En Latinoamérica en general y en Argentina en particular, el 92% de la población es urbana, según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), una institución internacional cuyo objetivo es “diseñar políticas para mejorar la calidad de vida de los habitantes, que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar de las personas”.
Este patrón de alta densidad urbana se manifiesta, advierte la OCDE, ocupando zonas vulnerables con altos riesgos asociados para la población y expone las dificultades que los gobiernos y tomadores de decisiones vienen teniendo para guiarlas hacia su buen desarrollo.
En Tucumán, que en cinco años superará los dos millones de habitantes, más del 70% de la población reside en el área metropolitana principal: el Gran Tucumán, que hoy cuenta con más de un millón de habitantes, y se estima que en el primer quinquenio de la próxima década ya habrá 1,5 millones de “capitalinos”, entre el crecimiento vegetativo y la migración constante, proveniente principalmente desde el interior de la provincia y desde estados vecinos.
Esta tendencia de urbanización de la población es global y no se detiene, aunque en algunas regiones del mundo se desarrolla bajo patrones poco sostenibles.
La OCDE informa que las ciudades producen el 80% del PBI mundial, pero como contraparte consumen el 75% de la energía del planeta y aportan entre el 50 y el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático.
Frente a este panorama, muchas ciudades están modificando sus estrategias de organización en busca de un crecimiento sostenible (lo que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos), y Argentina no es la excepción, aunque no abundan los casos.
Se están dejando de lado los límites jurisdiccionales, lo que implica una revisión crítica de las políticas meramente administrativas, y se está empezando a pensar en planificaciones y gobernanzas metropolitanas.
La fragmentación administrativa metropolitana, según la OCDE, supone una pérdida de productividad promedio del 6%.
La dimensión metropolitana va más allá de los aglomerados y configura una unidad territorial multifuncional compleja. En su informe “Hábitat 2022”, la ONU indica que “las metrópolis no se definen por su población, extensión territorial, ni por el número de sus jurisdicciones locales, sino por su geografía funcional incluyendo ciudades y su zona de desplazamiento, que consiste en áreas suburbanas, periurbanas y rurales vinculadas económica y socialmente”.
Fuera de la agenda pública
A nivel global menos del 15% de las ciudades muestran avances en cooperación regional o planes metropolitanos. Esta situación se agrava en América Latina y en particular en el caso de Argentina, advierte la OCDE, donde la mayoría de las áreas metropolitanas no son sujetos de interés en la agenda pública.
En el país existen 25 aglomerados urbanos que superan los 150.000 habitantes, sin embargo son pocos los que han encarado este problema, cuya principal complejidad reside en que se trata de una misma ciudad administrada por múltiples autoridades, provinciales, municipales y comunales.
Según la OCDE, Argentina sufrirá una fuerte recesión y será la mayor contracción del mundoLa pérdida de productividad del 6% causada por la fragmentación administrativa metropolitana se debe a múltiples factores: excesiva burocracia, solapamiento o superposición de funciones, desarticulación estatal, transporte público y tránsito no integrado, tratamiento del suelo, ambiental y residual incoherentes, desigualdad social y segregación residencial, desconexión económica, productiva y logística, y expansión urbana desordenada, entre otras variables.
Rosario es una de las ciudades argentinas pioneras en este sentido, donde desde 2008 funciona un Plan Estratégico Metropolitano, a cargo del Ente de Coordinación Metropolitana, que conforman 19 de los 23 municipios del Gran Rosario.
En la elaboración del plan intervinieron más de 150 instituciones, públicas y privadas, que presentaron más de 70 proyectos. El Ente cuenta con poder real de decisión, sus incumbencias trascienden los límites jurisdiccionales, y logró importantes avances, como mejorar la conectividad, el transporte público integrado, la recuperación de la costanera, la descentralización administrativa y urbana, entre varios otros.
