Rusia y Ucrania, un conflicto y dos posturas en las antípodas

Kiev quiere recuperar las fronteras de 1991 y Moscú insiste en que la OTAN se aparte de sus fronteras. Estados Unidos no enviará tropas.

TIERRA ARRASADA. Los cráteres abiertos por bombardeos con misiles proliferan en los barrios de Kiev, la capital de Ucrania, tras la invasión rusa. TIERRA ARRASADA. Los cráteres abiertos por bombardeos con misiles proliferan en los barrios de Kiev, la capital de Ucrania, tras la invasión rusa.
14 Febrero 2025

KIEV, Ucrania.- Al abrir la conversación con Vladimir Putin, el presidente norteamericano Donald Trump ha roto el statu quo. Y en las negociaciones que se anuncian, Rusia y Ucrania -en guerra desde hace tres años- llegan con posiciones opuestas.

Kiev reclama una “paz justa” y garantías de seguridad por parte de sus socios europeos y de Washington, con un despliegue incluido de soldados de mantenimiento de paz. Moscú quiere quedarse con los territorios ocupados y hablar de las “raíces” del conflicto, es decir la presencia de la Alianza Atlántica (OTAN) cerca de sus fronteras.

Para Ucrania, el objetivo es recuperar las fronteras internacionalmente reconocidas de 1991, tras la caída de la Unión Soviética. Eso implicaría que Moscú renuncie a cinco regiones anexionadas: la península de Crimea, desde 2014, y las provincias reivindicadas por Putin desde 2022 y ocupadas en distintos niveles: Donetsk, Zaporiyia, Jersón y Lugansk, esta última controlada casi en su totalidad por Moscú.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habló esta semana de un posible “canje” de territorios, lo que permitiría a su país sacar provecho de los cientos de km2 ocupados desde agosto en la región fronteriza rusa de Kursk. El Kremlin mantiene una posición de máxima: quiere el control total de las cinco regiones en cuestión, no sólo las zonas actualmente ocupadas.

En cuanto a un intercambio de territorios en el que entre la zona de Kursk, la presidencia rusa dijo claramente que no es una opción, y que su objetivo es echar de allí a las fuerzas ucranianas.

En suspenso queda también el futuro de la región ucraniana de Járkov, parcialmente ocupada por Rusia, que sin embargo no reivindica su anexión.

Desde Estados Unidos, el mensaje fue que no es realista pretender un regreso a las fronteras previas a 2014, el año en que Rusia tomó y se anexionó la península de Crimea.

Una paz militarizada

Ucrania afirma que es imposible una paz duradera sin un despliegue de fuerzas extranjeras. De lo contrario, dice, Rusia podría volver a lanzar una invasión. Zelenski estimó el 22 de enero que habría que desplegar al menos a 200.000 soldados europeos, es decir de países de la OTAN, para garantizar la seguridad de Ucrania tras un alto el fuego con Rusia.

También pretende que haya alguna forma de compromiso de Estados Unidos, pieza fundamental por su peso militar y diplomático. Eso no va a suceder, fue la respuesta desde Washington, que descartó un posible despliegue de sus soldados en Ucrania.

Rusia mantiene una oposición de principio a este planteo: los soldados de la OTAN, organización que Moscú considera una “amenaza existencial”, no deben desplegarse en territorio ucraniano. Dispone además de sus propias reivindicaciones para neutralizar a Ucrania: Putin ha venido repitiendo desde el inicio de la invasión que su vecino debe “desmilitarizarse”.

Ucrania considera a la Alianza atlántica como la piedra angular de su seguridad. Aspira a ser miembro para ponerse al amparo del artículo 5 del tratado, que prevé una asistencia de los demás estados en caso de agresión.

Hasta ahora, los países miembros han apoyado la ambición de Kiev de engrosar la alianza, pero en un futuro más o menos lejano. El propio Trump se pronunció el miércoles sobre el tema, y dijo que dicha adhesión no le parece realista.

Moscú considera como una línea roja la integración en la OTAN de Ucrania, y de cualquier otro país que considera como parte de su zona de influencia.

En diciembre de 2021, semanas antes de la invasión, el gobierno de Putin envió a Estados Unidos y a la OTAN una serie de reivindicaciones que presentó como “garantías de seguridad” necesarias.

Las demandas incluían la prohibición de que Ucrania y otros países de la extinta Unión Soviética se unan a la OTAN, así como una retirada de tropas y armamento desplegados por la Alianza transatlántica en los países que se unieron a la misma después de mayo de 1997.

Dicha cláusula incluye por tanto a los estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y a Polonia, así como a Rumanía y Bulgaria.

Las principales exigencias fueron rechazadas por la OTAN y por Estados Unidos a fines de enero de 2022. Un mes más tarde, el 24 de febrero, Moscú lanzó la invasión.

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