¡Qué columna!. Tampoco he podido sustraerme a vociferar como un energumeno gracias al caotico transito de nuestro Tucuman. Sobre este punto el pueblo japones es insolito: chocan y su preocupacion, luego de constatar los daños, es comprobar si el otro esta bien. Y en cuanto al cumplimiento de la palabra... bueno... hoy los escribanos, no contentos con una firma, piden asentes tu pulgar entintado en los documentos. Muy mal andamos. Gracias por estas palabras.
Qué excelente nota!!! El lenguaje nunca es inocente y desnuda la verdadera naturaleza de quién lo usa. Muchísimas gracias a Gustavo Martinelli y a La Gaceta por otorgamos el privilegio de leerla!!!
Alberto Lebbos