Inflación y dólar: ¿cuáles son las similitudes y diferencias entre esta crisis y las de 1989 y 2001?

La divisa estadounidense no encuentra techo, mientras que el índice de precios al consumidor se mantiene cerca del 6,5% mensual. El panorama actual no encuentra semejanzas con lo que sucedió en 2001, pero sí tiene rasgos de lo que pasó en 1989 y en 2015.

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Inflación y dólar elevado suelen ser los patrones de conductas de las últimas crisis económicas de la Argentina. Las proyecciones de ayer terminan siendo las pautas incumplidas de mañana. El Gobierno había previsto que este año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) terminaría en un 60%; las consultoras privadas consideran que ese indicador se duplicará. Las estadísticas oficiales muestran la aceleración y el dato del 7,7% de marzo ha marcado la tendencia para lo que se viene. Así persistirá la inercia inflacionaria. El dólar no tiene techo. El que se negocia en el mercado informal, y en el que el ahorrista se ampara para conservar el poder adquisitivo de sus ingresos bajo el colchón, sigue su rally y alcanzó otro récord nominal, al cotizar a $ 423. Los dólares financieros no le pierden pisada y también se subieron a la ola, con el Contado con Liquidación a $ 429 por unidad.

Todo esto repercute más contra la credibilidad y le impone más presión sobre la tasa y el crawling peg (devaluación controlada). La velocidad que adquirió la inflación volverá a ejercer presión sobre el directorio del Banco Central (BCRA) en la reunión de hoy para volver a elevar la tasa de política monetaria (TPM), advierte Ecolatina. “Al rendir 6,5% de Tasa Efectiva Mensual, ha perdido 1,1% frente a la inflación de marzo. Asimismo, sin margen para atrasar aún más el tipo de cambio, la autoridad monetaria se verá forzada a imprimirle una mayor velocidad al ritmo devaluatorio”, señala la consultora.

La transición electoral le añade más incertidumbre al contexto económico del país, con potenciales tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación que ejercerían presión adicional, agudizadas por el pronunciado impacto de la sequía sobre la disponibilidad de divisas por parte del sector agroexportador y frente a un programa “Precios Justos” que poco podrá influir sobre esta dinámica, expresa Ecolatina.

¿Por qué la Argentina se aferra a esos dos estigmas económicos que derivan en crisis? Adrián Ravier, doctor en Economía Aplicada, señala a LA GACETA que todo responde al enorme desequilibrio monetario, alimentado por la pandemia de la Covid-19 y por los errores de la gestión del presidente Alberto Fernández. “Los agregados monetarios crecen por encima de la demanda de dinero y esto genera más inflación, porque la sociedad siente que el peso se le derrite en las manos”, explica. Esa conducta se observa cuando la sociedad huye del peso y compra activos reales como autos usados, terrenos o viviendas; el comerciante aumenta el stock y, a la vez, el tamaño del inventario. Y el pequeño ahorrista se refugia en el dólar para escaparle a la inflación. Ravier advierte que la tasa de retorno del plazo fijo está quedando rezagada frente a la evolución mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC). “Si se registrara un retiro masivo de esos pesos, que hoy triplican la cantidad de dinero que circula, estaríamos frente a un shock inflacionario, aumentando la demanda de dólares, con un salto mayor en la cotización que también sería inflacionario”, acota.

El docente y economista apunta que esto se ahondó cuando el actual Gobierno ha decidido no atender la inflación reprimida, pero sí sostener el esquema de cepos cambiarios, controles de precios y congelamiento de tarifas. “Se necesita un programa integral que comience con el equilibrio fiscal, monetario y cambiario, pero para alcanzar esas metas es necesario sincerar la situación que realmente es grave”, puntualiza. Según su entender, el paquete de medidas tendrá costos económicos y sociales, que hoy se están pagando con más pobreza y más indigencia, debido a una elevada inflación y a un dólar sin techo”.

Comparaciones

“Hoy en día parece que Argentina se acerca a gran velocidad hacia un abismo”, indica por su parte, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso. Esto nos lleva a recordar la gran última crisis social y económica que se vivió a fines de 2001 y 2002, cuando la Argentina era presidida por el radical Fernando de la Rúa y cuyo ministro de Economía era Domingo Cavallo. “Sin embargo, la naturaleza de aquel suceso no es compartida con la situación actual. En todo caso, deberíamos revisar un poco más en el tiempo y llegar hasta 1989 (en tiempos de Raúl Alfonsín presidente y Juan Carlos Pugliese como conductor de la Economía) para encontrar una crisis cuyas características son compatibles con las actuales”, observa el experto.

Juan Carlos Pugliese acompañó como ministro al presidente Raúl Alfonsín a fines de la década de 1980, cuando la Argentina cayó en hiperinflación, que llevó a la pobreza al 47,3% de la población. Juan Carlos Pugliese acompañó como ministro al presidente Raúl Alfonsín a fines de la década de 1980, cuando la Argentina cayó en hiperinflación, que llevó a la pobreza al 47,3% de la población.

