Sin ayuda humanitaria de Estados Unidos, habrá miles de personas sin protección

La congelación de fondos de la agencia estadounidense Usaid es una catástrofe para las ONG que ofrecen auxilio en países en crisis, como Afganistán. Despidos y programas en suspenso.

CERRADO. En la sede de Usaid en Washington, donde hasta el logo está tapado, pusieron ofrendas mortuorias. AFP CERRADO. En la sede de Usaid en Washington, donde hasta el logo está tapado, pusieron ofrendas mortuorias. AFP
11 Febrero 2025

PARIS, Francia.- “Un sismo”, “una bomba”, “una revolución apocalítpica”. La congelación de la ayuda internacional estadounidense sacudió el mundo humanitario, amenazado por una hemorragia de despidos y el temor a que muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) desaparezcan a mediano plazo.

El 25 de enero, cinco días después del regreso de Donald Trump al poder, muchas ONG recibieron un correo de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), pidiéndoles que cesen toda actividad, porque sus presupuestos habían sido congelados.

La notificación, seguida una semana después de otra carta en la que se las autorizaba a reanudar sólo las misiones de ayuda humanitaria vital, cayó en este sector como una bomba, dice un miembro de una estructura en Kenia financiada por la Usaid.

“La gente entró en pánico”, ya que una decisión así, sin previo aviso, no les permitió buscar una salida, agrega. A muchos se les obligó a tomar una vacación no retribuida, porque sus ONG ya no podían pagarles los alquileres ni los sueldos.

“A todos los que tenían presupuesto estadounidense se les notificó su suspensión temporal”, dice una empleada que trabaja en la sede europea de una ONG financiada mayoritariamente con fondos de Estados Unidos.

Para los expatriados, “en términos prácticos”, esto significa que “te ponen un avión y te envían a casa”, salvo que “no necesariamente tienes un hogar”, ya que muchos cooperantes van de misión en misión sin domicilio en sus países de origen, explica.

Dependencia

El numeroso personal local, dn tanto, está condenado al desempleo en países con economías frágiles, donde encontrar otro trabajo es casi imposible.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) anunció que se veía obligado a despedir a trabajadores humanitarios en todo el mundo. El 20% de su presupuesto vino de Estados Unidos en 2024. Y el NRC pone como ejemplo a sus empleados afganos, “mujeres y hombres (...) que garantizan la supervivencia de niñas, mujeres y familias” en un Afganistán que vive una grave crisis económica desde el regreso al poder de los talibanes.

Según un estudio publicado en 2022 por la red Alnap, el sector empleaba más de 630.000 personas en 2020, de las cuáles más del 90% eran ciudadanos del país donde trabajaban.

El presupuesto de la Usaid -42.800 millones de dólares- representa por sí solo el 42% de la ayuda humanitaria desembolsada en el mundo, por lo que las ONG tendrán que despedir a sus empleados en función de su dependencia a los fondos estadounidenses, observa una cooperante que trabaja en la sede europea de una ONG.

“Si una organización depende en un 60% de Usaid, tendrá que despedir al 60% de sus empleados. Si depende del 40%, despedirá al 40%”, lamenta la mujer. Estas personas se enfrentan a un desempleo de larga duración, dice.

La administración Trump debe pronunciarse en 90 días sobre el mantenimiento de las operaciones, pero muchos actores predicen una caída drástica de la ayuda estadounidense.

“Brutalidad”

“No somos tan frágiles como para desaparecer en 90 días. El problema es: ¿Va a durar 90 días o mucho más?”, se pregunta Kevin Goldberg, director de la ONG francesa Solidarités international, cuyo presupuesto procede en un 36% de fondos estadounidenses.

Goldberg expresa también su temor por los socios locales de las ONG internacionales, que dependen de la capacidad de estas últimas de transferirles parte de la ayuda estadounidense.

“Hay muchos proveedores de ayuda que van a desaparecer, algunos en los próximos meses, otros dentro de unos años”, ya que la financiación estatal europea también está disminuyendo, declara el presidente de Médicos del Mundo, Jean-François Corty, para quien la decisión de Washington es una “revolución apocalíptica” para el ecosistema humanitario.

Corty se mostró especialmente preocupado por las ONG “que defienden la diversidad, el contrapoder constructivo, que hacen presión para intentar que las cosas avancen”, temas en el punto de mira de la nueva administración conservadora en Estados Unidos. Teme que el método Trump, caracterizado por su “brutalidad”, acabe afectando a Europa. “Esto nos obliga a replanteárnoslo todo”, confiesa.

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