Un casco con sangre, la nobleza de los héroes y la mirada de las mil yardas

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LA MIRADA DE LAS MIL YARDAS. El entonces teniente Diego Arreseigor, en una foto tomada en Malvinas. LA MIRADA DE LAS MIL YARDAS. El entonces teniente Diego Arreseigor, en una foto tomada en Malvinas.

Durante casi 40 años, Diego Arreseigor lo consideró un botín de guerra. Funcionaba quizás como una manera de exorcizar el dolor que aún le causaba la derrota. Era un casco inglés manchado con sangre que llevaba escrito a mano en las correas internas el nombre “A. Shaw”, única referencia al combatiente británico al que había pertenecido.

Arreseigor llegó a Malvinas en abril de 1982 con apenas 23 años al mando de 40 soldados y cinco suboficiales. Formaba parte del arma de Ingenieros y, entre otras misiones, se le encomendó el minado de diversos terrenos por los cuales podía llegar a desembarcar el enemigo. Una vez terminado el conflicto, aquel teniente y otros 30 oficiales argentinos quedaron prisioneros de los ingleses y abocados a la peligrosísima labor de retirar las minas. Una mañana, mientras hacía esta tarea, encontró el casco de Shaw en la isla Soledad. Arreseigor estaba tan flaco que pudo ocultarlo fácilmente debajo de su campera y nadie lo advirtió.

Tras una serie de accidentes graves, los mandos ingleses decidieron suspender el desminado y tiempo después el teniente argentino volvió al continente. El casco vino con él. Los años pasaron, pero el dolor por la derrota y aquel casco continuaban allí, guardados: uno en un cajón y el otro, en el alma del soldado. Un día, ya coronel, abrió el baúl y por primera vez sintió la necesidad de saber quién era o quién había sido aquel hombre cuyo nombre tenía a la vista, ponerle un rostro a esa sangre. Lo buscó en internet y descubrió que Alexander Shaw había partido a Malvinas con 25 años (apenas dos más que él), que en aquel entonces tenía un hijo de tres meses y que había caído pocas horas antes de que la guerra terminara. Aquello lo conmocionó de tal modo que se dio cuenta de que no quería morir con aquel casco en sus manos. Tras una larga serie de vicisitudes logró encontrarse en Madrid, España, con la hermana del paracaidista inglés y cerrar aquella historia. O tal vez, darle un nuevo sentido. Uno que, a 43 años del inicio de la guerra de Malvinas, nos habla de la nobleza del soldado argentino.

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En nuestro país hay entidades que parecen estar integradas por varias dimensiones, según quién las perciba. Haciendo una simplificación práctica, podemos decir que la guerra de Malvinas entra en esta categoría: por un lado está lo que el grueso de la sociedad entiende sobre el conflicto; por el otro, lo que sostienen grupos ideologizados que suelen ubicarse hacia la izquierda o que se autodenominan progresistas y que abogan por la desmalvinización (cuestión sobre la que volveremos más adelante), y luego lo que hace la política, siempre atenta a sus propias conveniencias coyunturales. En esta última escala vamos a advertir que los gobiernos de la democracia -el de Milei apenas comienza; veremos más adelante…- han fluctuado entre la indiferencia, el menoscabo y el desprecio. Aquí se destacan el kirchnerismo y sus aliados provinciales, que mientras estuvieron en el poder parecen haberse empeñado en apagar el recuerdo de Malvinas -en buena medida, apoyados por los grupos ideologizados a los que hacemos referencia unas líneas más arriba y que muchas veces funcionaron como patotas culturales. El encarnizamiento fue brutal. Sin embargo, a la luz del tiempo ha quedado claro que las islas, la guerra de 1982, el sacrificio y el valor de quienes combatieron (sin importar si se trataba de militares de carrera o de conscriptos) ha sido más fuerte en la memoria colectiva que los egoísmos del poder. Y eso ya de por sí es un triunfo.

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Estudiar el pasado del modo más libre de prejuicios posible es fundamental para poder entendernos y proyectarnos hacia el futuro con cierta cohesión de nación. Al respecto, tenemos varias deudas. Una de ellas es que a 43 años de la guerra de Malvinas todavía padecemos los efectos del proceso de “desmalvinización”, término atribuido al sociólogo francés Alain Rouquié, que plantea una historia sesgada de la contienda que se empezó a imponer en la década del 80, poco después de la capitulación ¿Con qué finalidad?

Censura y noticias falsas

En palabras del periodista Nicolás Kasanzew, quien cubrió el conflicto, fue una forma de censura y un compendio de noticias falsas mediante las cuales se buscó manipular a la sociedad ocultando los hechos heroicos (que en Malvinas fueron muchos, pero muchos en serio). Porque los héroes elevan la vara, mientras que los cobardes nivelan para abajo. Y un pueblo sin héroes reales, sin arquetipos dignos de imitar, es más fácil de manejar.

Así, mediante la desmalvinización se instaló la idea de que la guerra había sido una acción impopular, invisibilizando las manifestaciones masivas que acompañaron el desembarco argentino en las islas. Se intentó hacer creer también que la cobardía había sido la norma en las tropas nacionales. Sin embargo, sobran los testimonios de acciones de un heroísmo extremo (confirmadas por los mismos británicos), entre las que podemos destacar, por su cercanía con nosotros, las incursiones del piloto tucumano Luis “Tucu” Cervera, entre tantísimos otros. Negar el miedo es ridículo: es una condición inherente al ser humano. Pero las tropas argentinas se portaron como leones frente a un enemigo mejor pertrechado y con más respaldo tecnológico, y los ingleses no la tuvieron fácil. Como dice Kasanzew, los héroes elevan la vara. Y estos son héroes de verdad .

