04 Diciembre 2013
EN LOS ULTIMOS ESCALONES. Los chicos tienen sus razones al explicar por qué les cuesta tanto estudiar algunas materias y bajan su rendimiento. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
La Argentina no avanzó en calidad educativa en los últimos tres años. Por el contrario, retrocedió un punto y se encuentra en el 59° lugar entre 65 países que intervinieron en la evaluación PISA 2012, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Con relación a la última prueba PISA, en 2009, los chicos de 15 años apenas mejoraron en matemática 1,2 puntos y retrocedieron 1,6 puntos en comprensión lectora. Pero aumentaron cinco puntos en Ciencias.
En la prueba participaron 5.900 alumnos argentinos de 15 años de 226 escuelas. Los resultados de los países se midieron sobre un corte de 500 puntos, que es el desempeño promedio de los países asiáticos. Al respecto, la Argentina en Lengua descendió dos puntos, de 398 a 396, y en Ciencia creció cinco dígitos, de 401 a 406, respecto a la examinación anterior. En Matemática los alumnos argentinos conservaron el puesto 388 de 2009.
Los chicos responden
¿Cuál es la razón por la que los resultados de los alumnos son inferiores a los que esperan los docentes? LA GACETA se lo consultó a los propios protagonistas, los chicos de 15 años, que es la edad que tomó en la muestra porque en esa etapa se cumplen los 10 años de educación obligatoria. Los adolescentes respondieron desde su experiencia personal. Para María, de la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi, el aburrimiento es lo que mata las ganas de estudiar. “Algunos docentes te hacen imposible la materia”, reniega. “¡Son puro bla bla todo el año y apenas te dan unas cuantas actividades. Todo se vuelve muy aburrido”, dijo la adolescente, y confesó que tiene problemas con Historia.
En cambio, Emilia, alumna de la misma escuela pero de cuarto año, cosechó una experiencia diametralmente opuesta: “estoy feliz porque este es el primer año que no me llevo Matemática. Tuve una profesora que nos acompañaba mucho, que estaba con nosotros todo el tiempo, que se acercaba a preguntar y se aseguraba de que estemos entendiendo. Cuando veía que nos costaba algún tema, nos proponía ir a clase de consulta... es la primera vez que no me la llevo”, dice la joven.
“La profe me odia”
Muchas veces, los chicos no sólo no entienden la materia, sino que además creen que los profesores los odian y eso provoca un bloqueo en ellos. “Este año, en el primer trimestre, la profesora de Inglés me dijo que no me iba a aprobar. Me odia y no sé por qué”, dice Martina, que tiene grandes dificultades para el idioma.
Un caso similar ocurre con Nicolás (18 años, alumno del Colegio Nacional Bartolomé Mitre): “desde el primer trimestre supe que me iba a llevar Matemáticas. La profesora me dijo muy clarito: ‘aunque pagués la profesora particular más cara del mundo no vas a aprender la materia...’ A veces siento que nos tratan como tontitos y si te dicen eso, obvio que te vas a tirar al abandono”, resume el adolescente.
Muchas veces el problema es el aburrimiento: Matías (17) admite que tiene problemas en Física y Filosofía. “Creo que los docentes no hacen interesante la materia, te enseñan todo como aparece en los libros y quieren meterte por la fuerza los conocimientos”.
Pero cuando hay entusiasmo todo puede ser diferente. Gabriel (16) está agradecido con su profesor: “este año un docente me sorprendió: este año nos enseñaron sobre Patrimonio Cultural de Tucumán ¡y el tema me re interesó!”
Preguntas frecuentes
¿Qué es PISA? Es un programa para la evaluación internacional de alumnos que están cerca de terminar la educación obligatoria.
¿A quiénes se evalúa? A chicos de escuelas públicas y privadas que tengan 15 años (no importa el grado en el que estén).
Lo que dejó la PISA 2012
Los países asiáticos obtuvieron los mejores resultados.
Shanghai, Singapur, Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Macao, Japón, Liechtenstein, Suiza y Holanda ocuparon los primeros 10 puestos.
Esta edición incorporó por primera vez un estudio diferenciado entre los puntajes de la Ciudad de Buenos Aires y el resto del país. En matemáticas, la Ciudad se ubicó por encima del promedio argentino.
Sileoni: “Con dos años más de escolaridad podrán mejorar”
El ministro de Educación Eduardo Sileoni quedó conforme con el resultado de la prueba PISA. “Muestra que casi ocho de cada 10 alumnos argentinos de 15 años de edad comprende lo que lee y se sale al cruce de una idea de que la mitad de los estudiantes no entiende lo que lee”. Además remarcó que “con dos años más de escolaridad podrán mejorar”.
El ministro también aclaró que PISA no evalúa progresos sino competencias. “Aunque estamos abajo en términos numéricos de países desarrollados (Argentina está en el puesto 58) es difícil comparar sistemas educativos. Argentina tiene un 82% más de alumnos en el secundario, y es un nivel obligatorio”, aseveró.
