Hace 11 Hs

El nacimiento de Jesucristo, un 25 de diciembre en un humilde pesebre de Belén, Jerusalén , rodeado de animales de campo, perseguido por soldados de un poderoso Imperio del Medio Oriente, que realizó un genocidio atroz para evitar su nacimiento. Este fue el principio de la mayor historia de fe de la humanidad, sin violencia, que con el advenimiento, palabra y enseñanzas del hijo de Dios, bajo el poder de Poncio Pilato fue muerto y crucificado, todo para salvar a la grey cristiana y a la humanidad de las garras del terror. Lamentablemente no aprendimos, pese a tener cotidianas señales y muestras de castigos naturales, seguimos errando el camino. Para los cristianos el “Niñito Díos”, en Navidad y todo el tiempo, es a quien acudimos con gran frecuencia a suplicarle por la salud y protección de nuestros niños. ¿Ahora, cómo hacen esas madres palestinas, de Ucrania, del África, de las favelas brasileñas y de nuestras villas miseria, que ven morir o les matan o mueren en sus brazos sus niños? Díos, nuestras súplicas son por esos hermanos que aún de otras creencias religiosas sufren este flagelo. Sabemos que el castigo a los causantes es inminente y se avecina, pero ya basta de guerras que solo siembran odio, destrucción, venganzas y más muertes. Solo así  podremos decir y disfrutar de una feliz Navidad.

Francisco Amable Díaz      

franciscoamablediaz@gmail.com

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