
El Kamasutra sigue siendo uno de los libros más famosos del mundo, lo cual resulta notable si tenemos en cuenta que fue escrito alrededor del año 500 d.C. Se cree que su autor, Vastsyayana Mallanaga -un sadhu del que se conoce poco- obtuvo sus primeras impresiones sobre el sexo en la infancia, en un prostíbulo donde trabajaba su tía. Célibe, compiló estos conocimientos probablemente en Varanasi, hallándose “totalmente absorbido en la contemplación de la divinidad”.
Una de las partes de esta obra trata sobre “la unión sexual” y comienza haciendo referencia a ciertas clasificaciones: “El hombre está de tres maneras clasificado: el hombre-liebre, el hombre-toro y el hombre-caballo, según el tamaño de su lingam. La mujer también, según la profundidad de su yoni, es una cierva, una burra o una elefante”. De esto luego deduce que hay tres uniones iguales entre personas de dimensiones correspondientes, y seis desiguales cuando las dimensiones no se corresponden (algunas de estas desigualdades son más convenientes que otras).
El sabio también consigna “nueve especies de unión según la fuerza de la pasión o deseo”. Hay hombres –y mujeres- de pequeña pasión, de mediana pasión y de intensa pasión. “Se dice de alguno que es hombre de pequeña pasión cuando su deseo en el momento sexual no es vivo, tiene esperma poco abundante y no puede soportar los cálidos apretones de la mujer. Los que tienen mejor temperamento son llamados hombres de pasión mediana; y los que están plenos de deseo, hombres de pasión intensa”.
En otro orden, según el tiempo que se emplea para el acto erótico, se señalan tres categorías de hombres y de mujeres (que pueden dar como resultado nueve clases de unión): aquellas o aquellos que emplean poco tiempo, aquellos y aquellas que emplean un tiempo moderado y los que emplean un largo tiempo.
Toda esta información combinada puede producir innumerables variaciones. Por lo cual, “en cada clase particular deben los hombres emplear aquellos medios que ellos consideren convenientes a la ocasión”.
En relación al tiempo, Vatsyayana distingue una evolución diferente entre hombres y mujeres: “La primera vez que tiene lugar la unión carnal, la pasión del hombre es intensa, y el tiempo que emplea es corto; mas en las uniones subsiguientes de la misma jornada sucede lo contrario”. En cambio, en la mujer ocurre totalmente de otro modo: “la primera vez, su pasión es débil, y el tiempo que ella emplea, largo; mas en las repeticiones subsiguientes de la misma jornada, su deseo es intenso y el tiempo breve, hasta que ella queda plenamente satisfecha”.