Sobró tiempo para sustos

Uruguay erró un penal y después Brasil, con poco, obtuvo el pase a la gran final.

ENTRE EL FESTEJO Y LA BRONCA. Paulinho marcó el gol de la victoria de Brasil a minutos del final y sus compañeros inician la celebración. Suárez, decepcionado, revienta el balón contra la red. Fue 2 a 1. REUTERS ENTRE EL FESTEJO Y LA BRONCA. Paulinho marcó el gol de la victoria de Brasil a minutos del final y sus compañeros inician la celebración. Suárez, decepcionado, revienta el balón contra la red. Fue 2 a 1. REUTERS
Tan lejos y tan cerca. Uruguay se quedó a minutos de forzar la prórroga y de gestar, quizá, un "Mineirazo". Pero un postrero cabezazo de Paulinho metió a Brasil en la final de la Copa Confederaciones y dejó a la "celeste" con las ganas de escribir un nuevo capítulo a la leyenda de 1950.

Al equipo de Scolari le bastó con poco para alzarse con una victoria por 2-1: un penal atajado por Julio César, un par de pinceladas de Neymar, el oportunismo de Fred, el ritmo de Bernard y los desbordes de Marcelo. Funcionamiento y solidez, faltaron a la cita. El burdo agarrón en el área de David Luiz a Diego Lugano pudo cambiar la historia. Diego Forlán anunció el remate y el arquero local la sacó al córner para resguardar el cero.

Al anfitrión le llevó mucho tiempo, hasta los 41', descifrar el jeroglífico de la visita. Neymar acomodó con el pecho un pelotazo milimétrico de Paulinho y definió ante Fernando Musiera. La pelota quedó ahí, para que Fred, oportunista y afortunado, metiera el primero.

Ya lo decía antes del partido el "Maestro" Tabárez: no conviene vivir de recuerdos. Pero el arranque del complemento alimentó el sueño de reeditar aquel "Maracanazo" histórico. A los 48', un metegol en el área y un error de Thiago Alves dieron origen al empate de Cavani, siempre figura.

El ingreso del delantero Bernard, hizo delirar a los hinchas y fue inclinando el campo hacia Muslera. Uruguay quedó bien parado para la contra, pero ni Luis Suárez, ni Forlán estuvieron finos.

Marcelo iba e iba por los laterales y Neymar, aun ausente, se hizo presente otra vez en el momento clave: ejecutó un tiro de esquina de manual, y Paulinho, de gran actuación, le ganó la espalda a Cáceres para el 2-1. Iban 86' y ya no hubo tiempo para milagros.

Entonces la fiesta fue brasileña: a medida que el "scratch" avanza, la "torcida" se ilusiona con un final feliz para el Mundial 2014. Para Uruguay queda la satisfacción de un buen torneo y la mira puesta en el boleto que le permita volver dentro de 12 meses al país que le dio letra a su leyenda.

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