Una vez más, este 9 de Julio -cuando la Patria celebra 209 años de libertad- asistimos a una ausencia que duele: la del mandatario de la Nación. No se trata de banderas políticas, ni de quién detenta más poder. Se trata del respeto por nuestra historia y de honrar la fecha fundacional de nuestra Nación. Es momento de reflexionar seriamente: ¿cómo puede un presidente no estar presente en el acto central que conmemora el nacimiento de nuestra libertad? Este compromiso debería ir más allá de lo simbólico. Por eso, proponemos que al momento de asumir el cargo y prestar juramento, el Presidente de la Nación quede institucionalmente obligado a participar en el acto oficial del 9 de Julio. No es un gesto menor. Es un acto de respeto hacia quienes forjaron la independencia, hacia los valores democráticos y hacia el pueblo argentino.
Anahí Alejandra Díaz
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