El arma que Diego Flores intenta perfeccionar en San Martín de cara a la recta final de la Primera Nacional

Con el nuevo esquema, el entrenador apuesta a que los laterales sean una pieza vital en el aspecto ofensivo del equipo.

ADAPTADO. Lucas Diarte logró consolidarse como una pieza clave del ataque de San Martín; conformó una gran sociedad con Caco García. ADAPTADO. Lucas Diarte logró consolidarse como una pieza clave del ataque de San Martín; conformó una gran sociedad con "Caco" García. DIEGO ÁRAOZ/LA GACETA

De afuera hacia dentro. El movimiento de pinzas es una de las tácticas más valoradas del arte militar. ¿Sencilla? Sí. Mientras uno de los bandos elige atacar por el centro del campo, el otro sorprende con dos grupos que se despliegan por las bandas para encerrarlo; para “embolsarlo”. Una acción que siembra incertidumbre a cualquier adversario, que desconoce de dónde será el primer ataque. Claro; no se sabe de dónde vendrá el primer golpe, pero provoca que los opositores deban centrarse en defender en dos sectores en simultáneo. Situación que provoca un desgaste tanto físico como mental.

El fútbol moderno está acostumbrado a utilizar una táctica similar. Pese a la naturaleza defensiva del puesto, los laterales cumplen una importante tarea ofensiva. No al estilo de los viejos wings (que se quedaban a la espera de que la pelota les llegara para desequilibrar), pero cobraron cierta importancia para el ataque de cualquier equipo. Desbordan, centran y hasta finalizan jugadas. Sí; las bandas se convirtieron en sectores predilectos de los ataques directos. Ese estilo Diego Flores intentó imprimir en San Martín y, por momentos, logró concretarlo.

La afirmación no sólo se sustenta en el aporte que dejó el paso de Nahuel Banegas (tres goles y dos asistencias) en la última temporada; sino que el resto de los laterales se desempeñan con mayor soltura y, sobre todo, se posicionan mucho más cerca del área rival.

Tal es así que Lucas Diarte, uno de los recién llegados, no tardó en amoldarse a la química del equipo y no tardó en ejecutar la técnica envolvente. El ex Melgar llegó para reemplazar a Banegas y no defraudó. Mostró gran carácter y sacrificio para cerrar el carril izquierdo, aunque también se destacó por ser una de las principales fuentes de generación de fútbol. Claro; el lateral izquierdo empezó a forjar una buena sociedad con Matías “Caco” García, por lo que le aporta  profundidad al ataque del “santo”. Además, también se conectó con Juan Cuevas, creando una especie de “triángulo” creativo; una fórmula que puede darle buenos resultados al equipo de Flores.

¿Existe alguna preocupación? Sí; la falta de reemplazante para la posición. Diarte no tiene un sustituto de las mismas características. Guillermo Ferracuti podría desempeñarse por ese sector, aunque por sus cualidades se aboca más a la defensa que al ataque. Diego Mastrángelo, en tanto, fue otra de las pruebas del DT, pero alternó entre buenas y malas. Si bien aporta claridad en la salida, no siente la tarea de pasar al ataque. El ex Gimnasia de La Plata nació como defensor central y con Flores se reconvirtió a la nueva posición.

Por el sector derecho, el entrenador tiene más variantes. Gonzalo Bettini es el dueño del puesto. El ex Banfield jugó 21 partidos y en la segunda rueda empezó a mostrar una mayor vocación ofensiva. Además del palo frente a Deportivo Maipú, el lateral asistió a Nicolás Moreno en el descuento frente a Ferro. Pero la lesión que sufrió frente a Quilmes (desgarro en uno de los isquiotibiales) lo marginó del último partido. Así, el DT estuvo obligado a utilizar otros nombres.

Axel Bordón es el reemplazante natural. Sin embargo, la falta de fútbol le pasó factura (sólo jugó cuatro partidos en la temporada) y no aprovechó la única titularidad que tuvo en el torneo. No logró coordinarse con Juan Cuevas ni pudo asociarse con Lautaro Fedele y la participación ofensiva se redujo a cero. Como punto positivo fue que no desentonó en defensa, aunque no lo exigieron demasiado por el flojo peso ofensivo de Talleres de Remedios de Escalada.

La situación fue percibida por Flores que no quería perder la ventaja ofensiva e hizo ingresar a Ulises Vera. El juvenil es uno de los experimentos del entrenador: si bien nació como volante, el DT decidió utilizarlo como lateral derecho; una apuesta que, poco a poco, va dando sus primeros frutos.

El oriundo de 20 de Junio se adaptó rápido al pedido y cumplió con creces. No sólo por el ímpetu que muestra para recuperar la pelota y frenar a los delanteros rivales, sino porque brinda una gran proyección por ese sector. Lucha, gambetea, se asocia y remata al arco rival, por lo que es una variante revulsiva para San Martín. ¿Por qué no es titular? Le falta tomarse un tiempo más antes de tomar las decisiones. Sin embargo, el aspecto no detiene su crecimiento.

Otra alternativa para el puesto es Tiago Peñalba. El salteño debutó en el torneo por la banda derecha, aunque no se destacó en esa función. Le pasó algo similar a Mastrángelo que también estuvo fuera de su posición habitual. Sin embargo, Flores también baraja esta opción en caso de urgencia.

Las últimas actuaciones dejan en claro que la predominancia de los laterales cada vez es más grande en San Martín. Sí; Flores busca consolidar un equipo ofensivo y para ellos sigue trabajando en el poderío de las bandas.

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