La pensión de Atlético, un lugar que alberga sueños de adolescentes de otras provincias

Son 21 los jóvenes que se alojan en Ojo de Agua. Algunos ven a sus familias los fines de semana, otros cada tantos meses.

De Formosa, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y el interior de la provincia, los adolescentes aficionados al fútbol dejan sus hogares y se embarcan en una aventura que puede cambiarles la vida. En el proceso, ingresan a la pensión de Atlético que les abre sus puertas para que tengan donde dormir y comer. 

El albergue se encuentra en el complejo José Salmoiraghi, ubicado en "Ojo de Agua", donde entrena la Primera. Tiene espacio para 40 chicos, pero actualmente sólo 21 viven allí.

En el lugar cuentan con todo: cocineros, nutricionistas, entrenadores, médicos, etc. Y además cumplen un régimen muy estricto de estudio. 

"Atlético está apostando fuerte a los jugadores de inferiores y una condición para que puedan mantenerse acá, es que terminen sus estudios. Los menores de 18 años que entrenan por la mañana cursan por la tarde; los que practican por la tarde van a clases por la mañana. Los mayores hacen un terciario", explicó Gabriel Díaz, encargado del albergue. 

El régimen se cumple cuando tienen que jugar. El que le fue bien en la escuela entra a la cancha; el que le fue mal, no.

Algunos de los chicos viajan los fines de semana a visitar a sus familias, otros la ven cada cuatro meses, como es el caso de Fabricio Olmedo (17), quien vino de Clorinda, un pueblo muy humilde en Formosa.

"Los primeros meses me costó mucho adaptarme, pero con el tiempo lo logré. ", contó el jugador de sexta división. Olmedo vive en la pensión hace tres meses y está cursando el último año del secundario. 

"Vine porque sabía que si seguí allá no iba a llegar a ningún lado. Tenía que salir de mi pueblo para llegar a ser alguien. El esfuerzo vale la pena", consideró.

A Matías Solohaga no le pasa lo mismo. El jugador de 21 años viene de Catamarca y de vez en cuando recibe la visita de sus familiares. Hace cinco meses que llegó al albergue, pero no es la primera vez que pasa por un club de Primera: "empecé a jugar a los cinco años en San Lorenzo de Alem y a los 14, llegué a Rosario Central. Estuve dos años allá pero fue difícil. Era más chico y no teníamos buena posición económica así que me volví".

Solohaga visita a su familia los fines de semana, cuando le dan permiso desde el club. En la semana, comparte con otros 20 compañeros y personal de la institución. Confiesa que están rodeados de gente que los contiene y los hace sentir bien.  

"A mi edad no se le da a mucha gente esta oportunidad, y la estoy tratando de aprovechar al máximo entrenando día a día y demostrando lo que soy y de dónde vengo", opinó. 

"Algunas veces extrañás y te ponés mal pero es lo que más me gusta y voy por mi sueño, que es lo que da ánimos para seguir", añadió Emmanuel Cortéz, otro de los alojados. 

Además de hacer hincapié en el estudio, el club decidió darle más visibilidad al trabajo de inferiores. Uno de los responsables es Luis López, quien se encarga de la cobertura y difusión de los chicos. 

"Realizamos un minuto a minuto. Les hacemos notas especiales, videos y análisis de cada partido", explicó. Y agregó que todos los encuentros son filmados y, a veces, presenciado por el técnico de Primera. 

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