12 Noviembre 2014
El jefe del Ejecutivo de Cataluña, Artur Mas, conminó al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, a abrir un “diálogo permanente” para pactar una consulta de autodeterminación “a la británica” en la región del Noreste de España. El líder catalán le envió una carta tras la consulta simbólica sobre la independencia celebrada el domingo, en la que más de 2,3 millones de personas (un tercio de las llamadas a hacerlo) fueron a votar desafiando la suspensión del Tribunal Constitucional español.
La idea de Mas, que tras la consulta se ve más legitimado para negociar con Rajoy, es pactar con él un referéndum legal y vinculante sobre el futuro de Cataluña, en línea con el que celebró Escocia recientemente -y en el que perdió el independentismo-. “Ahora tenemos más argumentos que antes del 9-N para pedir esto, para decirle al presidente español que la mejor manera de hacerlo sería a la británica o a la canadiense”, dijo.
Si el presidente del gobierno español no se aviene a ello, abre el camino a convocar elecciones autonómicas en clave plebiscitaria. “El proceso no se detendrá por mucho que no haya respuesta”, advirtió. El rechazo, con Rajoy desaparecido desde el sábado, llegó en boca de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. “Ni este gobierno ni este partido darán sus votos para un acuerdo de secesión”, dijo en el Senado. Y frente al éxito que proclama Mas por la participación en la consulta, en la que más del 80 % de los que votaron lo hicieron por la independencia, ella habló de “fracaso”.
“Dos de cada tres catalanes, incluidos menores y extranjeros, les han ignorado”, dijo Saénz de Santamaría. En su pretensión de pactar con Rajoy, Mas le propone que sea él quien establezca las condiciones del “diálogo permanente” que le pide, pero que también dejó claro que tiene por objetivo “establecer el derecho a decidir de manera definitiva”.
Desde que el líder catalán inició el proceso soberanista hace dos años, Rajoy rechaza la posibilidad de un referéndum en Cataluña que considera inconstitucional. Solo el Estado puede convocar esas consultas en España, que además son consultivas y no vinculantes, más allá de que el tema de la unidad territorial es algo que atañe a todo el país y una región no puede pronunciarse sobre ello. El propio Mas admitió que confía “muy poco” en que Rajoy acepte el diálogo y el escenario más probable que anticipa es la convocatoria de unas elecciones autonómicas en clave plebiscitaria. “Si es necesario utilizar las elecciones para realizar esta consulta. La gente se lo ha ganado”, planteó.
Superado su partido, Convergencia i Unió (CiU), en las encuestas por Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC), que en el Parlamento regional actual es la segunda fuerza política, Mas contempla unas plebiscitarias con una candidatura única secesionista encabezada por él. ERC, sin embargo, aboga por que cada cual concurra con sus siglas y, tras los comicios, se forme un gobierno de concentración. La formación independentista habló ya el lunes de unas “elecciones constituyentes” tras las cuales se proclame rápido la independencia. La derecha, incluidos sectores del Partido Popular de Rajoy, critican al gobierno por no haber impedido la consulta suspendida por la Justicia y reclaman que se actúe con contundencia contra Mas por haberla celebrado fuera de la ley.
La idea de Mas, que tras la consulta se ve más legitimado para negociar con Rajoy, es pactar con él un referéndum legal y vinculante sobre el futuro de Cataluña, en línea con el que celebró Escocia recientemente -y en el que perdió el independentismo-. “Ahora tenemos más argumentos que antes del 9-N para pedir esto, para decirle al presidente español que la mejor manera de hacerlo sería a la británica o a la canadiense”, dijo.
Si el presidente del gobierno español no se aviene a ello, abre el camino a convocar elecciones autonómicas en clave plebiscitaria. “El proceso no se detendrá por mucho que no haya respuesta”, advirtió. El rechazo, con Rajoy desaparecido desde el sábado, llegó en boca de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. “Ni este gobierno ni este partido darán sus votos para un acuerdo de secesión”, dijo en el Senado. Y frente al éxito que proclama Mas por la participación en la consulta, en la que más del 80 % de los que votaron lo hicieron por la independencia, ella habló de “fracaso”.
“Dos de cada tres catalanes, incluidos menores y extranjeros, les han ignorado”, dijo Saénz de Santamaría. En su pretensión de pactar con Rajoy, Mas le propone que sea él quien establezca las condiciones del “diálogo permanente” que le pide, pero que también dejó claro que tiene por objetivo “establecer el derecho a decidir de manera definitiva”.
Desde que el líder catalán inició el proceso soberanista hace dos años, Rajoy rechaza la posibilidad de un referéndum en Cataluña que considera inconstitucional. Solo el Estado puede convocar esas consultas en España, que además son consultivas y no vinculantes, más allá de que el tema de la unidad territorial es algo que atañe a todo el país y una región no puede pronunciarse sobre ello. El propio Mas admitió que confía “muy poco” en que Rajoy acepte el diálogo y el escenario más probable que anticipa es la convocatoria de unas elecciones autonómicas en clave plebiscitaria. “Si es necesario utilizar las elecciones para realizar esta consulta. La gente se lo ha ganado”, planteó.
Superado su partido, Convergencia i Unió (CiU), en las encuestas por Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC), que en el Parlamento regional actual es la segunda fuerza política, Mas contempla unas plebiscitarias con una candidatura única secesionista encabezada por él. ERC, sin embargo, aboga por que cada cual concurra con sus siglas y, tras los comicios, se forme un gobierno de concentración. La formación independentista habló ya el lunes de unas “elecciones constituyentes” tras las cuales se proclame rápido la independencia. La derecha, incluidos sectores del Partido Popular de Rajoy, critican al gobierno por no haber impedido la consulta suspendida por la Justicia y reclaman que se actúe con contundencia contra Mas por haberla celebrado fuera de la ley.