
Las luces de la ciudad iluminan la escena. A paso firme, cuatro mujeres avanzan por la calle, seguras, imponentes, como si el mundo fuera suyo. En ese instante en esa postal salida de “Sex and the City” con un acento argentino, hay un vestido que atrapa todas las miradas: negro, de mangas voluminosas, con abotonadura central y un corte sastre impecable. En la piel de Vicky, de “Envidiosa”, Griselda Siciliani lo lleva con botas bucaneras y una cartera baguette, proyectando una imagen de poder y elegancia.
Detrás de ese diseño está Marcos Matías Mene Moyano, un tucumano que desde su marca “Un Lobo Blanco” impone una estética de sastrería impecable y prendas que desafían los estereotipos de la moda. “Lo más importante para mí es que cada prenda calce perfectamente y que perdure en el tiempo”, dice el diseñador.
Un sueño en construcción
En una entrevista exclusiva para LA GACETA, Mene Moyano recordó su infancia en el barrio La Ciudadela en San Miguel de Tucumán. Creció en un hogar donde la música española siempre sonaba de fondo: su madre, fanática de Isabel Pantoja, lo llevaba a conciertos, mientras su prima bailaba flamenco. Sin saberlo, esas imágenes y sonidos fueron moldeando su sensibilidad estética.

“En Tucumán estudiaba y trabajaba desde mi casa. Hacía vestidos de noche, de casamiento y de 15 años. Pero quería crecer”, recordó. Cerró su taller y se mudó a Buenos Aires, donde se formó en la Universidad de Palermo en Producción de Moda. Hoy, con 14 años de experiencia, ha vestido a figuras como Celeste Cid, Florencia de la V y Carla Peterson, entre otras y sus diseños han llegado a la pantalla grande y a la televisión.
Su primera colección, “Unidas”, lanzada en plena pandemia en 2020, fue un homenaje a sus tías, quienes inspiraron cada prenda con sus nombres. Su marca también tiene un fuerte arraigo familiar: “Mi madre me llamó Marcos por mi tío abuelo, Marcos Lobo, un sastre tucumano. ‘Lobo’ es por ella y ‘Blanco’ por mi cabello, que perdió la pigmentación a los 15 años y hoy el 70% de mi pelo es blanco”. Su logo, una silueta de lobo, simboliza ese legado.
Moda para todos los cuerpos
Desde sus inicios, Mene Moyano apostó por un concepto que en la industria de la moda no siempre es una prioridad: la inclusión de todos los talles. “Mido 1,90 y calzo 47. Siempre me costó encontrar ropa que me quedara bien. Por eso, mi marca apuesta por la diversidad”. En su equipo, las prendas son probadas en dos modelos: una talla XS y otra XXL, garantizando que el diseño se adapte a distintos cuerpos. Además, ofrece ajustes sin costo adicional.

Su segunda colección, “Madelón”, lanzada en 2021, se inspiró en la primera marioneta femenina manejada por mujeres en los años 40. “Cada prenda lleva el nombre de una marionetista. Ahí diseñé pantalones con un calce perfecto”.
De Tucumán a la TV
El primer gran salto llegó en 2021, cuando una vestuarista de la serie “Planners” (Star+) lo contactó por Instagram. Luego, su ropa llegó a “Intrusos” y a Florencia de la V. “Vestir a Flor fue clave. Ella me abrió muchas puertas”. Cuando conoció a Liliana Parodi, entonces gerenta del canal América, probó sus prendas y destacó el calce. “Ella es muy generosa, me invitó a los Martín Fierro de la Moda y allí conocí a Romina Giangreco, vestuarista de Griselda Siciliani y Carla Peterson. Gracias a esa conexión, Siciliani llevó un vestido mío a la alfombra roja del Festival de Málaga en España”.

La gran oportunidad en “Envidiosa” llegó con la segunda temporada. “Me llamó el equipo de vestuario y les presenté varias opciones. Ese vestido negro con mangas voluminosas era especial, y cuando lo vi en pantalla, supe que había funcionado”. No fue la única prenda que apareció en la serie: también se destacó una camisa blanca, otra pieza clave de su colección.

Mene Moyano evita los brillos y las estampas. “La moda es la segunda industria más contaminante del mundo. No quiero hacer ropa desechable. Propongo prendas útiles, compras inteligentes y atemporales”.
Su paleta de colores incluye verdes, azules y rojos, junto a los clásicos blanco y negro. “Me costó incorporar el celeste porque mi padre fue colectivero y en Tucumán las camisas de trabajo son celestes. Pero lo reformulé y me encantó el resultado”.
El futuro: soñar en grande
“Cada pieza de ‘Un Lobo Blanco’ tiene un significado emocional. Mis colecciones, como ´Huellas y ¿El Desorden’, nacieron de experiencias personales intensas. Todo lo que hago tiene un porqué. Si no, se vuelve rutinario”, reflexionó.
Sus clientas, algunas sin siquiera conocerlo en persona, encuentran en su marca una conexión especial. “Una tucumana me compraba tres prendas cada 15 días de manera virtual. Finalmente, nos contactamos por mensaje y fue muy emocionante. Me encantaría abrir un atelier allí y vestir a las tucumanas”, contó.

Detrás de cada diseño hay una historia, como la camisa Carmen, su primer molde creado en honor a su madre. Con cada puntada, “Un Lobo Blanco” sigue dejando huellas tucumanas, con la mirada puesta en el futuro y el corazón anclado en sus raíces. (Producción periodística: María del Carmen Garzón Príncipi)