Cristina, Macri y Alperovich, funcionales entre sí

Manteniendo viva a Cristina -presa o libre, jefa o líder-, Cambiemos mantendrá vivo a Alperovich. La ex presidenta, sin decir quiero, aparece en las encuestas como la principal rival de Macri; lo que provoca sonrisas en el Gobierno nacional, porque su principal apuesta es volver a polarizar con el kirchnerismo como en 2015 y 2017 para tratar de salir airoso en 2019. Es que el macrismo minimiza y hasta desprecia los efectos en las urnas de la crisis económica profundizada por errores propios y forzados, por las promesas incumplidas y hasta por discursos mentirosos, como el reciente del Presidente que, en cuestión de minutos, renegó de los impuestos, sostuvo que hay que bajarlos y al instante anunció una suba. Algo así como creer que el ciudadano se convence fácilmente diciéndole que mejor que hacer es decir y mejor que realizar es prometer. Una apuesta electoral de riesgo frente a un clima social tenso y adverso en términos políticos.

Así Alperovich apuesta por Cristina, se arriesga por la senadora a la que supo ningunear y hasta sale pescar adhesiones en el mismo espacio electoral que Cambiemos: la clase media, la misma que lo acompañó contundentemente en 2005 -cuando logró los cuatro diputados nacionales- y en 2007, cuando obtuvo el 78% de los sufragios para ser reelecto. Si Macri considera que para su continuidad es vital que la senadora sobreviva políticamente hasta los comicios del año entrante, indirectamente estará beneficiando las pretensiones del ex gobernador que, por cierto, debe especular igual.

El senador necesita votos y salió a buscarlos a la sombra de quien dice que los tiene. Los pretende hacer suyos por extensión. Hace pocos días refirió que mandó a hacer dos encuestas, una con Hugo Haime y otra con Julio Aurelio, y que ambas le mostraron que la que dirigente que mejor mide en Tucumán es Cristina, con un 42% de intención de votos. Justamente lo que necesita para sostenerse, pero más que nada para tratar de seducir a una franja del peronismo que simpatiza con la ex jefa de Estado y que no tiene un referente local que pueda aglutinarlos tras una candidatura. En esa línea dice convencido que el balotaje será entre Macri y su par en la Cámara Alta. Yo soy su representante en Tucumán, podría acotar.

En este aspecto, Alperovich se adelantó a la dupla Manzur-Jaldo, porque estos, si bien no están con el kirchnerismo, no tienen todavía un candidato presidencial que se oponga a Macri y, a la vez, a Cristina. Es decir alguien que entre a terciar en el plano nacional para bajarlo también al territorio provincial. El peronismo tiene varios presidenciables y un serio problema a resolver: cómo elegir al candidato que unifique a todos los espacios en pugna, con o sin los cristinistas. Es la dificultad que soporta Manzur, quien sentenció que Cristina “ya fue” y que ni siquiera invitó a los “K” a su acto del 17 de octubre.

Si más adelante todos los sectores peronistas y los kirchneristas se unen para derrotar a Macri, ¿implicará que el gobernador y su antecesor tendrán que sentarse a dialogar? No parece posible, las cartas locales están echadas y los caminos se han bifurcado. El vicegobernador está empeñado en que esos caminos paralelos no se unan, ni en el infinito. Derrotar a Alperovich y reducir al mínimo la influencia alperovichista en el peronismo en 2019 le abre a Jaldo la puerta a la gobernación en 2023. Es el principal escollo a sortear. ¿Aquello está lejos? Político que no diseña estrategias a largo plazo no merece tal calificación.

Desde esta perspectiva, además, hay que observar las decisiones que viene tomando el tranqueño en ejercicio del Poder Ejecutivo: expulsar de la estructura del Estado a todo aquel que comulgue o tenga simpatías con el senador. No es sólo evitar que conspiren desde adentro afectando la gobernabilidad sino explicitar con gestos que no habrá compasión con el que cruce la vereda. Ningún peronista que se precie de tal podía desconocer los efectos de la ruptura de Alperovich con la dupla que conduce la provincia, especialmente si sabe lo que significa conducir en el peronismo: pragmatismo, verticalismo y lealtad. A veces no son valores, son simplemente guías para adaptarse a las nuevas realidades.

Alperovich no podía sorprenderse; 16 años estuvo conviviendo con los peronistas. Los conoce; hasta aprendió de ellos. Sabía de los riesgos que corrían sus simpatizantes, principalmente los que tienen cargos políticos en algún sector del Estado; sabía que iban a sufrir las consecuencias de su decisión, tanto como lo saben sus seguidores. Ahora el senador les dice a todos ellos -los que siguen en sus puestos y pueden conservarlos y los que están en el llano-, que deberán hacer campaña por Cristina, que lo principal es atacar al Gobierno nacional, que hay que diferenciarse de Cambiemos, que no hay que acompañarlo como hizo el PE colaborando con sus diputados para la sanción del Presupuesto.