Otros ejemplos interesantes
Mendoza es otra de las urbes que avanzó bastante en la planificación metropolitana estratégica. Comenzaron con la sanción de una ley de uso del suelo (la tercera en el país después de Buenos Aires y CABA) que significó un verdadero sistema de planificación territorial con énfasis en la región metropolitana, y que comenzó a resolver los principales conflictos urbanos y ambientales. Además avanzaron en la integración del transporte público, con la puesta en marcha del metrotranvía, destinado a transformar la movilidad en la ciudad, y cuentan con la red de ciclovías más extensa del país, que une a todos los municipios del Gran Mendoza (Capital, Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú, Luján de Cuyo y Lavalle). Como resultado, por citar un ejemplo, hoy el 60% del transporte de cadetería se realiza en bicicleta y sólo el 40% en moto.
La seguridad integrada y coordinada también es otro de los ejes de políticas metropolitanas en Mendoza.
Otras ciudades para observar con atención son Córdoba, que cuenta con una Instituto de Planificación Metropolitana (provincial); Posadas, con su exitoso Sistema Integrado de Transporte Urbano y Metropolitano, que es intermunicipal; Neuquén-Cipolletti (Río Negro), que involucra la coordinación de dos provincias, como ocurre también entre Santa Fe y Paraná, o Corrientes y Resistencia; y también Salta, que descentralizó gran parte de su administración pública, con lo que revalorizó sectores postegrados, y la importante ampliación de su red de autovías.
El norte y Tucumán
Además de Salta, que en materia de planificación urbanística es pionera en el norte argentino desde hace años, en Catamarca se creó el Ente de Coordinación Metropolitana Centro, que integran la provincia y los municipios del Valle Central: Capital, Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú y Huillapima.
En Jujuy también se avanza en romper fronteras burocráticas para buscar soluciones comunes a una misma ciudad, que conforman la Capital, Palpalá y Yala. Para esto constituyeron el Parlamento del Gran Jujuy que integran los ediles de los tres concejos deliberantes y cuyas decisiones están por encima de las ordenanzas municipales individuales. Es muy reciente para conocer resultados.
En Tucumán hubo numerosos intentos fallidos de coordinación y uno de los últimos fracasos fue el Consorcio Metropolitano de la basura, sociedad intermunicipal creada en 2009, envuelta hoy en un escándalo financiero.
El Área Metropolitana Tucumán (AMT) está integrada por la provincia, seis municipios (Capital, Yerba Buena, Tafí Viejo, Banda del Río Salí, Alderetes y Las Talitas) y 15 comunas, y en la próxima década se sumará un séptimo municipio (Lules) y al menos otra decena de comunas más.
Con 1,5 millones de habitantes que tendrá en pocos años, esta gran ciudad acusa todos los problemas que advierte la OCDE: transporte público ineficiente, desconectado y sin una oferta variable y sostenible; un tránsito colapsado; un microcentro muy congestionado y a la vez con periferias subdesarrolladas; una administración pública hípercentralizada; una expansión territorial desordenada y riesgosa; una fuerte segregación residencial; un manejo del suelo y del medio ambiente, cuando lo hay, desconectado entre las administraciones fragmentadas; además de una larga lista de desinteligencias en que hemos incurrido los tucumanos en las últimas décadas, cuando no una total falta de planificación urbanista estratégica y coordinada.
El buró de la ineficiencia
Un gobierno provincial y seis municipios para administrar una misma ciudad de menos de 200 kilómetros cuadrados significa, por ejemplo, siete secretarios o directores de medio ambiente que apenas conversan, y algunos ni se conocen, separados por unas pocas cuadras. Lo mismo que siete directores de tránsito o movilidad urbana, siete secretarios o directores de servicios públicos, siete encargados de obras públicas, siete en todas las áreas, solapados, superpuestos, además de siete sueldos para cumplir las mismas funciones, más una caterva de funcionarios y empleados. Insistimos, y en muchos casos viven o trabajan a unas calles de distancia.
Los municipios actuales ya no se encargan solamente de alumbrado, barrido y limpieza, como era hasta hace algunas décadas. Hoy son gobiernos que atienden áreas de salud, empleo, movilidad, planificación urbana, servicios sociales, etcétera.
Es imperioso que Tucumán pise el freno en esta carrera desquiciada, se detenga, analice con calma, y mire lo que está pasando en las grandes ciudades del mundo, y en algunas de la propia Argentina.
El área metropolitana necesita, de manera urgente, una única conducción, un solo liderazgo de planificación, una mirada inteligente, estratégica y capacitada. Porque dicen que nunca es tarde, hasta que finalmente un día lo es.