21 Junio 2013
REFUGIADOS. En la frontera con Jordania, la ONU armó campamentos. REUTERS
BAGDAD/BEIRUT.- La vecina Irak advirtió que la guerra civil de Siria está destrozando Oriente Medio y el presidente de Líbano instó al movimiento de su país Hezbollah a retirar a sus combatientes del conflicto. Después de dos años de combates que han provocado la muerte de más de 93.000 personas, los disturbios sirios están arrastrando a sus vecinos a una confrontación sangrienta entre el chií Irán que apoya al presidente Bashar Al-Assad y países suníes del Golfo que respaldan a los rebeldes sirios.
Los insurgentes han sufrido una serie de reveses en el campo de batalla y están asediados en las afueras de Damasco mientras enfrentan un avance lento pero continuo de las fuerzas de Al Assad, que han comenzado a recuperar terreno.
En una señal de la devastación provocada por la guerra, la agencia de Naciones Unidas Unesco puso los seis lugares declarados como patrimonio cultural en Siria en una lista de peligro de monumentos en riesgo, pidiendo esfuerzos internacionales para protegerlos. Son los centros históricos de Damasco, Bosra y Aleppo, el oasis de Palmira, el Krak de los Caballeros y Qal'at Salah El-Din (Ciudadela de Saladino) y antiguas aldeas del norte.
Tanto Irak como Líbano han sufrido una creciente violencia en sus países mientras el conflicto sirio se convierte en una guerra de poder.
"Irak está en la posición más difícil en esta revuelta regional y el conflicto en Siria se ha convertido en un conflicto regional desde todo punto de vista", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores, Hoshyar Zebari. "Estamos haciendo lo mejor para mantener una posición neutral, pero las presiones son enormes y por cuánto tiempo podremos sostenerlo es realmente un tema de los desarrollos en Siria", agregó.
Con Rusia e Irán armando a las fuerzas del Gobierno de Al Assad y los combatientes libaneses de Hezbollah sumándose a la guerra en su nombre, las potencias occidentales acordaron en la última semana incrementar la ayuda a los rebeldes, principalmente suníes, que fueron expulsados de la estratégica ciudad de Qusair, al norte de Damasco. Ministros de Relaciones Exteriores del grupo de naciones "Amigos de Siria", que respaldan a la oposición, tienen previsto reunirse mañana en Qatar para discutir la asistencia para intentar ayudar al Ejército de Siria Libre a defender la ciudad norteña clave de Aleppo. Esos países incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Arabia Saudita, Turquía, Egipto y Qatar. Las perspectivas rebeldes para revertir los avances de Al Assad en Damasco ahora dependen del apoyo al Ejército de sus patrocinadores occidentales y árabes.
En otra señal de que la violencia se está expandiendo a lugares diversos, los rebeldes se han enfrentado a los kurdos en el noreste de Siria, dijeron fuentes de ambos lados.
En tanto, el presidente de Líbano, Michel Suleiman, instó a Hezbollah a retirar a sus milicianos de Siria, donde apoyan a Al Assad. Suleiman señala: "Si ahora también participan en la batalla por Aleppo, eso llevaría a una mayor desestabilización aquí en el país". El mandatario asegura que siempre se pondrá del lado de Hezbollah porque ejerce resistencia "ante el enemigo Israel". Pero "quiero protegerla también de sí misma", sentencia. (Reuters-DPA)
Los insurgentes han sufrido una serie de reveses en el campo de batalla y están asediados en las afueras de Damasco mientras enfrentan un avance lento pero continuo de las fuerzas de Al Assad, que han comenzado a recuperar terreno.
En una señal de la devastación provocada por la guerra, la agencia de Naciones Unidas Unesco puso los seis lugares declarados como patrimonio cultural en Siria en una lista de peligro de monumentos en riesgo, pidiendo esfuerzos internacionales para protegerlos. Son los centros históricos de Damasco, Bosra y Aleppo, el oasis de Palmira, el Krak de los Caballeros y Qal'at Salah El-Din (Ciudadela de Saladino) y antiguas aldeas del norte.
Tanto Irak como Líbano han sufrido una creciente violencia en sus países mientras el conflicto sirio se convierte en una guerra de poder.
"Irak está en la posición más difícil en esta revuelta regional y el conflicto en Siria se ha convertido en un conflicto regional desde todo punto de vista", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores, Hoshyar Zebari. "Estamos haciendo lo mejor para mantener una posición neutral, pero las presiones son enormes y por cuánto tiempo podremos sostenerlo es realmente un tema de los desarrollos en Siria", agregó.
Con Rusia e Irán armando a las fuerzas del Gobierno de Al Assad y los combatientes libaneses de Hezbollah sumándose a la guerra en su nombre, las potencias occidentales acordaron en la última semana incrementar la ayuda a los rebeldes, principalmente suníes, que fueron expulsados de la estratégica ciudad de Qusair, al norte de Damasco. Ministros de Relaciones Exteriores del grupo de naciones "Amigos de Siria", que respaldan a la oposición, tienen previsto reunirse mañana en Qatar para discutir la asistencia para intentar ayudar al Ejército de Siria Libre a defender la ciudad norteña clave de Aleppo. Esos países incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Arabia Saudita, Turquía, Egipto y Qatar. Las perspectivas rebeldes para revertir los avances de Al Assad en Damasco ahora dependen del apoyo al Ejército de sus patrocinadores occidentales y árabes.
En otra señal de que la violencia se está expandiendo a lugares diversos, los rebeldes se han enfrentado a los kurdos en el noreste de Siria, dijeron fuentes de ambos lados.
En tanto, el presidente de Líbano, Michel Suleiman, instó a Hezbollah a retirar a sus milicianos de Siria, donde apoyan a Al Assad. Suleiman señala: "Si ahora también participan en la batalla por Aleppo, eso llevaría a una mayor desestabilización aquí en el país". El mandatario asegura que siempre se pondrá del lado de Hezbollah porque ejerce resistencia "ante el enemigo Israel". Pero "quiero protegerla también de sí misma", sentencia. (Reuters-DPA)
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