Claves para consumir alimentos sanos

En numerosas oportunidades tocamos en esta columna de opinión los efectos que pueden llegar a producir enfermedades cuando se consume alimentos mal cocinados, mal almacenados o contaminados con diferentes organismos que son nocivos para el hombre y que es lo que se debe hacer para evitar o minimizar sus efectos.

En una interesante nota publicada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina se informa sobre los peligros que acechan al ser humano sobre el consumo de alimentos que no están en condiciones sanitarias adecuadas y se refiere específicamente al prevenir al Síndrome Urémico Hemolítico (SUH)

La mejor forma de prevenir esta enfermedad es creando hábitos de consumo saludables en el manejo de los alimentos.

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad que altera la función de los riñones. También destruye en forma gradual los glóbulos rojos y disminuye las plaquetas.

El SUH puede causar complicaciones potencialmente mortales, incluidas la insuficiencia renal, que puede ser repentina (aguda) o desarrollarse con el tiempo (crónica). Puede producir presión arterial alta y por ende accidentes cerebrovasculares o convulsiones.

El SUH produce por la infección provocada por una bacteria llamada Escherichia Coli.

Esta es una bacteria que se encuentra en los intestinos de las personas y los animales, en el medioambiente y, a veces, también en los alimentos y el agua sin tratar.

La mayoría de los tipos de Escherichia Coli son inofensivos y son parte de un tracto intestinal sano. Sin embargo, algunos causan enfermedades que a veces son graves, como diarrea, infecciones urinarias, enfermedades respiratorias e infecciones del torrente sanguíneo. Los tipos de esta bacteria que pueden causar enfermedades se propagan a través del agua o los alimentos contaminados, mal manipulados, ya sea en su preparación como en su almacenamiento y del contacto con animales o personas que la presentan.

El SUH se manifiesta por una diarrea leve acuosa que luego se hace sanguinolienta. Los niños pueden tener además palidez, irritabilidad, vómitos y convulsiones.

Mayormente a los niños. Especialmente a los menores de 5 años, aunque también existen casos en chicos de entre 9 y 12 años.

Es importante preparar los alimentos con responsabilidad. Una buena alimentación no sólo ayudará a los niños a crecer fuertes y sanos, sino que también creará hábitos saludables en la familia.

Un alimento fresco puede permanecer como máximo dos horas a temperatura ambiente. Por eso, a la hora de ir al supermercado se recomienda comprar en último lugar aquellos alimentos que requieran temperaturas bajas. Estos mismos, ya en el hogar, deben ser los primeros en guardarse.

Evitar colocar carne en los estantes superiores de la heladera para prevenir que se derrame su jugo sobre otros alimentos. Tampoco es aconsejable guardar juntos los alimentos que ya están cocidos con los que aún no lo están.

Es fundamental lavarse bien las manos antes y después de manipular los alimentos para su preparación. A la hora de cocinar se deben utilizar diferentes elementos utensilio (cubiertos, tablas, etc.) para los alimentos crudos y los cocidos. Tampoco se deben usar las mismas tablas para carnes y vegetales. Lavar siempre las frutas y verduras con agua potable antes de ser consumidas.

Asegurarse que la temperatura con la que se cocina siempre sea mayor a los 70°. Se debe tener en cuenta que el tiempo de cocción de los alimentos que se encuentran congelados es mayor al habitual y en el caso en que la leche no se encuentre pasteurizada, siempre hay que hervirla antes de consumirla.

Tal como lo recomienda el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina es este informe es necesario que todos los que consumimos alimentos tengamos en cuenta estas recomendaciones para evitar esta peligrosa enfermedad que afecta a quien incorpora esta bacteria a través de alimentos mal elaborados y mal conservados.