Y no lo votará en el Senado junto con su par Beatriz Mirkin, lo que además de enfrentar la postura del Gobierno provincial implica darle un aviso a Manzur: que ya no tiene senadores por los próximos tres años y que será él el que negocie los votos de esas dos bancas en adelante, ya sea con Cambiemos, con el peronismo, el kirchnerismo o con quien sea. De hecho, votará junto a Cristina y hasta podría ser parte de un nuevo bloque a partir de una posible fractura del grupo que lidera Pichetto.

Cristina le es funcional a Alperovich en su pretensión de intentar volver a la Casa de Gobierno, tanto como a Cambiemos Alperovich le es funcional para dividir el voto peronista y entrar a pelear con alguna fortuna por la gobernación de Tucumán. Lo creen propios y extraños. Intereses cruzados que se retroalimentan porque así como Cambiemos fogonea a diario a la ex presidenta, el senador ahora la respalda. Para la supervivencia de ambos es vital la patagónica.

Pero tanto el macrismo como Alperovich tienen dificultades políticas en la provincia: en Cambiemos no asoma un candidato firme a gobernador todavía -Cano empezó a mostrarse más- y la UCR atraviesa una crisis interna de identidad; mientras que Unidad Ciudadana -fuerza política creada por Cristina- tiene su propio conflicto en Tucumán, ya que algunos integrantes están al lado de Manzur-Jaldo y otros se vuelcan por Alperovich y su cruzada.

Unidad Ciudadana contiene a varias agrupaciones políticas y sociales en la provincia, unas más kirchneristas que otras, como Kolina, el partido de Alicia Kirchner que tiene reconocimiento para funcionar en Tucumán. La gobernadora de Santa Cruz fue la que presionó en 2015 para que Alicia Soraire sea diputada nacional por Tucumán, entonces una absoluta desconocida por estos pagos pero una mujer del riñón de la hermana de Néstor. La dirigente “K” hoy apuesta por el senador. Es válido especular que Alperovich se postule finalmente desde Kolina, como también es posible que Soraire, cuyo mandato finaliza el año próximo, quiera repetir apoyándose localmente en el senador. Cabe recordar que las PASO -11 de agosto- estarán cerca de la elección provincial -18 o 25-, por lo que podrían significar una encuesta provincial que indique dónde está parado cada uno.

Sin embargo, en este sector hay militantes y simpatizantes “K” que dudan del ex mandatario, precisamente porque alguna vez supo renegar de la esposa de Néstor Kirchner diciendo que nunca se llevó bien con ella y que él no era kirchnerista. Hoy por hoy, para el senador, olvidándose de lo que alguna vez supo sostener, es la dirigente opositora que mejor mide y a la que hay que respaldar. Las coherencias a la basura. Algunos no olvidan.

Por otra parte, hay miembros de Unidad Ciudadana que forman parte de la estructura gubernamental, por lo que están compelidos institucionalmente a sostener al binomio Manzur-Jaldo. Claro que los hay convencidos de que la opción a futuro es mantenerse en el oficialismo y dentro del peronismo. Los que no se den por enterados deberán dar un paso al costado o bien esperar que también les llegue la guadaña jaldista si no dan muestras de lealtad. A salir a pintar, y rápido.

Dirigentes de este espacio pretenden que Unidad Ciudadana se fortalezca como espacio político independiente para terciar en el peronismo; sin embargo, deberán sortear un serio dilema existencial: ser los referentes cristinistas en la provincia y respaldar a Manzur o subirse al tren del “neocristinista” Alperovich como furgón de cola. Coletazos internos habrá, seguramente sobrevendrá un serio debate sobre el futuro de la agrupación en la provincia; porque, además, deberán decidir si están dentro del peronismo pejotista o salen por fuera a pelear por el alperovichismo. Qué son y qué quieren ser.

La disputa entre Manzur-Jaldo y Alperovich es también por el peronismo y por los peronistas. Los primeros coparon y se quedaron con el PJ; la sigla les pertenece. Se muestran como justicialistas genéticamente puros; los que representarán los intereses del peronismo en una provincia que viene votando mayoritariamente por sus candidatos. El senador les facilitó la misión al evitar la interna en el PJ al decir que competirá por fuera y al facilitar que sus ayer socios se instalaran en el partido a partir del pedido de licencia de su esposa, Beatriz Rojkés, a la presidencia. En los afiches, Alperovich aparece llamando a los que están siendo afectados por la crisis, no menciona a los peronistas; para eso habla de Cristina; con ella quiere cooptar un sector del PJ.

En adelante se verá si, más allá de la rigurosidad verticalista que impone Jaldo, hay peronistas que le agradecerán al ex gobernador sus 12 años de mandato. Hay muchos dirigentes que acusan a Alperovich de aprovecharse y usar en beneficio propio al peronismo y que entienden que por esa causa le van a dar la espalda. Son los que miraban cómo integraba un gabinete de técnicos, no de políticos -de los cuales renegaba-, dejando afuera a los peronistas. Que veían como instalaba a familiares en puestos clave. ¿Se lo van a cobrar ahora? El nivel de adhesión que consiga entre las huestes justicialistas dirá mucho al respecto, dirá si el alperovichismo es un “ismo” en extinción en el peronismo, como sugirió el diputado nacional José Orellana; o bien si Alperovich es más de lo que obtuvo del PJ. Los primeros cortes de esta carnicería ya han comenzado a sentirse.

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