¿A qué edad conviene que los chicos comiencen a viajar solos?

Los primeros pasos de la autonomía se dan cada vez más tardíamente por el miedo de los padres ante la inseguridad. Dos psicólogas dan consejos para ayudar a que los hijos vayan cobrando independencia.

Juan Pablo Yance empezó a viajar solo en colectivo a los 12 años. Después de mucho meditarlo, su mamá, Josefina González Ruiz, se lo propuso. “El se entrenaba tres veces a la semana en el CEF 18 y yo tenía que salir con mi hija chica y esperarlo dos horas. Entonces, le pregunté si él se sentía seguro de ir solo. Su respuesta fue un sí rotundo. Lo acompañé unos días, en los que dejé que me avise adónde se debía bajar y dónde debía tomar el ómnibus”, cuenta.

La decisión no fue fácil. Y hasta el día de hoy, que Juampi tiene 14 años, Josefina tiene miedos. “Más que nada temor a la inseguridad. Nunca pensé que se podía perder. Este año, mientras esperaba el ómnibus sufrió un robo. Le sacaron la mochila con los botines, el celular y ropa. Por suerte no le pasó nada y ese hecho no lo frenó en su disciplina con el deporte. Le damos muchos consejos; por ejemplo, que tome el colectivo en distintas paradas, no siempre en el mismo horario”, detalló.

La familia no es la única que enfrenta esta situación. Precisamente, el miedo a la inseguridad hizo que la generación actual demorara más que las anteriores ese paso de autonomía, que es el de ir en colectivo o caminando solos a la escuela, al club o a realizar cualquier actividad extracurricular.

“Empecé a viajar sola a los seis años; iba a 1° grado. Eso fue hace 40 años. No había el peligro que hay ahora”, cuenta María Inés Agüero. Sus hijos dos hijos, ahora adolescentes, empezaron a los 11 a moverse solos. “Constantemente tengo miedo de que les pase algo, pero tienen que desenvolverse solos pues no viviremos para siempre con ellos”.

El momento ideal

¿Cuál es el momento ideal para que empiecen a viajar solos en transporte público? ¿Qué cosas hay que enseñarles previamente? ¿Cuáles son los mejores consejos para darles? Estas son dudas frecuentes que se plantean los padres a la hora de soltar a sus hijos en la vía pública.

Algunos papás y mamás consultados coinciden en que entre los 11 y los 13 años la mayoría comienza a moverse por su cuenta. Para los especialistas en niñez y adolescencia, es un paso clave para el desarrollo y autonomía de los chicos. No obstante, remarcan que no existe una edad específica, ya que cada familia y cada chico estarán listos en un momento distinto.

Natalia Gronda, psicóloga especialista en infancias, sostiene que principalmente la familia debe considerar el proceso de maduración de su niño, niña o adolescente. “Debemos tener en cuenta el desarrollo de diferentes habilidades y comportamientos que han ido adquiriendo nuestros hijos, que nos darán la pauta de que está en condiciones de afrontar este nuevo desafío. Seguramente no promoveremos que se traslade solo en un transporte público si nunca los hemos preparado para, por ejemplo, hacer mandados cerca de casa”, explica.

“El momento ideal es cuando el niño o adolescente ha transitado sanamente su desapego. No hay una edad cronológica en el desarrollo emocional, depende de cada niño. Pero lo esperable es que ese desapego permita que alrededor de los 11 o 12 años pueda estar preparado para realizar este proceso solo y paulatinamente”, agrega Cecilia López, psicóloga infantojuvenil.

Según explica, es un proceso con un profundo significado porque el niño o adolescente comienza a trabajar su autonomía personal.

“Es un hecho que permite desarrollar un sentido de independencia temprano y fortalecer la autonomía. Para nuestra generación, tomar el colectivo y tener las llaves de la casa se daban, como mucho, al ingresar al nivel secundario, y eso implicaba mayores responsabilidades y permitía vislumbrar la tan ansiada transición hacia la vida adulta”, añade Gronda.

Pasos previos

Sandra Maldonado es mamá de dos jóvenes y una niña. Recuerda que las más grandes empezaron a manejarse solas en colectivo a los 13 años. Iban todos los días desde Villa Carmela hasta Alberdi y General Paz. “No fue de golpe; las llevábamos hasta la parada y luego, al regreso, también las buscábamos ahí. Así empezaron, hasta que se hicieron más grandes”, cuenta.

Además de acompañarlos, ¿existen pasos previos que faciliten el proceso de soltarlos en la vía pública? Gronda propone promover desde la infancia la capacidad de los chicos de ser responsables a nivel personal y social; por ejemplo, asignándoles desde pequeños tareas a su medida y fomentando la autonomía en su realización, como en el caso de los mandados.

Como toda nueva actividad, explica la psicóloga, requiere del aprendizaje mediado por un adulto: en primer lugar, dialogando sobre esta posibilidad y relatándoles de manera detallada en qué consiste. Luego, si es posible, acompañándolo en sus primeros recorridos, para que se vayan familiarizando con el camino y así poder transmitirles las pautas de cuidado (cómo subir o bajar del ómnibus, cruzar la calle, etcétera) y posibles soluciones a las dificultades que puedan surgir (desvíos del colectivo, pérdida de la tarjeta o bajarse en la parada equivocada, por ejemplo).

