12 Octubre 2015
TENSIONADO. Juan Azconzábal, que en la imagen parece estar rezando, tuvo varios cruces con los plateístas locales. aip foto / Andres Larrovere (ESPECIAL PARA LA GACETA)
SAN LUIS, (Nicolás Iriarte, enviado especial de LG Deportiva).- Capucha no. Capucha sí. Capucha no. Gorro de polar sí. El look de la cabeza de Juan Manuel Azconzábal durante el partido de ayer hablaba por sí solo: fue una tarde complicada para él. Debió reordenar el equipo no bien empezó, tras la desconcentración inicial, y volver a hacerlo en el entretiempo.
Además, el DT mantuvo un duelo permanente con los pocos pero desafiantes plateístas que se habían acercado a ver el partido y por los que terminó expulsado al igual que su colega de Estudiantes, Héctor Arzubialde, aunque este último se fue por insultar al árbitro. Una vez terminado el partido, ni la capucha ni el gorro vestían la cabeza del entrenador.
“Me equivoqué, me equivoqué”, fue lo primero que dijo cuando se le preguntó por el episodio. “Me escupieron varias veces y me dio pena ver a niños acompañados por padres haciéndolo. Esas cosas no ayudan, pero ya está. Pasa en todos lados”, se defendió después.
Desde el comienzo del encuentro y por la intimidad que dio un marco tan pequeño de público, el duelo entre los hinchas de Estudiantes y el banco “decano” fue incrementando con los minutos. Los insultos también los recibía Ariel Zapata, ayudante de campo y, cansados los dos, contestaron hasta algo que llegó de Azconzábal.
Aún así, con esos minutos en el vestuario tras el 1-1, el “Vasco” había absorbido la claridad necesaria para ver su error y también lo haría con la primera parte del partido. “Estudiantes no sólo se adaptó mejor a la cancha y nos sorprendió, sino que Atlético no interpretó cómo tenía que jugar. Hicimos una lectura errónea”, reconoció el entrenador.
Eso sí, después del mea culpa valoró lo bueno: “después de que nos acomodamos, bajó la intensidad del partido y manejamos los tiempos nosotros. En el segundo tiempo creamos, como mínimo, cuatro situaciones claras de gol”, dijo. “¿El punto sirve?”, era una pregunta cantada. En ese momento el resultado de Patronato no estaba puesto, pero sin dudas que después del triunfo del escolta y esas chances desperdiciadas, el punto no supo tan bien.
Además, el DT mantuvo un duelo permanente con los pocos pero desafiantes plateístas que se habían acercado a ver el partido y por los que terminó expulsado al igual que su colega de Estudiantes, Héctor Arzubialde, aunque este último se fue por insultar al árbitro. Una vez terminado el partido, ni la capucha ni el gorro vestían la cabeza del entrenador.
“Me equivoqué, me equivoqué”, fue lo primero que dijo cuando se le preguntó por el episodio. “Me escupieron varias veces y me dio pena ver a niños acompañados por padres haciéndolo. Esas cosas no ayudan, pero ya está. Pasa en todos lados”, se defendió después.
Desde el comienzo del encuentro y por la intimidad que dio un marco tan pequeño de público, el duelo entre los hinchas de Estudiantes y el banco “decano” fue incrementando con los minutos. Los insultos también los recibía Ariel Zapata, ayudante de campo y, cansados los dos, contestaron hasta algo que llegó de Azconzábal.
Aún así, con esos minutos en el vestuario tras el 1-1, el “Vasco” había absorbido la claridad necesaria para ver su error y también lo haría con la primera parte del partido. “Estudiantes no sólo se adaptó mejor a la cancha y nos sorprendió, sino que Atlético no interpretó cómo tenía que jugar. Hicimos una lectura errónea”, reconoció el entrenador.
Eso sí, después del mea culpa valoró lo bueno: “después de que nos acomodamos, bajó la intensidad del partido y manejamos los tiempos nosotros. En el segundo tiempo creamos, como mínimo, cuatro situaciones claras de gol”, dijo. “¿El punto sirve?”, era una pregunta cantada. En ese momento el resultado de Patronato no estaba puesto, pero sin dudas que después del triunfo del escolta y esas chances desperdiciadas, el punto no supo tan bien.