San Martín decidió cambiar golpe por golpe

Claudio Tapia consiguió el apoyo de todos los clubes de la Primera Nacional con excepción de San Martín.

DOS PESOS PESADOS. Natalio Mirkin frente a frente con Julio Grondona, quien debió declarar en los tribunales tucumanos. DOS PESOS PESADOS. Natalio Mirkin frente a frente con Julio Grondona, quien debió declarar en los tribunales tucumanos.
Por Jose Ariel Ibañez y Bruno Farano 11 Mayo 2020

Duro y contundente. San Martín decidió terminar con cualquier protocolo y salió a defender sus derechos con una estrategia tan audaz como arriesgada. Le apuntó directamente al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia y a través de un comunicado expresó públicamente un pensamiento que muchos comparten, pero nadie se anima a decirlo. “Cree que su escritorio es más poderoso que la pelota y la esencia de nuestro deporte”, señala uno de sus párrafos. La comisión directiva del club de La Ciudadela que decidió pararse en el centro del ring y cambiar golpe por golpe con el hombre que conduce la entidad madre del fútbol argentino.

La disputa de San Martín y Tapia comenzó cuando se anunció la cancelación de la temporada y la suspensión de los descensos, pero sin definir los ascensos a la máxima categoría. La medida se interpretó como una jugada política del titular afista para acumular poder y compensarlo con favores que beneficiaron a la mayoría, pero afectaron al “Santo”.

La lucha entre el club de La Ciudadela y un presidente de la AFA no es nueva. Hace casi cuatro décadas, Natalio Mirkin enfrentó a Julio Grondona. Aunque los motivos son diferentes, el objetivo es el mismo: defender al club de lo que se supone una injusticia.

En marzo de 1983 la AFA clausuró por siete partidos el estadio de La Ciudadela. ¿La causa? Una agresión sufrida por el árbitro Juan Carlos Loustau -padre de Patricio Loustau- cuando iba al aeropuerto, después de dirigir San Martín-Argentinos Juniors, por el viejo campeonato Nacional. Ese torneo reunía a clubes de la Primera Metropolitana y a los mejores del Interior, que se clasificaban por ser campeones de sus ligas o mediante los torneos regionales.

Mirkin consideró excesiva la sanción; presentó un recurso de amparo y la Justicia Federal le dio la razón. Sin embargo, los árbitros se negaron a dirigir en Tucumán y por eso se suspendió un partido entre San Martín y Chaco For Ever. Manlio Martínez, entonces juez federal, dispuso el procesamiento de Grondona. Lo acusó de desobediencia judicial.

El titular de la AFA llegó a Tucumán y fue directamente a Tribunales, donde declaró ante Martínez acompañado por su abogado Ricardo Falú. Sólo estuvo algunas horas en la provincia y luego retornó a Buenos Aires. La prensa nacional invadió la provincia. Nunca un presidente de la AFA había sido sometido a un proceso de esa naturaleza. Y nunca volvió Grondona a pasar por una instancia así. Con el paso de los años su figura en el universo fútbol se fue fortaleciendo. Llegó a ser vicepresidente de la FIFA y se convirtió en un hombre fuerte a nivel mundial hasta su fallecimiento.

Tapia no es Grondona. Tal vez nunca alcance la figura del dirigente que era dueño de una ferretería en Sarandí pero manejaba el fútbol argentino y decidía cuestiones de fondo en la FIFA. El actual presidente afista forjó su carrera dirigencial en el ascenso. Con el aval de esos clubes llegó a lo más alto. Ahora busca el respaldo de los de Primera y decidió que no haya descensos. A pocos días de comenzar un nuevo mandato, donde tendrá el poder absoluto al desaparecer la Superliga, decidió dejar feliz a la mayoría. Otros serán recompensados en el futuro. Es su estilo. Tiene códigos muy particulares y sabe manejarse en un terreno complejo. El sábado, ante los cuestionamientos recibidos desde diferentes sectores que salieron a apoyar a San Martín, recuperó terreno con una hábil jugada: obtuvo el aval de todos los participantes de la Primera Nacional, con excepción de San Martín. El último que firmó el documento fue Atlanta. Dicen que no estaba convencido de unirse, pero las presiones fueron muchas. San Martín quedó solo en su pelea con Tapia. Y aunque el actual presidente de la AFA no tiene los pergaminos de Grondona, es capaz de todo. Se anima a tomar decisiones que ni Don Julio se hubiese atrevido. La pelea comenzó. El rival es un peso pesado y San Martín lo sabe, pero no piensa tirar la toalla.

El comunicado

“Nuestra institución no apoya al presidente de AFA, Claudio Tapia. Se funda esta posición en que no se puede avalar a un presidente de la institución madre del fútbol argentino, que cree que su escritorio es más “poderoso” que la pelota y la esencia de nuestro deporte. Beneficiando desde ahí a muchos y no aplicando el mismo criterio.

Inclusive salvando a su club del descenso de categoría y castigándonos a nosotros que obtuvimos el mérito en la cancha. Recordemos que en la temporada anterior hizo que se aprobaran ascensos masivos para beneficiar deportivamente a su club y a él institucionalmente, para la futura votación.

Nos hemos sentido apoyado por los distintos estamentos de nuestro deporte, jugadores, periodistas deportivos, directores técnicos, entre otros, a los cuales agradecemos infinitamente. Lo que más nos “sorprende“ es que los demás presidentes de los clubes, sobre todo los de Primera división, ya que cada uno tiene peso propio permitan esta discriminación, recordándoles que “somos iguales” y que el fútbol tiene que estar por encima de los intereses del señor Claudio Tapia, que siempre va por más”.

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