La agroindustria azucarera se destacó entre las economías regionales del país, producto de la capacidad de exportación y por asegurar las demandas del mercado interno. A pesar de los desafíos derivados de las heladas registradas durante el invierno pasado, que afectaron la producción de caña de azúcar, la zafra 2024 ha mostrado resultados notables, consolidándose como una de las más relevantes de la historia reciente, como lo señalaron los actores del sector.
Los últimos números sobre la producción azucarera reflejaron un avance significativo en la molienda, particularmente en Tucumán, donde se superaron las 120.000 toneladas diarias de caña procesada en varias quincenas. Se trata de una clara muestra de la eficiencia con la que los ingenios se han manejado frente a adversidades climáticas. Aunque la producción no alcanzó el volumen proyectado inicialmente, el buen ritmo de la molienda ha permitido cumplir con los compromisos de exportación y garantizar el abastecimiento al mercado interno, que tuvo un consumo alentador, dejando a la industria en una posición favorable para el futuro cercano.
Uno de los aspectos más destacados de este ciclo ha sido el notable aumento en las exportaciones de azúcar. La producción nacional ha logrado un récord de envíos al exterior, con Chile consolidándose como su principal destino. A finales de noviembre, el 75% del azúcar con contrato de exportación ya había sido despachado, con un ritmo de exportación mensual hacia el país trasandino de 20.000 toneladas. Esta cifra reforzó la posición de Argentina como líder en el suministro de azúcar a este mercado, un vínculo comercial clave que fortalece la imagen nacional como proveedor confiable de este producto.
El mercado interno, por su parte, no ha quedado desatendido. A pesar de que el stock al final del período será ajustado, las industrias se esforzaron para avanzar en su planificación y gestión de existencias para abastecer al consumidor argentino. Esta doble estrategia, de priorizar tanto el mercado interno como la exportación, fue clave para sostener la estabilidad de la industria en un contexto económico y climático incierto.
La producción de alcohol, otra rama relevante de la industria sucroalcoholera, también ha registrado avances importantes, con una producción estimada de 571.000 metros cúbicos para finales de la zafra. Este aspecto, aunque menos visible que la producción de azúcar, también incide en la economía argentina, ya que contribuye a la diversificación de productos y al aprovechamiento integral de la caña de azúcar.
De cara a la zafra 2025, la incertidumbre agrícola se presenta como un desafío, pero los esfuerzos por planificar con antelación y el desarrollo de contratos de exportación anticipados para el próximo ciclo serán estrategias centrales para que esta agroindustria no se quede atrás y se readapte.
Las 600.000 toneladas de azúcar calculadas para la zafra 2024 ofrecen una base sólida para continuar con el plan exportador, que ya está tomando forma con contratos cerrados a largo plazo, una estrategia similar a la que emplean los grandes productores mundiales como Brasil.
La actividad azucarera ha mostrado su resiliencia y capacidad de adaptación ante dificultades, al mismo tiempo que ha podido fortalecer sus vínculos comerciales internacionales, particularmente con Chile.
Estos resultados no sólo consolidan a la industria como un pilar de la economía tucumana, sino que también lo proyectan como un jugador clave en el mercado mundial de azúcar.