Seis detalles de los 30 años del Centro Cultural Alberto Rougés

1) Un bello “petit-hotel”: joyita del estilo académico francés

La casa fue construida en 1913 para la familia Caínzo por José de Bassols, ingeniero arquitecto mallorquí afincado en Tucumán (fue introductor del estilo modernista en su variante más internacional en la arquitectura tucumana). Da gusto pasear por la casona ubicada frente a la plaza Independencia, incluso recorrer los tres pisos (desde el subsuelo) en el centenario ascensor -en perfectas condiciones- que junto con el del Jockey Club son los más antiguos de Tucumán. La Fundación Miguel Lillo compró la casona y el 1 de junio de 1990 creó el Centro Cultural Alberto Rougés en homenaje al filósofo tucumano, miembro de la Generación del Centenario. El objetivo: estudiar y difundir el arte, la historia y la cultura de Tucumán y el NOA.

2) La cultura de Tucumán: bibliotecas, legados y fondos documentales

El ex gobernador Ernesto Padilla, quien organizó durante su mandato los festejos del Centenario de la Declaración de la Independencia, fue el que encomendó a Juan Alfonso Carrizo el rescate de los cantares y las coplas tradicionales del NOA. Fue el comienzo de los estudios folclóricos de la región. Están en el Rougés las cartas de Padilla con Carrizo y con el santiagueño Orestes di Lullo, y su biblioteca completa, con los muebles originales de su despacho de abogado. También atesora el Rougés la Biblioteca de Letras donada por David Lagmanovich, más los aportes de Nilda Flawiá de Fernández y de Adolfo Colombres. Otras bibliotecas son la de María Eugenia “Gennie” Valentié, la de Jorge Rougés y la de Juan Dalma.

3) Los que modernizaron Tucumán: periódicas jornadas de estudios

Desde 1995 se realizan las jornadas de estudios y reflexión sobre la historia y la cultura del NOA de 1900 a 1950. Todas se publican en actas. Se destaca sobre todo la acción de la Generación del Centenario como responsable de la modernización de Tucumán. La 11ª  jornada se hizo en octubre de 2018. La próxima será en 2021.

También se realizan en el Centro Cultural cursos, jornadas, talleres de lectura sobre literatura argentina contemporánea, presentaciones de libros, conciertos y singulares obras de teatro. La última fue “Estropicio“, dirigida por Víctor Hugo Cortés.

4) “Mi memoria como camino”: muestras constantes de arte

Las artes visuales están en permanente movimiento. Hay muestras de arte entre marzo y diciembre. Una de las más llamativas de 2019 ha sido “Mi memoria como camino”, de la diseñadora y artista textil catamarqueña Manuela Rasjido. Han expuesto Iván Ríos, Víctor Quiroga, Milo Lockett, Rubén Kempa y Ricardo Abella, entre otros. Se hicieron homenajes a grandes maestros como Timoteo Navarro, Juan Bautista Gatti, Luis Lobo de la Vega, Joaquín Ezequiel Linares y Aurelio Salas. La idea: homenaje a los consagrados y difusión de los emergentes. Se destaca la calidad de los catálogos de arte, editados por el Departamento de Comunicación Visual de la Fundación Miguel Lillo.

5) Faceta desconocida del sabio Lillo: investigaciones del boletín digital

El Centro Cultural está dirigido por María Lilia Peña. Hay un equipo de investigación a cargo de Elena Perilli de Colombres Garmendia, que edita el boletín digital “Historia y cultura”. El último se publicó en 2019, y allí se rescató la labor de los ilustradores científicos de la Fundación Miguel Lillo desde sus orígenes. También se dio a conocer una faceta desconocida de Lillo: su afición a la fotografía. Además se investigó sobre los comienzos de los estudios folclóricos en el NOA, la filosofía del arte de Diego Pró (muy ligado a la Facultad de Artes); el pensamiento de Jorge Luis Rougés; un libro desconocido de Juan Dalma y las representaciones sobre la muerte violenta de un bandido en Aguilares en 1933.

6) Un D’Artagnan que vino de los Andes: historias y muestras on line

Durante la cuarentena el Centro Cultural despliega intensa actividad en las redes sociales: los miércoles se publica una sección con datos curiosos sobre los hombres de la Generación del Centenario. El último fue “Un D’Artagnan que vino de los Andes” referido a Ricardo Jaimes Freire, el poeta modernista boliviano que vivió 20 años en Tucumán. Todos los días se publican minibiografías y fotografías de las obras de artistas que pasaron por las salas del Centro Cultural. También se dan a conocer las publicaciones y los libros de la biblioteca, siempre centrados en la cultura de Tucumán.

Hoy es el 30 aniversario del Rougés. No hay festejos (por la pandemia), pero toda su actividad se puede ver en el sitio de la Fundación Lillo (www.lillo.org.ar) y en Facebook e Instagram.

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