20 Septiembre 2015
PARA LA CONTINGENCIA. El altavoz fue prestado de una persona a otra a través de un servicio on line. THE NEW YORK TIMES
Janet Morrissey / The New York Times
NUEVA YORK.- Cuando los vándalos irrumpieron en la Land Cruiser de Stephanie Ciancio en 2014 y se robaron su autoestéreo, no tenía tiempo ni dinero para reemplazarlo. Eso fue particularmente molesto para Ciancio, una residente de San Francisco, California, de 34 años de edad, porque había planeado realizar un viaje por carretera de cuatro días hacia Fern Canyon, California, en el fin de semana largo del feriado del 4 de julio, y la idea de hacer el viaje de ocho horas sin música era deprimente.
Así que se conectó a Peerby.com, tecleó su problema, y a los 40 minutos fue contactada por alguien dispuesto a prestarle unas bocinas Bluetooth inalámbricas para su viaje en auto. “Pensé: ‘Oh, Dios mío, es así de fácil’, ¡y era gratis!”, dijo Ciancio. “Fue más fácil y más rápido que comprar unas o pedirlas en Amazon”.
Ciancio está entre un creciente número de personas que están usando aplicaciones móviles para encontrar, pedir prestados o rentar artículos tan diversos como taladros y drones entre personas que viven cerca. Es una extensión del exitoso modelo de Airbnb, Uber y Lyft, pero para artículos domésticos.
¿Quiere probar un iPad antes de comprar uno? Hecho. ¿Necesita una bicicleta mientras visita otra ciudad? No hay problema. ¿Quiere un taladro eléctrico para colgar esas persianas? Está a un clic de distancia.
Ha aparecido una avalancha de sitios web que aprovechan la tendencia, y Peerby.com es el favorito. Desde que empezó en Ámsterdam en 2012, Peerby se ha ampliado a 20 ciudades en Europa, incluidos Londres y París, y está realizando proyectos piloto en 10 ciudades estadounidenses, incluido Nueva York.
Ha procesado más de 100.000 transacciones, tiene artículos con un valor de más de U$S 1.000 millones en su base de datos y espera tener 500.000 miembros inscriptos para fines de 2015, según su fundador, Daan Weddepohl.
Todo suena prometedor. Sin embargo, su futuro como un negocio viable que genere dinero está lejos de ser seguro. El camino hacia la rentabilidad está cubierto de los cadáveres de empresas emergentes anteriores que zozobraron en este nicho: CrowdRent, Share Some Sugar, Bid & Borrow, Ecomodo, ThingLoop, OhSoWe y Hey Neighbor!, que empezaron entre 2007 y 2010, se retiraron. ¿Peerby puede verdaderamente tener éxito donde otros han fracasado?
Modelos de negocio
Algunos expertos dicen que todo es cuestión de que sea el momento oportuno: las empresas emergentes fracasadas llegaron al escenario antes de que realmente despegaran las aplicaciones móviles y la tendencia de la economía del compartir. Otros culpan a malos modelos de negocios.
Superficialmente, parece pan comido. ¿Quién no ha acumulado una pila de artículos domésticos, regalos de Navidad indeseados e incluso ropa que se cubre de polvo en un sótano o unidad de almacenamiento?
Los proponentes están apostando a que la gente estaría dispuesta a compartir esos artículos si un vecino se los pidiera. La recesión de 2008 y la ubicuidad de las aplicaciones para smartphones parecieron desencadenar una revolución de la “economía del compartir”, dijo Rachel Botsman, autor de “What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption”.
La gente buscaba formas creativas de reunir efectivo extra, y hubo un giro hacia rentar y compartir artículos, en vez decomprarlos.
“Estamos pasando de ser una sociedad de propiedades a ser una sociedad de acceso”, y mucho de ello está sucediendo a través del smartphone, dijo Simon Rothman, socio de Greylock Partners, cuya empresa fue uno de los primeros inversionistas en empresas como Airbnb y Facebook.
Los millennials se inclinan particularmente a compartir en vez de poseer, dijo Ann Miura-Ko, fundadora de Floodgate, que ha invertido en empresas emergentes como Chegg, Lyft y TaskRabbit. Y nada parece estar fuera de los límites: existe incluso borrowmydoggy.com para las personas que quieren compartir la propiedad de sus mascotas.
Un sondeo realizado por Ericsson ConsumerLab encontró que más de la mitad de los usuarios de smartphones están abiertos a rentar el equipo de ocio, las habitaciones y los electrodomésticos de otras personas.
