Como ocurrió con Al Capone, la Justicia Federal frenó el poder de "La Chancha" Ale

En la justicia ordinaria terminaba absuelto o con penas menores.

Como ocurrió con Al Capone, la Justicia Federal frenó el poder de La Chancha Ale FOTO LA GACETA/JORGE OLMOS SGROSSO

Alphonse Gabriel Capone, conocido mundialmente como Al Capone, fue uno de los mafioso más renombrados de los Estados Unidos. Durante años dominó diferentes actividades ilícitas en Chicago como la fabricación y venta de alcohol en plena ley seca, el juego clandestino y la prostitución. Siempre fue acusado, pero nunca condenado. Pero su impunidad llegó al fin cuando fue condenado a 11 años por un tribunal federal norteamericano por evasión impositiva, es decir, un delito económico, no por los que siempre fue acusado de cometer. Por problemas de salud, el hijo de inmigrantes italianos abandonó la cárcel de Alcatraz. Tiempo después, moriría en Miami, tierra donde eligió vivir sus últimos años.

Es imposible no hacer un paralelismo con el final de Rubén “La Chancha” Ale, un hombre que fue acusado y sospechado de haber estado al frente de diferentes actividades ilícitas. En la justicia ordinaria terminaba absuelto o con penas menores. Pero llegó la Justicia Federal que terminó condenándolo por integrar una asociación ilícita que se dedicaba al lavado de activos que provenían de actividades ilícitas como la usura, extorsión, explotación económica del ejercicio de la prostitución y el comercio de estupefacientes. Fue condenado por un delito económico, se le otorgó el arresto domiciliario y murió después de haber cumplido con la condena en un hospital público.

Por una denuncia realizada por Susana Trimarco, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos inició una pesquisa. Al sumar indicios suficientes, trasladó el caso al fiscal federal Carlos Brito. Este terminó de cerrar la causa. Fue detenido en diciembre de 2013 cuando se encontraba en un sanatorio de la capital. Días antes había sido procesado por la usurpación de un campo y el robo de cosecha y, en el medio, había renunciado a la presidencia de San Martín luego de una histórica huelga de hinchas que pretendían que se alejara del club.

La Justicia, por cuestiones de seguridad y pese a la férrea oposición de sus defensores, ordenó que fuera trasladado al penal de Ezeiza. El desarraigo terminó complicando su estado de salud. Luego, con otra orden judicial, regresó a la provincia para esperar ser enjuiciado con prisión preventiva bajo la modalidad de arresto domiciliario.

Por esta causa, también fueron detenidos y procesados su hermano Ángel “El Mono” Ale y sus ex parejas María Jesús Rivero y Valeria Bestán y otras personas, todas de su entorno y que en algún momento tuvieron vinculación con el equipo de La Ciudadela.

El juicio duró 11 meses. Durante los 11 meses de audiencias, por el estrado desfilaron decenas de testigos que contaron los diferentes ilícitos que cometió el grupo durante varios años. Los fiscales Pablo Camuña y Agustín Chit explicaron que la acusación solo abarcaba los ingresos que consiguieron entre 2002 y 2013 lo que fue valuado en unos U$S4 millones. Un tribunal lo declaró culpable y lo condenó a 10 años de prisión.

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