Debate de candidatos a intendente: la unidad de Juntos versus la lealtad del PJ

Pasó la segunda edición de #TucumánDebate, el ciclo de LA GACETA.

LA GACETA/FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI LA GACETA/FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

La tendencia electoral en San Miguel de Tucumán, desde 2015 a 2019, muestra que la oposición provincial -en las tres ocasiones en las que los capitalinos fueron a las urnas-, se impuso sucesivamente por una menor diferencia de votos respecto de la coalición gobernante en Tucumán. Esa situación se revirtió bruscamente en los comicios intermedios de 2021, como ya veremos.

En ese marco, las estadísticas revelan que el desafío para el Frente de Todos  por Tucumán será por partida doble: primero reducir esa diferencia -pensando en la sumatoria de sufragios en las tres secciones electorales en favor de la fórmula Jaldo-Manzur- y, segundo, tratar de imponerse al alfarismo en la ciudad para dejar a la oposición sin su principal bastión político-territorial.

Veamos qué dicen los números para analizar cómo vino manifestándose el votante de la Capital desde hace ocho años. Y qué podría ocurrir. En 2015 el Acuerdo por el Bicentenario sacó 163.220 sufragios contra las 130.898 adhesiones del Frente para la Victoria. Diferencia: 32.322 votos. Alfaro intendente.

En las intermedias de 2017 (elección diputados nacionales), Cambio por el Bicentenario logró 144.904 votos y el Frente Justicialista por Tucumán, 113.838. Diferencia: 31.066. Dos años después, en la elección municipal, Vamos Tucumán consiguió 145.779 sufragios y el Frente Justicialista por Tucumán, 117.370. Diferencia: 28.409. Alfaro intendente, segundo mandato. ¿Desgaste?

En 2021, en la votación nacional para elegir senadores y diputados, Juntos por el Cambio -con Alfaro en la boleta como candidato a senador- obtuvo 155.555 adhesiones y el Frente de Todos, 97.033 sufragios. Diferencia: 58.552. Alfaro renunció y Beatriz Ávila asumió la banca en la Cámara Alta.

Vaya como dato de color, en la votación para diputado nacional en la Capital -con Roberto Sánchez en la boleta opositora-, Juntos por el Cambio fue acompañado 153.395 voluntades, mientras que el justicialismo consiguió 102.292 votos. Diferencia: 51.103. Menos sufragios que el jefe municipal, pero más de 50.000 votos entre una fuerza política y la otra.

Esa cifra es, en teoría, la que tiene que contrarrestar el Frente de Todos por Tucumán en 18 días para imponerse en una sección electoral que le viene dando la espalda desde hace ocho años. Aunque también es el reto que tiene la gestión municipal capitalina: repetir esa performance electoral, para lo cual necesita que las listas colectoras jueguen en unidad, tanto para el radical Sánchez como para la esposa del peronista Alfaro.

En esta tercera oportunidad municipal consecutiva, el PJ intentará torcer el rumbo de la historia con la diputada nacional Rossana Chahla, después de haber fracasado con el senador Pablo Yedlin (2015) y con el diputado nacional Mario Leito (2019).

En ese marco, ¿le sirvió el debate de anoche a la ex ministra de Salud a tal propósito? La parlamentaria basó su mensaje político en proponer propuestas de gestión para captar la atención, pero debió soportar los ataques sorpresivos de sus adversarios, especialmente de la senadora Ávila que, con soltura y cintura política, trató de desdibujarla y debilitarla como candidata a partir de cuestionar a sus socios políticos.

Si la campaña se redujera a la imagen que dejó anoche, mucho tendrá que hacer la ex funcionaria provincial para tratar de doblegar a su contrincante en las urnas. Cincuenta mil votos de diferencia parecen más que muchos; pero por suerte para Chahla la estrategia del peronismo se basa en el sistema de acoples; ahí, en la lealtad, debe afincar sus esperanzas. Lo que sí, ambas candidatas están frente a un hecho histórico en este año, el de los 40 de la democracia: ser la primera mujer en convertirse en intendenta de la Capital por el voto popular.

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