“Es necesario mostrar calma y seguridad, transmitirles confianza y dialogar con naturalidad sobre los inconvenientes a los que puede enfrentarse y las posibles soluciones”, resalta.

Cinco puntos importantes

Hay cinco pasos previos que facilitan el proceso de autonomía de un hijo. Según López estos son:

1- Alentarlo y darle confianza, “Primero hay que explicarle lo que para el adulto significa sensiblemente haberlo visto crecer a su hijo y darse cuenta de lo preparado que está para esta nueva experiencia”.

2- Seguridad. “Luego, hay que asegurarle que como padres lo acompañarán durante un tiempo, el que el niño necesite y esté preparado para viajar solo, o sea viajar con ellos explicándoles el recorrido, las calles, las numeraciones, etcétera”.

3- Desapego asistido y presente. “Con el tiempo es bueno poder sentarnos un poco más atrás y mirarlo para que el lo haga solo”.

4- Autonomía.. “Finalmente, cuando ya se siente seguro, hay que preguntarle si desea hacerlo solo”.

5- Autoestima y confianza. “Cuando lo logre, festejarlo, felicitarlo, y hacerle sentir el afecto que necesita para que valore su progreso”.

La inseguridad

“Hay que hablar con ellos de su seguridad, no de la inseguridad que hay porque genera temor. Lo mejor es aconsejarlos sobre los cuidados. Por ejemplo, decirles que no hablen con cualquier extraño a menos que sea necesario (preguntar una dirección) y que no respondan preguntas personales a nadie. Enseñarles que puede pasar que se pierdan y en ese caso pedirles que se tranquilicen porque es algo común, que se acerquen al chofer para pedir referencia de dónde están y cómo llegar al destino, o decirle a un adulto que los busque. Enseñarles las calles (sobre todo las de las cuatro avenidas o las cercanas a su casa), avenidas principales y hacerlo por numeración no por negocios (ya que ese referente algún día puede no estar y se pueden desorientar)”, recomienda.

Para López, es real que hoy nos cuesta más a los padres lograr la autonomía de los hijos. “Pasan muchas cosas en la calle y el mundo. Por eso, hay que hablar con ellos sin generar miedos excesivos porque da mucha inseguridad y baja autoestima”, opina.

Promover su autonomía

La profesional aclara que es totalmente normal que los papás tengan miedos y sostiene que es bueno demostrarles este temor. “Amamos a nuestros hijos y nadie desea que atraviesen por situaciones angustiantes. El miedo es inherente a nosotros. Es bueno demostrarles ese sentimiento, pero aclararles que es por el amor que sentimos por ellos y no de ‘metidos o invasivos’”, sugirió la psicóloga.

Gronda también considera que hoy en día los niños y adolescentes -especialmente de familias con mayores recursos- han perdido mucha autonomía con respecto a generaciones anteriores.

“Llevamos y traemos a nuestros hijos a todas partes, y muchas veces tienen su carnet de manejo antes que la tarjeta Ciudadana. Sin embargo, se entiende que las familias perciben los riesgos actuales, la inseguridad, como un impedimento para estas actividades independientes”, apunta.

En caso de que los padres no consideren factible que los hijos se trasladen solos, la profesional señala que es fundamental promover su autonomía en otras áreas de su vida diaria.

Recomendaciones: cómo afrontar la situación

1- Fomentar el diálogo con nuestros hijos, ya que esto refuerza su autoestima, confianza, seguridad y permite un desapego sano.

2- Naturalizar nuestras emociones y sentimientos con ellos (miedos, preocupaciones, alegrías, etcétera)

3- Registrar las necesidades de ellos y no la nuestra si es que de verdad están preparados para el proceso de realizar acciones tales como “tomarse el colectivo solo” y asumir responsabilidades que no lo angustien.

4- Felicitarlos por sus progresos, reforzando lo bueno que hacen, no lo que esperamos.

5- Hablar con ellos sobre lo hermoso que es verlos crecer en sus progresos y reforzar que, como padres, siempre estaremos presentes en lo que necesiten.

A tener en cuenta: ¿son buenas las apps que ayudan a saber dónde están los hijos?

Actualmente hay mucha variedad de aplicaciones o localizadores en los teléfonos celulares que nos permiten saber en tiempo real por dónde van los chicos. ¿Es bueno recurrir a esta tecnología?

“Se trata de una decisión familiar que debe ser dialogada y consensuada, que cada uno pueda contar qué piensa al respecto, y que ellos siempre deben saber previamente, que no sea algo que hacemos a escondidas. Lo importante es acordar pautas de seguridad, y no de control”, aconseja la psicóloga Natalia Gronda.

“Las aplicaciones de ubicación son muy útiles para los padres por seguridad de sus hijos, pero no hay que abusar de estar encima como “padres helicóptero”. Respetar algunas individualidades y autonomía, trabajar la confianza con ellos y los chicos no tendrán necesidades de mentirles a sus padres dónde están o donde van”, aporta la psicóloga Cecilia López.

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