Ascendió con San Martín, le metió tres goles a Boca, pero una lesión en el tobillo lo obligó a retirarse

Actualmente maneja una fundación que intenta ayudar a deportistas de bajos recursos a llegar al alto rendimiento.

NUEVA FUNCIÓN. Perea maneja una fundación que tiene como objetivo ayudar a deportistas de bajos recursos. En la foto, junto al rugbista Valentino Rossi. NUEVA FUNCIÓN. Perea maneja una fundación que tiene como objetivo ayudar a deportistas de bajos recursos. En la foto, junto al rugbista Valentino Rossi.
14 Febrero 2025

Emmanuel Perea, exvolante recordado por sus tres goles a Boca, tuvo una vida y una carrera llena de altos y bajos. Actualmente está radicado en Tucumán junto a su familia y durante una entrevista exclusiva a LA GACETA, se refirió a su trayectoria, a sus decisiones y al impacto del fútbol en su vida. En una extensa charla, abrió su corazón y compartió detalles desconocidos de su vida personal y profesional. "Gracias a Dios junto a mi señora nos pudimos radicar acá. Viví mucho tiempo lejos del afecto y eso es una de las grandes cosas que me arraigan a Tucumán", comenta Perea, mostrando su satisfacción por la estabilidad lograda tras años de constantes viajes.

Perea dejó el fútbol hace cinco años, cuando tenía 33 recién cumplidos, una decisión tomada más por razones personales y económicas que deportivas. "Colgué los botines cuando me fui a Estados Unidos a realizar una prueba para dirigir. La paga era buena, acá no estaba cobrando muy bien y tomé la decisión de poder hacer algo mucho más fructífero, económicamente, para mi familia", explica.

En aquel tiempo, las condiciones en Argentina no eran fáciles y la necesidad de mantener a su familia lo llevó a buscar mejores oportunidades en el extranjero. "Me retiré muy joven y la verdad es que fue más que nada personal la decisión. En ese año no estaba cobrando bien, había sido padre, tenía que mantener a mi familia y yo estaba en Almagro", añade, recordando los desafíos económicos y familiares que enfrentaba en ese momento.

La decisión de retirarse temprano no fue fácil y Perea admite que todavía siente la falta del fútbol. "Aún me cuesta aceptar que dejé el fútbol... Me tocó estar en All Boys por algunos partidos como entrenador y fue algo muy bonito. Dirigí tres partidos; gané dos y perdí uno", resalta.

Perea también tuvo la oportunidad de dirigir en otros clubes, aunque siempre priorizó la estabilidad de su familia. "Recibí una propuesta del Gabriel ‘Mocho’ Fernández para sumarme a Ateneo Parroquial, pero la verdad es que todavía no me había estabilizado en Tucumán", recuerda. Las ofertas llegaron también desde Tucumán Central, pero él decidió enfocarse en su familia y en su propia formación. "Estaba estudiando; andaba leyendo mucho el tema de lo orgánico y el tema de la salud. Decidí focalizarme en eso y dejé de lado el fútbol", advierte.

Uno de los momentos más impactantes para su carrera que comenzó en Argentinos del Norte fue cuando le hizo tres goles a Boca. Cuando toca ese tema, la sensibilidad se puede percibir en el aire. "Me acuerdo que yo venía de una situación bastante fea por el tema de la no venta a Las Palmas y a Mallorca. Mi hermano había viajado a acompañarme porque las cosas no estaban bien y apenas llegó me dijo que me quedara tranquilo, que todo iba a salir bien".

UNA RELIQUIA. Perea atesora la pelota con la que metió tres goles a Boca en 2012. Aquella tarde fue la gran figura de la jornada. UNA RELIQUIA. Perea atesora la pelota con la que metió tres goles a Boca en 2012. Aquella tarde fue la gran figura de la jornada. LA GACETA / Diego Aráoz

Ese partido fue significativo no sólo por el logro deportivo sino también por las tensiones personales que vivía en ese momento, debido a amenazas que había recibido relacionadas con una operación de transferencia fallida. "Quedó todo mal con la gente de España. Ellos no veían bien lo que había pasado y cómo se había manejado la situación. Luego me vendieron a Junior de Barranquilla. Se había liberado el cupo de extranjeros y todo se acordó rápidamente ", explica.

