Quilmes y San Martín de Tucumán: tradición, desafíos y el anhelo de regresar a Primera

El club del sur del Gran Buenos Aires y el histórico de La Ciudadela comparten la lucha por regresar a la élite del fútbol argentino.

EN DISPUTA. San Martín de Tucumán y Quilmes empatan 1 a 1, por la fecha 24 de la Primera Nacional. EN DISPUTA. San Martín de Tucumán y Quilmes empatan 1 a 1, por la fecha 24 de la Primera Nacional. Fotos de Matías Nápoli Escalero/ESPECIAL PARA LA GACETA.

Mucho en común. Es lo que tienen Quilmes Atlético Club y San Martín de Tucumán. Uno es un grande del conurbano bonaerense, el otro un grande del interior del país. Y ambos están aquejados desde hace años por el mismo “mal” que se llama Primera Nacional.

El deseo, la aspiración, la necesidad de volver a la élite del fútbol argentino es tan patente en el club emparentado con la cerveza como en La Ciudadela.

Tras permanecer seis años en Primera (fue uno de los que ascendió junto a River en 2012), Quilmes cayó nuevamente a la segunda división al finalizar la temporada 2016-2017.

En tanto, en la última década San Martín pudo sostener su presencia en primera apenas una temporada y desde mediados de 2019 lucha a brazo partido por retornar al lugar que siente que pertenece por derecho propio.

Los hinchas de Quilmes tienen nostalgia de un tiempo pasado que fue mejor. Fundado en 1887, el club del sur del Gran Buenos Aires se codeó con el éxito desde muy temprano en el fútbol: durante el amateurismo, se adueñó de una copa nacional en 1908 y del campeonato en 1912. Y en 1978, un equipo mítico salió airoso en un impresionante cabeza a cabeza con el Boca ganador de la Copa Intercontinental de ese año y se alzó con el Campeonato Metropolitano.

Muchos nombres gloriosos de aquel conjunto dirigido por José Yudica en la década del 70 hoy están estampados en algún sector del estadio Centenario, con el “Indio” Omar Hugo Gómez a la cabeza. El defensor Horacio Milozzi y el goleador Luis Andreuchi también forman parte del olimpo quilmeño.

En 1982, la “cerveza” casi suma otra estrella. Fue subcampeón del Torneo Nacional. Y después conoció algún lustre a principios del nuevo milenio: en 2005, por caso, disputó la Copa Libertadores de América por segunda vez en la historia.

El tobogán futbolístico de Quilmes estuvo acompañado en las últimas décadas por turbulencias varias en lo institucional, con el club siendo permeable a los vaivenes y las grietas imperantes en la política nacional.

José Luis Meizner fue presidente de Quilmes por cuatro períodos (el primero, con inicio en 1979). Mano derecha de Don Julio Grondona y con vínculos políticos con Aníbal Fernández, en 2019 el ex directivo de la Conmebol fue suspendido de por vida para ocupar cargos deportivos, debido a hechos de corrupción investigados en el “FIFA Gate”.

El propio Aníbal fue presidente del club entre 2011 y 2016. Desde entonces, la conducción del club cambió de signo político. El actual presidente es Mateo Magadán, quien encabezó un frente que se impuso a la lista impulsada por Fernández y Meizner con el 72% de los votos.

A propósito, el estadio que llevaba el nombre de Meizner pasó a llamarse Centenario. Pero según denuncia el oficialismo en estos últimos ocho años, las consecuencias de la anterior época todavía se hacen sentir.

Principalmente, la inhibición que pesa sobre el club y que hasta el momento impidió que sus dos incorporaciones del último mercado de pases (Enzo Kalinski y Matías Palavecino) puedan saltar a la cancha.

Es una larga historia: en 2016, la comisión directiva presidida por Andrés Meizner (Fernández estaba de licencia) decidió contratar al arquero Lucas Giovini, del club Deportes Unión La Calera, cuya opción de compra estaba fijada en 900 mil dólares. La operación fue realizada en el último día de aquella gestión y el portero jamás atajó en Quilmes.

Pero el club chileno reclamó la deuda ante la FIFA, que entonces inhibió al club, que a su vez protestó ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo). “Fue una operación fraudulenta de aquella gestión”, señaló a LA_GACETA una fuente del club, que a su vez destacó que la comisión directiva actual “está 100% alineada a la gestión de (Claudio) Tapia”.

“La vinculación con Juntos por el Cambio viene a raíz de que el frente político que encabezó Magadán en 2022 tenía un referente local de JxC pero no hay ninguna vinculación estrictamente con ellos… mantenemos buena relación con todos los actores de la ciudad y de la provincia desde el rol que nos toca como club”, agregó la fuente.

Orgullosos por haber aumentado de 4.000 a 20.000 los socios del club más grande de la ciudad en los últimos ocho años, los dirigentes saben que como suele suceder, el fútbol y sus resultados tendrán la última palabra.

Por eso, aseguran, apuestan prioritariamente a resolver la situación de la inhibición, que complica un poco más el viejo y a la vez siempre renovado sueño de volver pronto a primera.

El mismo, claro, que abrigan los hinchas de San Martín a casi 1.300 kilómetros de distancia.

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