Sexualmente hablando: lesbianas

Sexualmente hablando: lesbianas

El viernes se celebró en nuestro país el Día de la Visibilidad Lésbica, en recuerdo de Natalia Pepa Gaitán, asesinada por Daniel Torres, el padrastro de su novia. El hecho ocurrió en la ciudad de Córdoba, el 6 de marzo de 2010: Torres le disparó a quemarropa con una escopeta, en plena calle, y luego se entregó a la Policía. Pepa fue trasladada de urgencia al hospital, donde murió en la madrugada siguiente. Tenía 27 años.

Esta fecha se conmemora como un día de lucha contra el lesbo-odio, así como también de visibilización de las diferentes formas de violencia y exclusión que existen contra este colectivo.

Una serie de creencias erróneas, generalizadas y patologizantes en relación a la comunidad LGBTIQ+ aún persisten en nuestra cultura y encuentran expresión en los llamados “discursos de odio”, tan peligrosos y de consecuencias gravísimas. Y es que Pepa Gaitán no ha sido la única víctima fatal: en mayo del año pasado, por citar uno de muchos ejemplos, un inquilino de una pensión del barrio de Barracas, al sur de la ciudad de Buenos Aires, abrió la puerta de la habitación contigua a la suya, donde dormían cuatro mujeres, y les arrojó un explosivo casero. “Engendros”, “tortas”, “gordas sucias”, insultaba. Sólo una de las mujeres sobrevivió, las otras tres murieron quemadas.

Aceptar al otro

La visibilidad lésbica busca fomentar la aceptación de la diversidad e impedir que se perpetúen los estereotipos y prejuicios en torno a la homosexualidad femenina. Y, desde luego, también tiene el objetivo de exigir derechos y reivindicaciones.

Lamentablemente, todavía existen muchos lugares en el mundo donde las parejas del mismo sexo no pueden casarse legalmente, lo que implica una anacrónica desigualdad en cuanto a derechos y protecciones. Por no hablar de la persecución, la violencia y el acoso que sufren estas personas a causa de su orientación sexual (y sin poder prevenir o denunciar estos actos).

Decenas de países califican como ilegales las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo. Y en muchos de ellos, estas conductas son penadas con la cárcel, castigos físicos o, incluso, la muerte.

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