Antes de dejar el cargo, Caruso aconsejó a la dirigencia "Santa"

El adiós para un DT asesor.

SALUDO FINAL. Caruso y Seoane se dan un apretón de manos luego de firmar los papeles para la salida del entrenador. la gaceta / foto de diego aráoz SALUDO FINAL. Caruso y Seoane se dan un apretón de manos luego de firmar los papeles para la salida del entrenador. la gaceta / foto de diego aráoz

“¿Qué dejás de positivo en San Martín?” “¿Qué te llevás de positivo de Tucumán?” Apenas confirmadas la eliminación del “Santo” en la Copa Superliga y el adiós personal del entrenador, las preguntas a Ricardo Caruso Lombardi estuvieron orientadas en dos direcciones, a modo de balance.

Está claro que el objetivo principal, la permanencia en la Superliga, no se consiguió, por lo cual los platillos de la balanza no pueden estar equilibrados. En ese sentido, Caruso defraudó, no alcanzó lo que se esperaba de él en su condición de supuesto “hacedor de milagros” para salvar a (casi) condenados al descenso. La historia, en definitiva, no tuvo un final feliz.

Sin embargo, ya sea porque dirigió al equipo en solo ocho partidos (una victoria, cuatro empates –uno con triunfo en penales, en Copa Argentina- y tres derrotas), ya sea por su estilo polémico e inconfundible, la percepción del pueblo “santo” en relación al técnico-bombero que intentó apagar un fuego a todas luces descontrolado al momento de su llegada, no es del todo negativa.

“¿Las cosas positivas que aporté? Haber sacado algunos jugadores de inferiores que no eran tenidos en cuenta y aparecieron y están muy bien. Varios de esos chicos van a andar muy bien”, reafirmó Caruso al nombrar, esta vez sin dar nombres, su principal legado: los debuts y minutos en cancha otorgados a juveniles como Juan Orellana, Tomás Federico y Lucas González.

Caruso utiliza diferentes expresiones para dar cuenta del impacto que le provocó la pasión y el apoyo al equipo de los hinchas de San Martín.

“¿Qué me llevo? Un montón de cosas lindas, y una gran sorpresa; uno a veces no sabe lo que se puede encontrar en el interior y esto es lo que hay que contarle a la gente (N.d.R.: de Capital Federal y suburbano bonarenese), que el interior existe cuando hay clubes como este”, afirmó.

“La gente estuvo impresionante, la gente de San Martín no tiene contra. Nada para quejarme, en relación al club, ni la dirigencia, ni el cuerpo médico, ni los utileros: el trato hacia el ser humano es impecable. Más allá de que por ahí vi que algunos pedían la cabeza del presidente por el descenso, tienen que saber que trabaja como loco. Antes de que él asumiera, San Martín estaba de una forma, hoy es un ejemplo; en todos los ámbitos”, añadió Caruso.

El entrenador admitió que hubiera preferido despedirse del “Santo” con una actuación más “lograda” que la exhibida por sus jugadores en Santa Fe. “Me hubiera gustado volverme a Buenos Aires de otra manera, habiendo hecho un último partido más trabadito, de última perder 2-1 y poder decir que estuvimos a punto de empatarlo, esas cosas busca uno, pero bueno, cuando el equipo no encuentra, no encuentra”.

“Tuvimos solo 15 o 20 minutos de bueno nivel en el segundo tiempo, gracias a los cambios que realizamos, todo lo demás fue muy flojo. Yo tenía toda la ilusión de ganar ante Unión, más allá de todos los inconvenientes que tuvimos en la semana”, describió.

Con todo, Caruso aseguró irse contento porque “el equipo respondió muchísimo, menos el domingo, que no tuvieron un buen partido. Pero de los partidos anteriores, estoy muy orgulloso. Con Unión no fue su día, son esos partidos a los que no les encontrás la vuelta, yo vi eso”.

Cuando se le consultó acerca de qué consejo le daría a la dirigencia del “santo” en función de su experiencia, Caruso respondió: “Que traten de mantener a muchos jugadores, hay varios que anduvieron muy bien… hay algunos en un buen nivel como para dejarlos, y otros que están para irse a otro club, sin ninguna duda. Otra cosa, la dirigencia no debe errar en la elección del nuevo DT; eso es clave. Lo ideal es traer uno que sepa cómo jugar de visitante. En La Ciudadela, en la B, San Martín te lleva puesto. Por eso, si andás bien afuera, tenés que ascender”, remató.

Y hay un dato que le pasa, involuntariamente, a su sucesor en el banco de La Ciudadela: “El principal problema, que tuve siempre, es que nos llegan muy poco y nos convierten; es un problema enorme, porque cuando te llegan una vez y es gol, otra vez y es gol, uno termina bajando los brazos”.

¿Su futuro? Caruso por momentos entrena equipos, por momentos “oficia” de periodista (polemista, más bien), y cuando puede milita por la causa del colectivo de directores técnicos argentinos.

Por eso no sorprendió su respuesta a la pregunta precedente. “¿Ahora? Iré adonde se me ocurra, no tenía pensado dirigir, se me dio y lo hice con muchas ganas”. Hace semanas atrás, le hizo un guiño a la dirigencia de Newell’s Old Boys, que ya no cuenta con Héctor Bidoglio en el banquillo (aunque la “Lepra” en principio apunta a otro perfil de entrenador).

Y antes de dejar La Ciudadela, Caruso lanzó su frase del final: “me voy con la alegría de haber estado en un club hermoso”. Corten, se acabó la película.

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