¿Cuáles son las diferencias respecto de la crisis de fines de 2001? Moschet explica a LA GACETA que, en ese entonces, “veníamos de una década bajo la convertibilidad de un peso por dólar y con una inflación perfectamente controlada”. La base monetaria mostraba una dinámica estable y el Banco Central se mantenía sólido, con reservas suficientes para respaldar al circulante. Bajo este esquema, el estallido se trasladó desde la crisis política hacia la economía, lo cual derivó en la salida de la convertibilidad, provocando una abrupta devaluación, la cual llevó a la inflación anual al 41% en el 2002, desde el -1,5% registrado en 2001, apunta.

En cambio, continúa, “cuando vemos el panorama actual, nos encontramos con una emisión monetaria extraordinaria, haciendo crecer la base monetaria a un ritmo del 42% interanual, un Banco Central completamente quebrado, cuya deuda remunerada crece día a día y representa 2,3 bases monetarias- lo cual a su vez puede interpretarse como emisión futura-”. A su criterio, la inflación viene en un marcado ascenso en los últimos años y ya quebró la barrera del 100% interanual. Además, el peso en relación al dólar se hunde cada vez más y en el último año el tipo de cambio financiero se duplicó. Un comportamiento similar, podemos encontrar en 1989. “Es cierto que la inflación venía con un ritmo muy superior y en 1988 fue de 387%. No obstante, la tendencia creciente también estaba presente, la base monetaria se expandía ferozmente y el stock de pasivos remunerados más que duplicaba a la base monetaria”, detalla. En este aspecto, Ravier agrega otras cuestiones, como la crisis de 2015, cuando se observó una enorme inflación reprimida en la que Cristina Fernández de Kirchner aplicó las mismas recetas que el Presidente actual (cepo, congelamiento de tarifas y de otros precios). “Así, llegó Mauricio Macri y se encontró con ese escenario y la inflación pasó del 25% al 41%. Si hoy se levantara el cepo cambiario y se sinceraran tarifas tendríamos un salto inflacionario”, acota.

Domingo Cavallo condujo el área económica durante la gestión de Fernando de la Rúa, que tuvo que renunciar el 20 de diciembre de 2001, con un país convulsionado por una profunda crisis socioeconómica. Domingo Cavallo condujo el área económica durante la gestión de Fernando de la Rúa, que tuvo que renunciar el 20 de diciembre de 2001, con un país convulsionado por una profunda crisis socioeconómica.

¿Qué nos puede deparar el futuro con este escenario actual? Moschet señala que, de cara a los próximos meses, si no se corrige la dinámica actual, “hay serias chances de terminar con un estallido hiperinflacionario como a fines de la década de 1980”. “Para que eso ocurra, debería haber una caída abrupta de la demanda de pesos, que nos lleve a los argentinos a dejar de querer nuestra moneda por completo”, finaliza.

Récord del blue: menos reservas y sin dólar agro

El dólar “blue” continuó ayer con su tendencia alcista y cerró la jornada con un nuevo récord de $ 423 por unidad para la venta, mientras el Banco Central debió vender U$S 197 millones al intervenir en el mercado cambiario, cortando una racha de seis jornadas consecutivas de saldo positivo. Así, las reservas brutas internacionales terminaron a la baja, en U$S 36.365 millones. Por su parte, la agroindustria no registró liquidación de divisas en el marco del Programa Exportador que ofrece un dólar a $ 300, en medio de las crecientes expectativas de devaluación por parte del mercado.

Suba de tasas: con los ojos en el Banco Central

El Tesoro tuvo ayer que subir la tasa y ofreció un 132,5%. Así se enfrentó a un mercado financiero convulsionado en la primera licitación de abril, y por eso convalidó un nuevo salto en el tipo de interés de sus Ledes: así consiguió un “rollover” de 120,1% para lograr más pesos que los necesarios con el fin de cubrir los vencimientos de la semana y los que quedan hasta fin de mes. Para esta tarde se espera que el directorio del Banco Central una nueva decisión para la tasa de política monetaria y el mercado descuenta que, dado el pico inflacionario, tendrá que apelar a otra suba.

Fuerte presión: comportamiento del mercado

En línea con lo que sucedió el lunes y los rumores que corrieron en el mercado, el dólar Contado con Liqui llegó a cotizar ayer a $ 433. “Con los ruidos electorales, es lógico que la brecha cambiaria se sitúe en  el 95%”, afirma Nicolás Calabria, portfolio manager de Adcap Asset Management. Sin embargo, en los últimos 15 minutos de la rueda de ayer hubo una fuerte presión vendedora de bonos en pesos, que paralizó la plaza en dólares y arrastró el precio de esos títulos. Esto terminó generando bajas pronunciadas en el MEP y en el CCL, que terminaron cerrando en $ 405.

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