Por Mariana Segura
23 Octubre 2014
FUE MÁS. Facundo Rivero, que le gana a Alejandro Toledo arriba, jugó un gran partido y aportó presencia en el fondo “santo”.
Fue una cita a la que asistió como desinteresado, sin saber que al final de la noche se iría enamorado. San Martín, el muleto, sintió mariposas en la panza recién en el complemento, tiempo que le alcanzó para golear 3-0 a un San Jorge igual de improvisado, que se despidió sin hacer ruido de la Copa Argentina.
Fue rara la noche en La Ciudadela que tuvo la cabeza puesta siempre en el Federal A donde el equipo debe seguir peleando el ascenso. Por eso el primer tiempo pasó como desapercibido. Por momentos se hizo trabado, por otros simple. También fue aburrido pero tuvo chispazos electrizantes. O sea: fue la suma de instantes locos que en conclusión no fueron nada. Sólo los piques de Facundo Silva y sus avances hicieron ruido. Hasta ahí parecía una noche de spa en Bolívar y Pellegrini. Gonzalo Rodríguez también aportó lo suyo, potencia y furia pura que, claro, dio sus frutos recién en la segunda etapa.
Al sabor de los goles San Martín lo probó recién ahí, cuando San Jorge ya no pudo hacerle frente. La dupla Rodríguez-Silva volvió a hacer de las suyas y consiguió sacudir esa red dormida. La primera vez con una gran pared que derivó en el centro de Carlos Chacana, aparecido en escena sólo para asistir a un Gonzalo que después de tocar fue a buscar lo que le faltó en los primeros 45’: vencer a Pablo Lencina. El suyo fue el primer grito, pero no el último.
El segundo se gestó en los pies de Matías Galvaliz, que hizo bien la personal y consiguió un penal que luego Silva cambió por gol, fácil. Eligió el medio “Monito” y Lencina su izquierda. Nada que hacer.
La noche ya era distinta con aquellos dos festejos. El “santo” pasó del relax a la fiesta de goles a base de toques y efectividad, con sus dos delanteros iluminados.
El tercero fue el adorno que Lucas Chacana le regaló a la gente (tras otra buena asistencia del conductor de la noche, Galvaliz) y sirvió para engalanar esa cita al principio fría. La próxima será con Mitre, de Santiago del Estero, que eliminó a Central Córdoba.
Fue rara la noche en La Ciudadela que tuvo la cabeza puesta siempre en el Federal A donde el equipo debe seguir peleando el ascenso. Por eso el primer tiempo pasó como desapercibido. Por momentos se hizo trabado, por otros simple. También fue aburrido pero tuvo chispazos electrizantes. O sea: fue la suma de instantes locos que en conclusión no fueron nada. Sólo los piques de Facundo Silva y sus avances hicieron ruido. Hasta ahí parecía una noche de spa en Bolívar y Pellegrini. Gonzalo Rodríguez también aportó lo suyo, potencia y furia pura que, claro, dio sus frutos recién en la segunda etapa.
Al sabor de los goles San Martín lo probó recién ahí, cuando San Jorge ya no pudo hacerle frente. La dupla Rodríguez-Silva volvió a hacer de las suyas y consiguió sacudir esa red dormida. La primera vez con una gran pared que derivó en el centro de Carlos Chacana, aparecido en escena sólo para asistir a un Gonzalo que después de tocar fue a buscar lo que le faltó en los primeros 45’: vencer a Pablo Lencina. El suyo fue el primer grito, pero no el último.
El segundo se gestó en los pies de Matías Galvaliz, que hizo bien la personal y consiguió un penal que luego Silva cambió por gol, fácil. Eligió el medio “Monito” y Lencina su izquierda. Nada que hacer.
La noche ya era distinta con aquellos dos festejos. El “santo” pasó del relax a la fiesta de goles a base de toques y efectividad, con sus dos delanteros iluminados.
El tercero fue el adorno que Lucas Chacana le regaló a la gente (tras otra buena asistencia del conductor de la noche, Galvaliz) y sirvió para engalanar esa cita al principio fría. La próxima será con Mitre, de Santiago del Estero, que eliminó a Central Córdoba.