La sangría en las reservas internacionales del Banco Central no se detiene y trastoca la estrategia oficial de avanzar hacia el cierre de la emisión monetaria y la eliminación gradual del cepo cambiario. El ministro de Economía, Luis Caputo, salió a buscar divisas y le tocó la puerta al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a algunas entidades financieras para que apuesten por la recuperación de la Argentina. Para que la gestión del presidente Javier Milei alcance sus objetivos, se requieren no menos de U$S 10.000 millones. Esos recursos garantizarían el recorrido hacia el fin de las restricciones cambiarias. Sin embargo, el camino se le presenta sinuoso.

El Central tuvo que intervenir ayer en el Mercado Libre de Cambios con unos U$S 43 millones para atender la demanda de divisas y sostener la devaluación gradual del 2% mensual, más conocida como “crawling peg”. A ello se sumaron los compromisos financieros del país y la volatilidad del precio del oro (parte de las tenencias del Estado) que implicaron una caída de casi U$S 198 millones en las reservas que, en su monto bruto, finalizaron en U$S 27.333 millones, el valor más bajo desde hace cuatro meses.

El mercado sigue dudando de la efectividad de las medidas cambiarias y monetarias adoptadas por el Palacio de Hacienda. Una prueba es que no se puede visualizar una reducción de la brecha, con un dólar “blue” en la zona de los $ 1.445 por unidad para la venta, un 55,6% de spread respecto de la cotización oficial. Los dólares financieros, en tanto, se mostraron algo más estables. El MEP cotizó a $ 1.340,36, por lo que la brecha con el oficial se ubica en 43,9%. A su vez, el Contado con Liquidación (CCL) se ofreció a $ 1.340,36 y el spread con el oficial llega al 44,2%.

Mientras el mercado cambiario argentino se debate en la volatilidad, el ministro de Economía estuvo en Brasil, donde mantuvo un encuentro con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el marco de la Reunión de Ministros del G20 que se realizan Río De Janeiro. Milei le dio instrucciones a Caputo para acelerar las gestiones por un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas con el organismo internacional, con el fin de garantizar la recuperación económica del país. “Estamos comprometidos a apoyar los esfuerzos del Gobierno para revertir la economía en beneficio de las personas”, escribió la gerente del Fondo en su cuenta en “X”.

En respuesta a la nueva muestra de respaldo, Caputo se pronunció mediante la misma red social: “Gracias Kristalina por el apoyo del FMI. El mejor director general del FMI de todos los tiempos”. El ministro marcó una clara referencia respecto de la postura del Gobierno ante algunas autoridades del organismo, como el caso del chileno Rodrigo Valdés, director del Hemisferio Occidental del Fondo, cuestionado por el propio Milei.

El intercambio se da tras el comienzo de la segunda fase del programa económico del Gobierno, que tiene el objetivo de eliminar la emisión monetaria, y los últimos anuncios en materia de política cambiaria con la intervención de los tipos de cambio financieros para contener la brecha con el dólar oficial.

La ratificación de la tablita cambiaria del 2% mensual y del dólar “blend” de exportación, a la que se agregan ahora intervenciones directas en el mercado libre del dólar, son medidas que chocan con las últimas recomendaciones del FMI, había advertido Jorge Vasconcelos, economista de la Fundación Mediterránea. Sin embargo, agregó, no está todo dicho ya que, si subsisten las dificultades, no habría que descartar un inicio formal de negociaciones con el staff, algo que Caputo buscó en Brasil.

Al “paraguas” del FMI, de todos modos, no se accede por un camino fácil, y la magnitud de “plata fresca” que eventualmente se consiga depende de un directorio en el que no talla sólo Estados Unidos, acotó Vasconcelos. Además, la posibilidad de un acuerdo tendría impacto ambivalente sobre las expectativas: positivo para los bonos, pero cargado de interrogantes sobre lo que ocurriría con el tipo de cambio.

De todas maneras, el investigador considera que, con las credenciales de un primer semestre completo de superávit fiscal (equivalente al 0,4% del PBI), el gobierno podría tratar de adelantar las negociaciones para acordar un nuevo programa con el FMI, que ayude a despejar el horizonte de los vencimientos. Sin embargo, hay un problema de timing en este escenario. Vasconcelos dice que se percibe que el gobierno preferiría esperar a noviembre, cuando se realicen las elecciones en los Estados Unidos. La apuesta sería que un eventual triunfo de Donald Trump pueda forzar reglas al interior del FMI, tanto para el límite de acceso a fondos frescos como para el recetario de instrumentos.

Reservas

Con reservas netas negativas en U$S 3.500 millones, la menor acumulación de divisas producto del esquema de intervención trazado no fue bien recibida por los tenedores de bonos soberanos. El pago de importaciones seguirá creciendo por el propio diseño de ese esquema. Por otro lado, una vez superada la temporada alta de la liquidación, se abre el interrogante en torno a qué tan sostenible es el esquema actual sin el agro aportando dólares para recomponer reservas y contener la brecha, puntualizó Ecolatina.

La reducción sistemática de tasas de interés descartó la opción de acelerar el ritmo del “crawling peg” del 2% y, a su vez, generó más atractivos para financiarse en pesos y postergar la liquidación, indicó en su reporte. Simultáneamente, el propio dólar “blend” afecta a la cantidad de divisas que podría adquirir la autoridad monetaria e introducir modificaciones conlleva riesgos que no aseguran un influjo mayor de divisas, alertó la consultora.

El llamativo detalle de la foto de Georgieva y Caputo que se difundió en las redes

¿Qué puede pasar en el corto plazo? El saldo del Central y las reservas continuarán cotidianamente en el centro de la escena del mercado, en especial cuando han regresado a terreno negativo en términos netos aún cuando esa evolución era anticipada durante este trimestre, advierte el economista Gustavo Ber. Por esa razón, la brecha cambiaria por el momento no logra aflojar del 40% y, para que ello suceda, a corto plazo podrían requerirse de mayores ventas oficiales, un aumento en la tasa o un fuerte ingreso de capitales, sostiene el analista. Todo esto más allá de que a mediano plazo, de sostenerse el equilibrio fiscal y monetario así como el proceso de desinflación, debería ir achicándose ante la expectativa de que la salida del cepo podría ya estar más cerca.