Club Atlético corazón

Sin brillar y sufriendo por momentos, el "decano" no se resignó y sobre la hora logró el triunfo.

DE MÁS A MENOS. Montiglio, que le gana la pelota a Kruspzky, entró encendido a la cancha hasta que se cansó. Cumplió. DE MÁS A MENOS. Montiglio, que le gana la pelota a Kruspzky, entró encendido a la cancha hasta que se cansó. Cumplió.

Borrado un viejo dolor de pecho, Atlético estaba obligado a seguir tachando con cruces viejas deudas pendientes de torneos anteriores. La misión, para nada sencilla, era ratificar la buena faena en Jujuy y empezar a hacer valer al equipo como anfitrión.

Le costó al "decano"; le costó un triunfo hacerse de los tres puntos a Atlético, porque San Martín de San Juan no fue el club recién descendido de Primera que deambula deprimido por la divisional. No. Los cuyanos vinieron al Monumental decididos a convertirse en la figurita difícil del álbum. Complicaron al dueño de casa, lo marearon a veces, y hasta casi le queman el libreto con dos remates ejecutados detrás de la puerta del área grande, que en el campeonato pasado seguro eran gol.

Pero ayer no lo fueron, y ante la falta de respuestas de un medio colapsado, los defensores, en especial Nicolás Romat, se convirtieron en una especie de frontones. Todo lo que venía a su sector, volvía disparado. Con clase, y en otros momentos con desesperación. La misma que causó en escasos pasajes del partido Gonzalo Bazán con su velocidad. Era un torpedo el petiso carrilero, aunque tampoco le alcanzaba como para nutrir de material a Lenci y a Rodríguez.

Uno atacaba por izquierda, el otro por derecha. El partido era, entonces, una balanza que se inclinaba dependiendo del actor. Pero nada; nada de nada respecto a ver un suspiro de gol. Es más, San Juan medio que cerró la historia a falta de cinco minutos. Atlético no lo hizo, quiso imponerse por la vía del nocaut y lo consiguió sobre la hora. Barone, el ex capitán de la casa, estiró de más un pase a priori sin sustos que luego se transformó en peligroso. Acosta, un sabueso de aquellos, mordió la presa liberada por Kruspzky y se encomendó a la suerte del destino. Corrió hasta cerca de la línea de los suspiros siempre con la mirada hacia arriba, calculó y sacó un buscapié letal que Barreiro, con el empeine, sepultó en la red. Gol: 1-0, triunfazo y a seguir soñando. Pero ahora siendo líder del show.

Lo bueno
El triunfo de Atlético fue un premio al mérito y al tesón de sus protagonistas. Acosta no resignó la última pelota, la ganó y le puso el pase gol a Barreiro.

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Lo malo
El anfitrión sintió su falta de efectividad en la zona de intercambio. Carabajal y Barrado no pudieron frenar a Poggi y compañía y, por momentos, el medio "decano" fue un colador.

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