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Andrés Folch, Manuel Zelarayán (ambos identificados por el equipo de Antropología Forense en el cementerio de Darwin), Roque Ramón Quintana, José Humberto Rodríguez, Omar Madrid, Jorge Luis Vélez, Juan Edelmiro Barrionuevo, Miguel González, Enrique Maciel Talavera, Marcelino Guerrero, Mario González, Oscar Quipildor, José Alberto Romero, Mario Enrique Flores, Néstor Corbalán, José del Carmen Orellana, Manuel Alberto Medina, Juan Carlos Reguero, Claudio Condorí, Ángel Ricardo Juárez, Miguel Roberto Paz, Juan Rolando Galván, René Antonio Escobar, Víctor Antonio Nieva, Francisco Alfredo Gálvez (todos tripulantes del crucero Belgrano) y Julio César Auvieux (triste coincidencia: compañero de Arreseigor en el Colegio Militar que falleció desminando los alrededores de la pista de Río Grande, en Tierra del Fuego, desde donde despegaron los aviones que atacaron a la flota inglesa). Ellos son los 26 tucumanos que murieron en la guerra. Quizás como una forma de conjurar sus ausencias, las huellas de Malvinas en la provincia se han vuelto fáciles de rastrear. Monumentos, escuelas y paseos en distintos puntos del Gran San Miguel de Tucumán y en ciudades del interior funcionan como mojones de la memoria para que no olvidemos el reclamo histórico de soberanía y a quienes enfrentaron las balas por sostener ese reclamo. En una sociedad en la que se banaliza el término héroe al punto de poner ese adjetivo a un arquero que ataja un penal o a un futbolista que hace un gol en el último minuto de un partido, enhorabuena que esto ocurra.

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La mirada de las 1.000 yardas es una formulación que se usa para describir la expresión de una persona que ha atravesado un trauma intenso, como la guerra. Es inerte y perpleja. De ojos enormes que parecen abrir portales al laberinto de fantasmas de las batallas. Forma parte del trastorno de estrés postraumático y si nos ponemos a revisar fotos en las que aparecen combatientes argentinos, especialmente en el tramo final del conflicto o luego de la capitulación, nos vamos a topar con ella muchas veces. En un país que avanza a los tumbos entre crisis y crisis, esos ojos pueden ser un buen espejo en el cual mirarnos.

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Comentarios
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Más recientes
#7 05 Abr 2025 20:05 Hs
Comentario con excesos eliminado por el moderador. Ver normas de uso del servicio.
#6 04 Abr 2025 14:12 Hs
"Uno de los pilares de políticas de soberanía del kirchnerismo fue el apoyo y reconocimiento a Veteranos Se les dio asistencia médica psicológica,económica beneficios y pensiones". Figueroa #4, tienes razón en tu expresión, es verdad, pero sólo lo hicieron para conseguir votos, comprándolos de esa manera, hasta que los veteranos de Malvina se dieron cuenta, y así les fue a los gobiernos K.
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#5 04 Abr 2025 11:37 Hs
Vaca y Figueroa reeinvindican a los K en esta guerra.? Cuando los K nunca hicieron nada por los Heroes. Si odian a los militares. Pero son Tan termos que falta que digan que Malvinas fue culpa de Milei. Así estamos como país, culpa de esta gente.
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#4 04 Abr 2025 09:06 Hs
"Porque los héroes elevan la vara, mientras que los cobardes nivelan para abajo.",,,para que aprenda MILEI,,las Malvinas fueron son y serán ARGENTINAS,,,VIVA LA PATRIA!!!
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#3 04 Abr 2025 08:58 Hs
lamentable que a una historia tan noble este muchachito Nazaro la opaque con mentiras. Uno de los pilares de políticas de soberanía del kirchnerismo fue el apoyo y reconocimiento a Veteranos Se les dio asistencia médica psicológica,económica beneficios y pensiones.SE construyeron monumentos y espacios de memoria en honor. Le recomiendo a este pseudoperiodista que vea el discurso de Cristina en la Asamblea Gral de la ONU de 2012 donde reafirmó el derecho legítimo de Arg. s/Malvinas y criticó la presencia militar del ingles en las islas generando un amplio respaldo de varios países que se sumaron al reclamo argentino. Llevó gestiones en la OEA y unasur que evidenciaron la falta de voluntad del inglés para el diálogo constructivo y solución al conflicto. Lo convirtió en un tema de agenda internacional visibilizando a su vez la lucha argentina por su recuperación.Nazaro vos estas ideologizando espero que opines sobre las burradas que habló al respecto el desquiciado
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#2 04 Abr 2025 06:53 Hs
Nuestros héroes serán inmortales y siempre les rendiremos culto. Su galante intrepidez, su sangre generosamente derramada con sin igual osadía nos estremecerán perpetuamente. Sin embargo, habría preferido no tenerlos cuando pienso que el origen del conflicto fue la decisión de un general cuya bochornosa ebriedad le impidió cantar sin equivocaciones el himno en un acto patrio. Un individuo cuya estéril bravuconada ante un enemigo infinitamente superior desperdició tantas, pero tantas vidas argentinas. Es así como no se puede entender que payasos ignorantes como maduro o los ladrones kirchner hayan podido liderar el destino de sus respectivos países. Basta. La comparación con San Martín y sus ideales y motivaciones no admite paralelismos.
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#1 04 Abr 2025 05:54 Hs
Recordar los nombres de estos héroes es combatir la "desmalvinización", alentada desde el poder y consentida por una sociedad trunfalista.
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