Según el PISA hay 45.000 estudiantes más de 15 años en comparación con 2009 en Argentina. “De ese total, el 64% cursa el nivel correspondiente a su edad, pero el 36% tiene sobreedad y puede estar en séptimo grado, en primero o segundo año”, dijo Sileoni.
Por Tucumán participaron 300 chicos de ocho colegios
En la prueba internacional PISA participaron alumnos de todo el país que fueron elegidos por sorteo, por una muestra aleatoria. Por Tucumán participaron 300 alumnos de ocho colegios tucumanos, mezclados entre públicos de gestión privada y públicos de gestión estatal. Lo que iguala a los chicos es la edad: todos tenían 15 años al momento de la prueba. Sin embargo, hay un dato que la ministra Silvia Rojkés de Temkin se preocupó por remarcar, y que también remarcó el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni. Que el 36% de los alumnos argentinos que participaron en la muestra eran chicos rezagados: es decir, eran chicos que no están en el año que les correspondería.
Según datos del informe PISA, en la Argentina el 64% los alumnos de 15 están cursando segundo y tercer año del secundario, que es el año que corresponde a la edad; y el resto -el 36%- en otros años. Son, según explicó la ministra Temkin a LA GACETA, los que en la última década fueron volviendo a la escuela. “Aunque parezca contradictorio, esto prueba que la escuela sigue siendo necesaria: porque esos chicos que antes no estaban en ella, ahora están insertos en el sistema”, opinó. De todos modos, reconoció que en la prueba los chicos que cursan el nivel correspondiente a su edad respondieron mejor que los rezagados.
“PISA mide desde hace años a los países desarrollados. Y desde hace un tiempo, a los países de América Latina, que estamos tratando de recuperar años perdidos. Reconozco que hay dificultades, pero no es lo mismo trabajar sólo pensando en la perspectiva académica que trabajar, al mismo tiempo, con la inclusión social de los chicos. La prueba PISA mide capacidades: y se mide con la misma vara a un chico de una escuela suburbana de Tucumán que a uno de Finlandia, que para nosotros es un modelo a seguir. De todos modos, tanto los resultados de PISA como los de la ONE (Operativo Nacional de Evaluación), como las evaluaciones que hacemos en Tucumán son insumos que nosotros escuchamos con atención”, aseguró. Sobre los resultados de Argentina en cada una de las disciplinas (bajó el rendimiento en Lengua), Temkin señaló que “la lengua es más abstracta que los números, y que las ciencias empíricas”, y que “hay que trabajar fuerte con eso, porque los chicos tienen problemas con la abstracción”.
“Hay que motivar al alumno y comprometer al docente”
“Despertar el interés de los alumnos por el aprendizaje”. Ese es el punto al que hay que llegar, según la ex ministra de Educación Susana Montaldo. “Uno de los motivos por los cuales bajan los resultados de la calidad educativa es que no logramos despertar en los alumnos un compromiso con el aprendizaje. Para eso es necesario que haya más flexibilidad en la currícula, que las escuelas puedan definir sus espacios curriculares de acuerdo a la comunidad donde está inserta. Que no todas las escuelas tengan los mismos espacios. Pero además, que el docente sea el profesor de esa escuela y no de la materia, es decir, que se sienta identificado con la comunidad educativa”, propone la hoy secretaria de Políticas Culturales de la Municipalidad.
Montaldo hace hincapié en la necesidad de estrechar el vínculo entre el docente y el alumno. “El profesor debe tener tiempo para poder trabajar con los padres y cambiar el modelo de escuela, por otro que responda a las nuevas demandas. Porque hoy la escuela secundaria no está respondiendo a la demanda de la juventud”, remarca.
“Tampoco ayuda la desarticulación que hoy hay entre el secundario y la universidad. Es por eso que tampoco hay suficiente calidad en la Universidad y se produce un desgranamiento importante sobre todo en los primeros años. Hay que tener la decisión política para hacerlo. Sería ideal que en los últimos años de la secundaria los chicos pudieran pensar en lo que quieren hacer en el futuro. Y que además se pudiera armar una propuesta curricular, con un 50% de espacios obligatorios y otro 50% de acuerdo con el proyecto de los chicos, ya sea laboral o de estudios superiores”, ejemplifica.
Resultados a largo plazo
“La sociedad ha cambiado mucho. La escuela, a pesar de las reformas, sigue con los modelos de enseñanza bastante tradicionales. Con la obligatoriedad escolar aparecen nuevos problemas porque hay nuevos sujetos. Se ha hecho mucha capacitación, pero se necesita tiempo para ver los resultados. Nuestra realidad es muy compleja. Así como tenemos chicos en una hiperrealidad detrás de una pantalla, tenemos otros en una realidad desrrealizada, que tiene que ver con la pobreza y la marginalidad. Toda esa realidad tiene que afrontar hoy la escuela”, observa la profesora en Pedagogía Marta Vistali.