Celulares en las aulas: Tucumán, ante el desafío de equilibrar tecnología y educación

La Cámara debatirá una propuesta que limitará el uso de celulares en escuelas de toda la provincia. Qué se dice dentro de la comunidad educativa.

POSTURAS. El uso del celular en las aulas genera posiciones enfrentadas. POSTURAS. El uso del celular en las aulas genera posiciones enfrentadas.

Desde 2025 en las aulas de Tucumán los celulares podrían perder el protagonismo en los espacios de recreación y esparcimiento. ¿El motivo? La Legislatura pondrá hoy sobre la mesa un dictamen emitido por la comisión de Educación que buscará restringir la utilización de estos dispositivos por parte de los estudiantes. Para llegar a este punto el debate fue largo e incluyó, no tan solo cuatro iniciativas que presentaron parlamentarios de diferentes espacios políticos, sino también diálogo continuo con el Ministerio de Educación, a cargo de Susana Montaldo.

No obstante el murmullo de esta disyuntiva ya resonaba desde hace tiempo y se había profundizado en agosto, cuando la Ciudad de Buenos Aires decidió prohibir su uso en el primer ciclo. Yerba Buena fue el primero en seguir el ejemplo en la provincia, por lo que ahora Victoria Desjardins, directora de Educación de ese municipio, analizó la propuesta que se aprobaría a nivel provincial en las próximas horas.

“Para empezar hay que hacer una distinción entre restricción y prohibición, porque muchas veces se propone este concepto y la gente automáticamente lo asocia con ‘no se puede utilizar más’. No es este el caso”, aclaró.

Contra la distracción

La funcionaria puso como ejemplo lo que ocurrió en la Escuela Municipal Petrona Campero de Adami, lugar donde esta modalidad se implementó hace varios meses. “Allí no estamos en contra de que se utilicen dispositivos electrónicos en el aula, porque no se puede pensar en la educación de hoy sin la tecnología”, indicó. Sin embargo, para mejorar el rendimiento de los estudiantes también consideró que es importante reforzar otras tácticas como el dictado y la lectura en voz alta.

“Este tipo de actividades son las que se pierden por el entorno digital en el que viven los chicos. Estamos en contra de la distracción que generan las redes sociales instaladas dentro de los dispositivos y por eso restringimos el uso del celular aunque ofrecemos otra cosa a cambio”, puntualizó Desjardins.

En la comunidad docente la idea de buscar nuevas estrategias para que los estudiantes se adapten mejor a la restricción, aparece como un punto central si se quiere tener éxito a largo plazo. “Hoy los alumnos tienen aulas virtuales, textos para trabajar en clases dentro de dispositivos electrónicos y no se puede restringir sin nada a cambio”, remarcó.

En este “plan b” que implementó en la escuela de Yerba Buena, por ejemplo, apareció la inversión. Allí se optó por equipar con tablets y notebooks las aulas para que la tecnología continúe presente, pero no las redes sociales u otras distracciones.

No prohibir

Natalia Gronda, psicóloga infanto juvenil del Centro de Orientación Escolar del Colegio del Sol, argumentó que no confía en los resultados de las prohibiciones, pero si en la regulación como el texto que analizará la Legislatura propone.

“Los límites siempre serán más efectivos cuando sean dialogados con los protagonistas, cuando podamos escuchar y consensuar con los niños, niñas y adolescentes el uso adecuado de la tecnología. Pero eso requiere de la presencia y esfuerzo del entorno adulto -familias y escuela-, para poder constituirnos en un sistema de apoyo y transmitirles esa posibilidad de gestionarse en la vida digital y de construir sus propios criterios para utilizar la tecnología”, señaló.

Para que esto prospere, la psicóloga consideró que por un lado, es necesario que la escuela cumpla con su función alfabetizadora. “Y tan importantes como la lectura y la escritura son la alfabetización digital y la científica; lo que se equilibra priorizando el objetivo de formar ciudadanos críticos en un entorno cada vez más digitalizado, e involucrando a toda la comunidad educativa en relación con el uso responsable de la tecnología”.

Y añadió: “asimismo, el espacio escolar debe proponer momentos y espacios de desconexión de las tecnologías, programar todo tipo de experiencias, intercambios y actividades de socialización que permitan recuperar y promover las interacciones sociales”.

María Alejandra Mocoroa lleva 16 años como docente y aunque está a favor de controlar el uso de celulares dentro de cada grado, afirmó que para los niños de hoy sus teléfonos son herramientas que expanden los límites de sus posibilidades en cuanto a relaciones y aprendizajes.

“Trabajo en una escuela de La Ramada en la que el año pasado un grupo de chicos se contactó con un influencer a través de las redes sociales y le pidieron que los ayude a conocer la cancha de Atlético Tucumán. Él se puso en campaña e hizo posible que chicos, que ni siquiera conocían la capital, tuvieran una experiencia que recordarán toda la vida”, relató.

Mocoroa, además siente que dentro de la comunidad educativa aún no se terminó de dimensionar la cantidad de uso que pueden encontrarse a través de esas pantallitas. “Deberíamos mejorar nuestra habilidad como docente para poder usarlo como una herramienta educativa porque es infinito el contenido que podemos ofrecerle a los chicos. Eso sí, hay que sentarnos a pensar planificar y organizar esta tarea”, cerró.

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