuando ubica su propia voz para narrar un tema. La poesía es el campo para crear en tiempos de la asombrosa y estupidizada crisis del capitalismo occidental, con una cultura en manos de mercaderes y con aquel premio anual Coca-Cola”, afirmaba Abel Ernesto Parentini Posse, que se fue ayer al silencio a los 89 años.

Nacido en Córdoba el 7 de enero de 1934, su padre porteño, Ernesto Parentini, fue uno de los fundadores de Artistas Argentinos Asociados. Novelista, ensayista, diplomático, académico de número de la Academia Argentina de Letras y miembro correspondiente de la Real Academia Española, Abel Posse fue uno de los activos hombres de la cultura del país, a menudo polémico por sus opiniones políticas. En diciembre de 2009, apenas 12 días permaneció al frente del Ministerio de Educación porteño, cuestionado por sus explosivas declaraciones por los gremios docentes, el gobierno nacional y la totalidad de los dirigentes de la oposición. Un comunicado emitido por el radicalismo dijo en referencia al escritor: “A 26 años del inicio de la democracia, echar mano a un apologista de la última dictadura militar para administrar la educación porteña es un insulto a la democracia y a la memoria de Raúl Alfonsín”.

Su camino literario tuvo galardones y reconocimientos internacionales. Escribió catorce novelas, cinco ensayos, una extensa obra periodística y algunos cuentos y poemas. Los Bogavantes (1970) recibió la Faja de Honor de la SADE y La boca del tigre (1971), el tercer Premio Nacional de Literatura Argentina en 1971. Alcanzó con su Trilogía del Descubrimiento prestigio internacional y fue consagrado como uno de los maestros de la llamada “nueva novela histórica de América Latina”: Daimón (1978) fue finalista del Premio Rómulo Gallegos en 1982, galardón que luego obtuvo por Los Perros del Paraíso en 1987. El largo atardecer del caminante” (1992), ganó el Premio Internacional Extremadura-América 92 de la Comisión Española del V Centenario. El viajero de Agartha (1989) fue distinguida con el Premio Diana-Novedades y en 2002, El inquietante día de la vida recibió el Premio Literario Academia Argentina de Letras. Su obra fue traducida a 16 idiomas. Obtuvo el Premio Konex -Diploma al Mérito en 1994.

LA GACETA Literaria lo contó entre sus más destacados colaboradores, a través de textos literarios y artículos de actualidad; participó de los ciclos de charlas organizados por nuestro diario. “La novela histórica que narra un episodio que la gente no conoce o una curiosidad, es una forma muy elemental. Yo escribí sobre un choque de culturas, una cosa más profunda que la mera historia. Y además, para mí, la principal tarea de un escritor es el ejercicio de la creación de un propio lenguaje, de un lenguaje distinto. Y ese fue mi esfuerzo. Yo nunca escribí en el sentido de alimentar de forma primaria un interés sobre la historia: mi reflexión es irónica, con vetas filosóficas, con una interpretación profunda de las culturas”, sostenía.

Entre 1966 a 2004, Posse se desempeñó como diplomático. Se recibió de abogado en Buenos Aires y luego en ciencias políticas en La Sorbona, de París. Ingresó por concurso en el servicio diplomático exterior en 1965. En 1990, el presidente Carlos Menem lo designó embajador, función que desempeñó en la República Checa, Perú, Dinamarca, la Unesco y España. “La Argentina es un país de poetas muertos. Buenos Aires es muy ingrata con los creadores del interior del país. Centraliza la cultura y ha creado figuras con vidas trágicas: desde Alfonsina Storni hasta Héctor Murena. Buenos Aires se ha transformado en una sociedad tremendamente materialista y la literatura está muy desplazada. Los escritores son como entes marginales”, sostenía Posse, cuya obra prestigió la literatura argentina.

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