Nueve partidos lleva Facundo Sava en Atlético Tucumán. El de hoy fue el segundo en el que enfrentó a Talleres y otra vez perdió; aunque esta vez su equipo jugó un partido con argumentos muchos más sólidos que aquella tarde de marzo en la que el local lo había aplastado en lo futbolístico y en el marcador.
Del 1-4 de hace dos meses a este 0-2 hubo una diferencia enorme más allá de que el resultado fue favorable para la “T”. El DT tomó los recaudos y apostó por un juego más conservador, aunque con esquema similar.
Cuando Talleres tuvo la pelota, el “decano” se replegó con un 5-1-3-1. Guillermo Acosta se convirtió en ese quinto elemento que le dio amplitud a la defensa para que Rubén Botta y Ramón Sosa no pudieran lastimar por las bandas.
De todas maneras el plan de Sava duró solo el primer tiempo, porque cuando la “T” pudo atacar a fondo, rompió la defensa por la derecha con Botta y Benavídez, como en la jugada del 1-0.
Sava no tuvo nada que reprocharle a sus dirigidos por esa jugada. Todos hicieron lo que debían hacer y el gol llegó por mérito propio de la “T”. Quizás en lo que pecaron sus jugadores fue en no jugar con el reloj, el primer tiempo se moría y el 0-0 en el entretiempo parecía una fija.
En ataque Atlético también funcionó bien, con un Joaquín Pereyra inspirado. Cada vez que la pelota pasó por sus dominios generó peligro. Es más, dejó mano a mano con Guido Herrera a dos compañeros y la más clara de Atlético fue justamente una buena habilitación de Pereyra que Mateo Bajamich no pudo corregir.
El dibujo del “decano” cambió cada vez que tuvo la pelota, sobre todo en el primer tiempo. El 5-1-3-1 defensivo mutó rápidamente en un 3-5-2 cada vez que avanzó con pelota dominada, con subidas punzantes de los laterales que no estuvieron finos en los últimos metros. Por eso Atlético no pudo aprovechar alguna de las llegadas que generó, sobre todo cuando el juego estaba 0-0.
En el segundo tiempo la historia fue muy diferente. Talleres entró enchufado, puso el 2-0 con complicidad de Tomás Durso y la historia quedó sentenciada. El “decano” se vio vencido y bajó los brazos; los cambios de Sava también fueron un mensaje evidente desde afuera: había que cuidar piernas para el miércoles.
La sensación que quedó después del partido fue extraña. El 0-2 le quedó algo holgado al partido por lo que mostraron ambos, pero desde hace tiempo Talleres se volvió uno de los mejores equipos del país y obliga a los rivales a hacer partidos perfectos para poder llevarse algo del Mario Kempes.
Atlético estuvo cerca, pero falló en donde no debía hacerlo y lo pagó muy caro. El alivio de Sava pasará por haber mejorado bastante su presentación ante un rival siempre complicado. Claro, sabe que la Copa Argentina ahora será una prueba de fuego.