02 Junio 2013
El Pacto de Olivos cambió la Constitución de 1853 y operó como un sismo en el bipartidismo que se disputaba el poder en el país.
La gestión de Ramón Ortega y el radicalismo local quedaron malheridos por esa experiencia. En el 91, Carlos Menem lanzó la consigna Menem 95 y trabajó denodadamente para conseguir una nueva chance. Los obstáculos que trababan su reelección eran de orden constitucional. La mayor oposición se concentraba en el Congreso. Dentro del principal partido opositor se planteó un duro debate.
La UCR estaba dividida, pues Alfonsín se oponía, pero los gobernadores radicales, que dependían de los ingresos del fisco nacional, eran más proclives a un entendimiento. Así describe el historiador Luis Alberto Romero ese cuadro de situación, En noviembre de 1993, Alfonsín y Menem sellaron el acuerdo que habilitó la reelección presidencial y otros cambios
Superposiciones
La carrera electoral arrancó en enero del 94 en Tucumán. El dirigente Julio Mora adelantó que los candidatos a convencionales por FR surgirían de elecciones internas. Desde el Gobierno, Antonio Guerrero (secretario de Relaciones Legislativas) planteó que la modificación de la Constitución provincial del 90 debía hacerse también con la de 1853. La cita en las urnas ya tenía fecha: el 10 de abril.
Oscar Paz (FR) aseveró que los constituyentes del oficialismo y de la UCR sólo iban a levantar la mano, porque el Pacto de Olivos era inmutable. El gobernador Ortega enfrió la discusión, al afirmar que su intención no era retocar la Carta Magna del 90. Guerrero insistió ahora en que radicales y peronistas debían conformar una lista común para consolidar el Pacto de Olivos. Es una barbaridad, le contestó el radical Carlos Courel, cerrando el tema. La jumta de gobierno de la UCR congeló para después de 1994. cualquier intento de retoque a la Constitución provincial. No querían quedar entrampados en la puja del PJ con FR. A todo esto, el intendente Rafael Bulacio admitió su fe reformista, pero aseguró que resultaba inconstitucional que dos personas remodelaran las instituciones.
Discordias en los socios
La llegada del nuevo interventor del PJ terminó de ordenar el tablero. Jorge Yoma reconoció diferencias con la UCR y le anticipó al vicegobernador Julio Díaz Lozano que Ortega y Menem son hombres de consulta en la selección de candidatos para abril. En Tucumán, mientras tanto, se vivía un ambiente de crispación social.
En febrero, Yoma oficializó el reflotamiento del Frente de la Esperanza (FE), y ratificó que el armado de la lista estaba en manos de Ortega y Menem. Hacia el 14 de febrero, el FE informó que Ortega, Evangelina Salazar, Díaz Lozano, Julio Miranda, Guerrero y Sisto Terán, entre otros, se postulaban para abril. Terán jamás podrá ser peronista, acusó Amado Juri. Pese a las manifestaciones de protesta, Yoma sentenció: la lista es inmodificable.
En la UCR no hubo comicios internos, pero sí voces de descontento. Clímaco de la Peña renunció a candiatearse porque el Pacto de Olivos contradecía la Carta Magna del 53. La convención obligó a acatar ese acuerdo. Así las cosas, sólo se oficializó la lista de Courel, que se presentaba como la oposición democrática.
El golpe electoral
Se pretende reemplazar la repúbliica federal, democrática y cristiana por una unitaria y atea, predicaba Antonio Bussi. En las urnas, FR logró 233.398 votos,el FE 200.219 y la UCR, 41.365.
Por FR, fueron electos Bussi, Bulacio. Fernando López de Zavalía, María Pitte de Lamda y Luis Iriarte. El FE ubicó a Ortega, Salazar, Diaz Lozano, Miranda y Guerrero. Courel salió por la UCR. Fue la debacle de los socios del Pacto en Tucumán.
La gestión de Ramón Ortega y el radicalismo local quedaron malheridos por esa experiencia. En el 91, Carlos Menem lanzó la consigna Menem 95 y trabajó denodadamente para conseguir una nueva chance. Los obstáculos que trababan su reelección eran de orden constitucional. La mayor oposición se concentraba en el Congreso. Dentro del principal partido opositor se planteó un duro debate.
La UCR estaba dividida, pues Alfonsín se oponía, pero los gobernadores radicales, que dependían de los ingresos del fisco nacional, eran más proclives a un entendimiento. Así describe el historiador Luis Alberto Romero ese cuadro de situación, En noviembre de 1993, Alfonsín y Menem sellaron el acuerdo que habilitó la reelección presidencial y otros cambios
Superposiciones
La carrera electoral arrancó en enero del 94 en Tucumán. El dirigente Julio Mora adelantó que los candidatos a convencionales por FR surgirían de elecciones internas. Desde el Gobierno, Antonio Guerrero (secretario de Relaciones Legislativas) planteó que la modificación de la Constitución provincial del 90 debía hacerse también con la de 1853. La cita en las urnas ya tenía fecha: el 10 de abril.
Oscar Paz (FR) aseveró que los constituyentes del oficialismo y de la UCR sólo iban a levantar la mano, porque el Pacto de Olivos era inmutable. El gobernador Ortega enfrió la discusión, al afirmar que su intención no era retocar la Carta Magna del 90. Guerrero insistió ahora en que radicales y peronistas debían conformar una lista común para consolidar el Pacto de Olivos. Es una barbaridad, le contestó el radical Carlos Courel, cerrando el tema. La jumta de gobierno de la UCR congeló para después de 1994. cualquier intento de retoque a la Constitución provincial. No querían quedar entrampados en la puja del PJ con FR. A todo esto, el intendente Rafael Bulacio admitió su fe reformista, pero aseguró que resultaba inconstitucional que dos personas remodelaran las instituciones.
Discordias en los socios
La llegada del nuevo interventor del PJ terminó de ordenar el tablero. Jorge Yoma reconoció diferencias con la UCR y le anticipó al vicegobernador Julio Díaz Lozano que Ortega y Menem son hombres de consulta en la selección de candidatos para abril. En Tucumán, mientras tanto, se vivía un ambiente de crispación social.
En febrero, Yoma oficializó el reflotamiento del Frente de la Esperanza (FE), y ratificó que el armado de la lista estaba en manos de Ortega y Menem. Hacia el 14 de febrero, el FE informó que Ortega, Evangelina Salazar, Díaz Lozano, Julio Miranda, Guerrero y Sisto Terán, entre otros, se postulaban para abril. Terán jamás podrá ser peronista, acusó Amado Juri. Pese a las manifestaciones de protesta, Yoma sentenció: la lista es inmodificable.
En la UCR no hubo comicios internos, pero sí voces de descontento. Clímaco de la Peña renunció a candiatearse porque el Pacto de Olivos contradecía la Carta Magna del 53. La convención obligó a acatar ese acuerdo. Así las cosas, sólo se oficializó la lista de Courel, que se presentaba como la oposición democrática.
El golpe electoral
Se pretende reemplazar la repúbliica federal, democrática y cristiana por una unitaria y atea, predicaba Antonio Bussi. En las urnas, FR logró 233.398 votos,el FE 200.219 y la UCR, 41.365.
Por FR, fueron electos Bussi, Bulacio. Fernando López de Zavalía, María Pitte de Lamda y Luis Iriarte. El FE ubicó a Ortega, Salazar, Diaz Lozano, Miranda y Guerrero. Courel salió por la UCR. Fue la debacle de los socios del Pacto en Tucumán.