08 Abril 2014
ESPERA. Leila Argañaraz y Nicolás Nanterne Giacchino aguardan el momento de hacer la denuncia en Catamarca.
Aún no se recuperaron del infierno vivido en Catamarca. El árbitro Sebastián Barrionuevo y sus asistentes Facundo Nanterne Giacchino y Leila Argañaraz elevaron un duro informe al Tribunal de Disciplina del Consejo Federal de AFA sobre la pesadilla que padecieron el domingo antes del encuentro entre San Martín de El Bañado (Catamarca) y Américo Tesorieri (La Rioja), por una de las semifinales del Torneo del Interior.
Los tres estuvieron presentes en la sede de la Liga Tucumana de Fútbol, desde donde elaboraron y enviaron sus informes. “Fue una situación muy complicada. No esperábamos que suceda algo así. Realmente fue algo impensado para todos nosotros”, contó Barrionuevo, que estuvo acompañado por su papá, el ex árbitro Luis.
Darío Zamoratte, presidente de la máxima institución futbolística de la provincia, y Rubén Tapia, tesorero a nivel nacional del Sadra, se interiorizaron sobre lo que vivieron los árbitros. Fue un intento de soborno por parte de barras que actuaron encapuchados y que llevaban armas de fuego para que favorecieran al equipo catamarqueño, que debía dar vuelta la derrota por 1 a 0 sufrida en La Rioja.
“Fueron cinco o seis minutos, que parecían una eternidad. Fue algo terrible. En un momento le pusieron una pistola en la cabeza a Leila y nos amenazaban continuamente a los tres. Nos decían que si no ganaba el local, no íbamos a salir vivos del estadio”, explicó Barrionuevo. “En un momento nos quisieron ofrecer dinero. Nos dijeron que pidamos lo que queramos y que ellos nos iban a dar”, agregó.
Los árbitros contaron que una persona se presentó en la hostería donde estaban alojados y se ofreció a llevarlos al estadio. “No conocíamos a la persona que nos iba a trasladar. Siempre cuando llegamos a una provincia preguntamos quién nos va a buscar. Y nos dijeron que a las 15.15 iban a pasar. Y fue exactamente a esa hora que apareció esta persona que dijo que era empleado de la Liga. Cargamos nuestros bolsos en un Peugeot 207 gris oscuro y cuando estábamos en camino, se nos cruzó un VW Gol negro. Nos detuvieron y, bajo amenazas, nos llevaron a un pasaje donde había otros dos autos con unas 12 personas esperándonos”, recordó Barrionuevo.
“Al margen de todo los que nos pasó, nos dolió mucho la forma en la que se manejaron en Catamarca con nosotros. Leí en un medio de esa provincia que nosotros llegamos al estadio por nuestra cuenta. Cuando la verdad es que nos manejamos como dice el sistema que impone la AFA y que es con un miembro de la Liga de cada provincia o acompañado por un móvil de la policía”, señaló Barrionuevo.
Debido a lo sucedido, el encuentro no se jugó. “Era imposible dirigir un partido así. Fuimos para arbitrar un cotejo y terminamos secuestrados. ¡Me pusieron una pistola en la cara! En ese instante se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Fueron los minutos más largos de mi vida. En todo momento traté de mantener la calma, a pesar de la angustia que tenía”, contó Leila.
“Ya había ido varias veces a dirigir partidos del Argentino B y del Torneo del Interior en Catamarca y nunca me pasó nada. Esto es algo increíble”, agregó la árbitro asistente.
Barrionuevo agradeció el apoyo recibido por los colegas de Tucumán y de otras provincias. “Muchos árbitros nos llamaron para solidarizarse con nosotros. Nos dieron todo su apoyo. Espero que nunca vuelva a pasar esto. No se lo deseo a nadie. Ahora queremos que esto se resuelva de la mejor manera”, concluyó Barrionuevo.
Los tres estuvieron presentes en la sede de la Liga Tucumana de Fútbol, desde donde elaboraron y enviaron sus informes. “Fue una situación muy complicada. No esperábamos que suceda algo así. Realmente fue algo impensado para todos nosotros”, contó Barrionuevo, que estuvo acompañado por su papá, el ex árbitro Luis.
Darío Zamoratte, presidente de la máxima institución futbolística de la provincia, y Rubén Tapia, tesorero a nivel nacional del Sadra, se interiorizaron sobre lo que vivieron los árbitros. Fue un intento de soborno por parte de barras que actuaron encapuchados y que llevaban armas de fuego para que favorecieran al equipo catamarqueño, que debía dar vuelta la derrota por 1 a 0 sufrida en La Rioja.
“Fueron cinco o seis minutos, que parecían una eternidad. Fue algo terrible. En un momento le pusieron una pistola en la cabeza a Leila y nos amenazaban continuamente a los tres. Nos decían que si no ganaba el local, no íbamos a salir vivos del estadio”, explicó Barrionuevo. “En un momento nos quisieron ofrecer dinero. Nos dijeron que pidamos lo que queramos y que ellos nos iban a dar”, agregó.
Los árbitros contaron que una persona se presentó en la hostería donde estaban alojados y se ofreció a llevarlos al estadio. “No conocíamos a la persona que nos iba a trasladar. Siempre cuando llegamos a una provincia preguntamos quién nos va a buscar. Y nos dijeron que a las 15.15 iban a pasar. Y fue exactamente a esa hora que apareció esta persona que dijo que era empleado de la Liga. Cargamos nuestros bolsos en un Peugeot 207 gris oscuro y cuando estábamos en camino, se nos cruzó un VW Gol negro. Nos detuvieron y, bajo amenazas, nos llevaron a un pasaje donde había otros dos autos con unas 12 personas esperándonos”, recordó Barrionuevo.
“Al margen de todo los que nos pasó, nos dolió mucho la forma en la que se manejaron en Catamarca con nosotros. Leí en un medio de esa provincia que nosotros llegamos al estadio por nuestra cuenta. Cuando la verdad es que nos manejamos como dice el sistema que impone la AFA y que es con un miembro de la Liga de cada provincia o acompañado por un móvil de la policía”, señaló Barrionuevo.
Debido a lo sucedido, el encuentro no se jugó. “Era imposible dirigir un partido así. Fuimos para arbitrar un cotejo y terminamos secuestrados. ¡Me pusieron una pistola en la cara! En ese instante se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Fueron los minutos más largos de mi vida. En todo momento traté de mantener la calma, a pesar de la angustia que tenía”, contó Leila.
“Ya había ido varias veces a dirigir partidos del Argentino B y del Torneo del Interior en Catamarca y nunca me pasó nada. Esto es algo increíble”, agregó la árbitro asistente.
Barrionuevo agradeció el apoyo recibido por los colegas de Tucumán y de otras provincias. “Muchos árbitros nos llamaron para solidarizarse con nosotros. Nos dieron todo su apoyo. Espero que nunca vuelva a pasar esto. No se lo deseo a nadie. Ahora queremos que esto se resuelva de la mejor manera”, concluyó Barrionuevo.