San Martín perdió ante Juventud Antoniana

Empató a los 89’ pero al buscar la hazaña se desconcentró y Antoniana le ganó.

LO HIZO BIEN. Maximiliano Velasco se saca su marca de encima y se manda; el delantero marcó el 1-1, pero no alcanzó. LO HIZO BIEN. Maximiliano Velasco se saca su marca de encima y se manda; el delantero marcó el 1-1, pero no alcanzó.
Por buscar la frutilla del postre se quedó sin el pan y sin la torta. San Martín pecó feo con Juventud Antoniana, que aprovechó ese hambre para dejarlo sin nada, 2 a 1.

La historia en el Gigante del Norte fue la de siempre para el equipo tucumano. Con la obligación de seguir escalando se calzó el traje de protagonista y manejó bien la pelota. Las opciones comenzaron a aparecer de la mano de Maximiliano Velasco y Fabricio Lenci. Sin embargo, junto con los delanteros apareció en escena Mariano Maino, brillante en todos sus intentos.

Cuando San Martín pisó el freno, el partido se cayó, pero ese bache le permitió a Juventud apuntalar su presencia. Sus intentos al menos despertaron de nuevo a los de Juan José López, que con Albano Becica como líder, volvieron al ruedo haciendo méritos para inclinar la balanza. Sin suerte.

Lo que venía no podía ser peor. San Martín entró dormido al complemento y en un centro sorpresivo Diego Pave tuvo la primera falla de la noche. No pudo retener el bochazo ante la presencia de Marcos Litre. La pelota se le resbaló entre los guantes y le quedó servida nada menos que a Gustavo Balvorín... “Ring...Ring”, con el arco solo, no falló y otra vez cumplió la ley del ex.

San Martín no mereció el golpe y lo entendió. Salió a buscar el empate con más ganas que fútbol y por tozudo y caprichoso lo consiguió, cuando el partido se moría. Velasco otra vez fue quien la mandó a guardar y puso el merecido 1-1.

El visitante buscó la hazaña, quiso darlo vuelta, liquidar sobre la hora. Y se mandó. Error. Con el arco entre ceja y ceja dejó su campo en soledad y Pave, que no estaba en su noche, no tuvo cómo controlar a Litre, que buscó el penal y lo encontró. Luis Rodríguez lo cambió por gol y San Martín, que pudo sumar de a uno, no consiguió ni eso. De haber sido algo más mezquino tal vez hacía su negocio.

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