Policía acusado: el crimen que puso en la mira a los rondines

El policía acusado de matar a un hombre habría dirigido un servicio de vigilancia que no estaba autorizado. Cuestionamientos.

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LA ESCENA DEL CRIMEN. El homicidio se registró en las inmediaciones de la garita de los rondines. LA ESCENA DEL CRIMEN. El homicidio se registró en las inmediaciones de la garita de los rondines.

Un homicidio registrado el sábado en el barrio Victoria tiene aristas particulares. Otra vez el consumo problemático de sustancias está presente en un crimen. La posibilidad de que se haya tratado de homicidio y no de un acto de defensa propia está latente. Y el más importante es que fue el punto de partida de un debate: el trabajo que realizan las empresas, agencias y cooperativas creadas para brindar seguridad. Una herramienta a la que recurren vecinos de barrios de las periferias, consorcios de edificios, countries y barrios privados, productores y comercios de toda la provincia. En definitiva, un servicio que se masificó en todo Tucumán.

El sábado a las 5.30, los vecinos de Matienzo e Inca Garcilaso escucharon un disparo. Salieron a las puertas de sus casas para ver qué había sucedido. Se dieron con el cuerpo de un joven que había fallecido después de recibir un disparo en el rostro.

La víctima fue identificada como Raúl Alejandro Vargas (31 años), vecino de la zona que estaba en situación de calle por los severos problemas de adicción que padecía. Según los investigadores, su madre había solicitado la exclusión del hogar porque en los últimos tiempos le habría robado sus pertenencias y hasta la habría agredido en más de una oportunidad. “Era uno de esos típicos changos que andan perdidos en la droga y que hacen lo que sea para comprar la porquería que consumen. Duele que mueran de esa manera, pero lamentablemente es sabido que siempre terminarán así”, explicó Flavio Rodríguez, vecino del lugar.

Al llegar al lugar, los investigadores no encontraron al autor del homicidio. Tampoco tardaron mucho en identificarlo. Los vecinos dijeron que el rondín del barrio había desaparecido de la zona después de escuchar el disparo. El sospechoso fue identificado como Claudio Brandán, cabo de policía que está separado de la fuerza por cuestiones de salud por lo que se le quitó su arma reglamentaria.

Con domiciliaria

En la audiencia de formulación de cargos, el acusado dijo que él sólo se había defendido, ya que la víctima se había presentado cuando él se encontraba realizando tareas de vigilancia en la zona. Relató que Vargas intentó agredir con el arma de fuego que portaba y se produjo el disparo mortal. Su abogado, Augusto Avellaneda, solicitó que no se lo acusara de ningún delito. En tanto que el fiscal Pedro Gallo pidió que sea imputado de homicidio simple. El juez Alejandro Tomas se inclinó por la hipótesis del representante del Ministerio Público, y le dictó la prisión preventiva que cumplirá con la modalidad de arresto domiciliario.

Patricio Char, que representa a la familia de Vargas, planteó otra mirada sobre el caso. “La Ley debe ser pareja para todos. Sin embargo, los policías están contando con un blindaje y privilegios como no ir presos, como en este caso”, aseguró. No estoy en contra de los uniformados sino a favor de la igualdad ante la ley y que nadie goce de privilegios. Ni policías, ni políticos, ni ciudadanos de pie”, añadió.

Sobre este hecho en particular, el profesional aseguró: “si hubiera sido cometido por cualquier otro tucumano, hoy estaría tras las rejas. Sin embargo, el acusado hoy goza del arresto domiciliario a pesar de haber matado deliberadamente a un ciudadano y cuanto no podía portar un arma”.

Sorpresa

En barrio Victoria el caso generó temores y fastidio. Los vecinos aseguraron que Brandán era el que había reunido un grupo de personas que se encargaba de brindar servicios de seguridad en el barrio. “Estamos muy preocupados porque sabemos que nos puede generar problemas. Ese es el drama de vivir en un lugar que es inseguro: pagás para que te cuiden o quedás a la buena de Dios. Espero que esto se solucione pronto”, dijo Florencia Romano, vecina del barrio.

“En esta zona no hay una, sino varias personas que hacen este trabajo. No siempre son efectivas porque los choros saben sus movimientos, pero peor es no tener nada”, aseguró Sebastián Medina. “Además, hay mucha gente que dice que si no le pagás sos el único gil al que le roban las cosas. Aparentemente estos tipos le avisan a los ‘piperos’ para que no se metan a las viviendas que ellas cuidan”, destacó el vecino de barrio Victoria.

“No sabía que tenía un arma. Nunca lo vimos armado. Tengo entendido que no pueden hacer eso, pero tengo entendido que él le quitó el arma que tenía el delincuente. Espero que esto no nos genere problemas. Sólo buscamos tener un poco más de seguridad, que el Estado no nos brinda”, finalizó Fernanda Jiménez.

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Otra mirada: todo sea por tener más seguridad

“Lamentablemente muchos tucumanos sabemos que estas personas nos pueden dar un dolor de cabeza. Pero no nos queda otra que contratarlos porque queremos tener un poco más de seguridad”, dijo Mario Tramonti, vecino del barrio Modelo. A los rondines o “pititos” que brindan servicio en los barrios de la periferia, se agregaron las agencias ilegales que trabajan en los edificios, barrios privados, countries y campos. “La verdad que de las cuestiones legales no entiendo mucho. Tengo un equipo de personas que se dedican a cuidar las fincas de limones porque estoy harto de que entren y me roben la fruta”, dijo el productor Franco Carmona. “No exporto, sólo quiero vivir de lo que es mío y estas personas por robar un kilo de limón te destrozan las plantas. No es justo, simplemente les pido que no dejen entrar a nadie”, destacó. En Tucumán había hasta fines de 2024 unas 90 empresas y cada una de ellas tendría unos 500 empleados.

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