En el mundo de los rituales y las peticiones, las velas no solo iluminan: también hablan. Y lo hacen a través de sus lágrimas. Cada forma en que la cera cae —rápida, lenta, torcida o acompañada de manchas— guarda un mensaje que puede darte pistas sobre la energía que estás moviendo. ¿Querés saber qué te está diciendo tu vela?
Si la lágrima cae hacia la derecha, es señal positiva: tu pedido tiene buena energía y está encaminado a cumplirse. Si cae hacia la izquierda, el mensaje es otro: hay incertidumbre y el resultado podría demorar. ¿La cera cambia de dirección? Entonces tus deseos están marcados por la duda y la inestabilidad.
La velocidad también habla: una lágrima que escurre rápido indica que las buenas noticias llegarán pronto; si baja lentamente, el ritual refleja tu firmeza, pero también te sugiere reforzar tu actitud positiva. ¿La cera se detiene y se acumula a mitad de camino? Buen augurio: tus deseos se cumplirán antes de lo previsto.
También hay señales de alerta. Si las gotas pequeñas se unen en una más grande, puede ser un reflejo de estrés o nerviosismo: algo necesita resolverse cuanto antes. Si la lágrima cae con una mancha oscura, mantené los ojos abiertos: puede haber traiciones o eventos inesperados en el camino. Aunque si luego esa mancha se aclara, hay luz al final del túnel: todo volverá a su cauce.
Las velas son mucho más que fuego y cera: son espejos de lo que llevamos dentro. La próxima vez que enciendas una, prestá atención a cómo llora. Tal vez ahí encuentres la respuesta que estabas buscando.