“La gente está acostumbrada a la idea de rentar un auto o conseguir un viaje en taxi simplemente usando una aplicación”, y compartir artículos domésticos es solo una extensión de ello, dijo Michael Bjorn, el autor del informe.
Weddepohl de Peerby desarrolló una pasión por las computadoras y la programación a edad temprana.
“Pedí un compilador para mi cumpleaños número 13”, dijo.
Leía libros de cabo a rabo y se unió a tableros de boletines en línea para pulir sus habilidades de programación. Sus padres, ambos siquiatras, alentaron su espíritu emprendedor y su interés en la tecnología. Pero fue un incendio lo que dio inicio al sueño de Peerby.
En febrero de 2009, el fuego destruyó el edificio de departamentos de Weddepohl, obligándolos a él y su novia a buscar frenéticamente la manera de escapar del denso humo negro que se colaba en su vivienda del cuarto piso. Los bomberos finalmente los rescataron. Sin embargo, la mayoría de las pertenencias de Weddepohl fueron destruidas por el fuego, el agua o el humo.
Se sentía devastado. Pero en los meses siguientes, Weddepohl observó con asombro como amigos _ e incluso extraños _ ofrecían muebles, herramientas y otros artículos para ayudarle a ponerse de nuevo en pie. Fue una revelación.
“Descubrí que la gente a mi alrededor era mucho más importante que los objetos”, dijo. “A la gente le encanta ayudar a otros; estamos programados para ayudar a otros”.
Con 25.000 euros (28.700 dólares) en el bolsillo, los cuales heredó de su madre, se dispuso a crear un sitio web y una aplicación que pudiera sacar provecho económico del concepto de compartir. Entró en The Founder Institute de Ámsterdam, el cual le enseñó habilidades emprendedoras y lo enlazó con potenciales inversionistas ángel. En septiembre de 2012, nació Peerby. (El nombre combina la frase en inglés “peer 2 peer” -entre pares- con “nearby”, cercanos.)
Weddepohl analizó las compañías que habían fracasado.
“Sabía que tenía que hacerlo de manera diferente”, dijo.
Revirtió el modelo de negocios para enfocarse en quien busca rentar en lugar del proveedor. En vez de publicar largas listas de anuncios clasificados, se enfocó en la demanda. Desarrolló un algoritmo de preguntas para crear una red de potenciales proveedores entre los miembros registrados del sitio. Cuando un miembro solicita un artículo, se envía una notificación a los miembros cercanos con base en el algoritmo.
NUEVA YORK.- Cuando los vándalos irrumpieron en la Land Cruiser de Stephanie Ciancio en 2014 y se robaron su autoestéreo, no tenía tiempo ni dinero para reemplazarlo. Eso fue particularmente molesto para Ciancio, una residente de San Francisco, California, de 34 años de edad, porque había planeado realizar un viaje por carretera de cuatro días hacia Fern Canyon, California, en el fin de semana largo del feriado del 4 de julio, y la idea de hacer el viaje de ocho horas sin música era deprimente.
Así que se conectó a Peerby.com, tecleó su problema, y a los 40 minutos fue contactada por alguien dispuesto a prestarle unas bocinas Bluetooth inalámbricas para su viaje en auto. “Pensé: ‘Oh, Dios mío, es así de fácil’, ¡y era gratis!”, dijo Ciancio. “Fue más fácil y más rápido que comprar unas o pedirlas en Amazon”.
Ciancio está entre un creciente número de personas que están usando aplicaciones móviles para encontrar, pedir prestados o rentar artículos tan diversos como taladros y drones entre personas que viven cerca. Es una extensión del exitoso modelo de Airbnb, Uber y Lyft, pero para artículos domésticos.
¿Quiere probar un iPad antes de comprar uno? Hecho. ¿Necesita una bicicleta mientras visita otra ciudad? No hay problema. ¿Quiere un taladro eléctrico para colgar esas persianas? Está a un clic de distancia.
Ha aparecido una avalancha de sitios web que aprovechan la tendencia, y Peerby.com es el favorito. Desde que empezó en Ámsterdam en 2012, Peerby se ha ampliado a 20 ciudades en Europa, incluidos Londres y París, y está realizando proyectos piloto en 10 ciudades estadounidenses, incluido Nueva York.
Ha procesado más de 100.000 transacciones, tiene artículos con un valor de más de U$S 1.000 millones en su base de datos y espera tener 500.000 miembros inscriptos para fines de 2015, según su fundador, Daan Weddepohl.