En todos estos años, Perea se tomó el tiempo necesario para reflexionar sobre lo que pudo haber sido su carrera si hubiese tenido el apoyo adecuado. "No tuve la posibilidad de que mi viejo estuviera cerca, o de tener algún asesor deportivo", comenta. La falta de apoyo psicológico y de una red de soporte es algo que lamenta y es también una de las razones por las que creó la Fundación “Tucu Perea”.

"Está radicada en Los Pocitos, específicamente en el barrio Luz y Fuerza. Apuntamos a los deportistas de alto rendimiento y de bajos recursos", explica. La “Tucu Perea” se centra en ofrecer apoyo a jóvenes talentos, brindándoles las herramientas, el acompañamiento y el seguimiento que Perea siente que le faltó en su carrera. "Estamos trabajando con 15 chicos seleccionados del año pasado, que son de distintas partes de la provincia. Les mandamos una rutina específica de salud, de alimentación y física", detalla. La idea es conocer, aprender sobre el jugador, sus objetivos y sus deseos, para poder hacer el mejor trabajo con esa persona.

“La meta es, para fin de año, inaugurar un Centro de Alto Rendimiento en Tafí del Valle; en la punta del Cerro El Pelao. Allí tendremos un hospedaje y brindaremos comidas y el centro de entrenamiento para los chicos. Es un proyecto a futuro, pero apuntamos a eso.”, cuenta Perea, que actualmente se encuentra en Mar del Plata trabajando con Valentino Rossi, de 20 años.

Rossi es tucumano, juega al rugby y está radicado en la ciudad costera. En unos meses se irá a Europa, más precisamente a Italia, a continuar su carrera profesional; y el objetivo final es jugar en Los Pumas. Desde la fundación se le brinda todo el apoyo, especialmente considerando que tiene que trabajar en el desarraigo.

Tiempo atrás, Perea vivió un tiempo en Estados Unidos y siente que esa experiencia enriqueció su vida. "Yo estuve seis años yendo y viniendo a Estados Unidos. ‘I speak English very good’”, dice y suelta una carcajada. “Hablo bien inglés, pero de oído", agrega. Allí, además de aprender el idioma, se capacitó en métodos de trabajo y en el manejo de la tecnología aplicada al deporte.

En cuanto a sus planes futuros sigue teniendo un fuerte deseo de contribuir al fútbol y a su comunidad. "La idea es tratar de buscar lo mejor para los clubes; que se erradiquen los malos hábitos en los chicos y que tengan sentido de pertenencia como uno lo tuvo. Tienen que sentir el club, la sangre que uno vive ahí, el arraigo con la institución y tienen que sentir la camiseta como muchos otros no la sienten", advierte.

El fútbol es todo en la vida de Perea

¿Qué significa el fútbol para vos? Perea hace un profundo silencio y resopla. "La pelota me lo dio todo, no me quitó nada. Ojalá le pueda devolver lo mínimo que la pelota me otorgó", dice con gratitud.

¿A qué momento de tu carrera te gustaría volver? La respuesta parecía cantada, pero no. Perea no eligió volver a la tarde de los tres goles a Boca, pese a que guarda con cariño la pelota, la camiseta y los botines de aquella jornada gloriosa. “Me vas a hacer llorar”, dice y traga un poco de saliva. “Al día cuando me quebré el tobillo jugando para San Lorenzo de Alem contra Mitre. Fue una jugada desafortunada; cubrí la pelota y Leandro De Muner me arrastró el pie. No hubo mala intención. Pero ahí se terminó mi carrera, nunca más pude correr sin dolor. Me gustaría volver a ese día, evitar esa jugada que me cambió la vida para siempre”, concluye secándose las lágrimas que brotan de sus ojos al rememorar ese dolor por el que terminó diciendo “basta”. (Producción periodística: Daniel Alfredo Coronel y Sofía Lucena)

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