Todo suena prometedor. Sin embargo, su futuro como un negocio viable que genere dinero está lejos de ser seguro. El camino hacia la rentabilidad está cubierto de los cadáveres de empresas emergentes anteriores que zozobraron en este nicho: CrowdRent, Share Some Sugar, Bid & Borrow, Ecomodo, ThingLoop, OhSoWe y Hey Neighbor!, que empezaron entre 2007 y 2010, se retiraron. ¿Peerby puede verdaderamente tener éxito donde otros han fracasado?
Modelos de negocio
Algunos expertos dicen que todo es cuestión de que sea el momento oportuno: las empresas emergentes fracasadas llegaron al escenario antes de que realmente despegaran las aplicaciones móviles y la tendencia de la economía del compartir. Otros culpan a malos modelos de negocios.
Superficialmente, parece pan comido. ¿Quién no ha acumulado una pila de artículos domésticos, regalos de Navidad indeseados e incluso ropa que se cubre de polvo en un sótano o unidad de almacenamiento?
Los proponentes están apostando a que la gente estaría dispuesta a compartir esos artículos si un vecino se los pidiera. La recesión de 2008 y la ubicuidad de las aplicaciones para smartphones parecieron desencadenar una revolución de la “economía del compartir”, dijo Rachel Botsman, autor de “What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption”.
La gente buscaba formas creativas de reunir efectivo extra, y hubo un giro hacia rentar y compartir artículos, en vez decomprarlos.
“Estamos pasando de ser una sociedad de propiedades a ser una sociedad de acceso”, y mucho de ello está sucediendo a través del smartphone, dijo Simon Rothman, socio de Greylock Partners, cuya empresa fue uno de los primeros inversionistas en empresas como Airbnb y Facebook.
Los millennials se inclinan particularmente a compartir en vez de poseer, dijo Ann Miura-Ko, fundadora de Floodgate, que ha invertido en empresas emergentes como Chegg, Lyft y TaskRabbit. Y nada parece estar fuera de los límites: existe incluso borrowmydoggy.com para las personas que quieren compartir la propiedad de sus mascotas.
Un sondeo realizado por Ericsson ConsumerLab encontró que más de la mitad de los usuarios de smartphones están abiertos a rentar el equipo de ocio, las habitaciones y los electrodomésticos de otras personas.
“La gente está acostumbrada a la idea de rentar un auto o conseguir un viaje en taxi simplemente usando una aplicación”, y compartir artículos domésticos es solo una extensión de ello, dijo Michael Bjorn, el autor del informe.
Weddepohl de Peerby desarrolló una pasión por las computadoras y la programación a edad temprana.
“Pedí un compilador para mi cumpleaños número 13”, dijo.
Leía libros de cabo a rabo y se unió a tableros de boletines en línea para pulir sus habilidades de programación. Sus padres, ambos siquiatras, alentaron su espíritu emprendedor y su interés en la tecnología. Pero fue un incendio lo que dio inicio al sueño de Peerby.
En febrero de 2009, el fuego destruyó el edificio de departamentos de Weddepohl, obligándolos a él y su novia a buscar frenéticamente la manera de escapar del denso humo negro que se colaba en su vivienda del cuarto piso. Los bomberos finalmente los rescataron. Sin embargo, la mayoría de las pertenencias de Weddepohl fueron destruidas por el fuego, el agua o el humo.
Se sentía devastado. Pero en los meses siguientes, Weddepohl observó con asombro como amigos _ e incluso extraños _ ofrecían muebles, herramientas y otros artículos para ayudarle a ponerse de nuevo en pie. Fue una revelación.
“Descubrí que la gente a mi alrededor era mucho más importante que los objetos”, dijo. “A la gente le encanta ayudar a otros; estamos programados para ayudar a otros”.
Con 25.000 euros (28.700 dólares) en el bolsillo, los cuales heredó de su madre, se dispuso a crear un sitio web y una aplicación que pudiera sacar provecho económico del concepto de compartir. Entró en The Founder Institute de Ámsterdam, el cual le enseñó habilidades emprendedoras y lo enlazó con potenciales inversionistas ángel. En septiembre de 2012, nació Peerby. (El nombre combina la frase en inglés “peer 2 peer” -entre pares- con “nearby”, cercanos.)
Weddepohl analizó las compañías que habían fracasado.
“Sabía que tenía que hacerlo de manera diferente”, dijo.
Revirtió el modelo de negocios para enfocarse en quien busca rentar en lugar del proveedor. En vez de publicar largas listas de anuncios clasificados, se enfocó en la demanda. Desarrolló un algoritmo de preguntas para crear una red de potenciales proveedores entre los miembros registrados del sitio. Cuando un miembro solicita un artículo, se envía una notificación a los miembros cercanos con base en el algoritmo.
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