Gaspar Risco Fernández: “Es el creador del NOA cultural y un gran pensador argentino”

Ramón Ruiz Pesce presenta un libro que homenajea al filósofo tucumano a partir de sus estudios sobre el cine de Bergman.

LA INTIMIDAD DEL HOGAR. Risco Fernández y el libro que publicó en 2014. Bergman y su cine lo apasionaron. LA INTIMIDAD DEL HOGAR. Risco Fernández y el libro que publicó en 2014. Bergman y su cine lo apasionaron.

“A Gaspar Risco Fernández le tomó más de 40 años publicar su libro sobre Ingmar Bergman. A sus discípulos, agradecidos, nos llevó seis años publicar este libro homenaje”, explica Ramón Ruiz Pesce. Se refiere a “Ernst Ingmar Bergman. Del kairós de la imagen al cine sacramental”, obra que dimensiona la figura de Risco Fernández llevándola más allá del debate netamente cinematográfico. Es, como apunta el autor, el homenaje a quien considera el gran filósofo de la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI.

“Por ahora esperamos concretar presentaciones virtuales en distintas plataformas. En tiempos de poscuarentena se podrá hacer una presentación en carne y hueso”, apunta Ruiz Pesce. A propósito del libro la entrevista surfea, inevitablemente, por el quehacer cultural tucumano, por la obra de Bergman y, claro, por la influencia de Risco Fernández como hombre de acción y de pensamiento.

 - ¿Qué lugar ocupa Risco Fernández, merecedor de este libro-homenaje, en la cultura de Tucumán?

- Bien se dice que no hay profeta en su tierra, Gaspar Risco Fernández es uno de ellos. El terruño propio es ingrato con los profetas. Un profeta siempre incomoda; denuncia lo que está mal y anuncia el norte de lo que hay que acometer en la cultura de su pueblo, para que tenga vida y la tenga en abundancia, como dice el Evangelio. Y el pueblo de Risco, por cierto, no se circunscribe al provincianismo tucumano. Risco, junto a un equipo de colaboradores-amigos, presidía en la década del 60 el entonces Consejo Provincial de Difusión Cultural. Desde allí, a título legítimo, es el creador del NOA cultural, con lo que este significa: el Noroeste Argentino como el macrocuerpo regional forjador del entramado cultural en el que vivimos, nos movemos y somos. Cada vez que hoy se nombra el NOA se está mentando, muchas veces sin saberlo ni reconocerlo, a esa creación de Risco, plasmada en un libro fundamental: “Cultura y región” (Tucumán, 1991).

AUTOR. Ruiz Pesce se encargó de compilar la vasta obra de Risco. AUTOR. Ruiz Pesce se encargó de compilar la vasta obra de Risco.

- ¿Cuáles eran los planos en los que desarrolla su tarea?

- La trascendencia de la obra de Risco es haber sido un auténtico maestro universitario, en una época en que la universidad es y sigue siendo un desierto infértil, con honrosas excepciones. De él se puede decir, con justicia, lo que se dijo de Alberto Rougés, que fuera profesor de Filosofía y rector de la UNT, que era el mejor pensador argentino de la primera mitad del siglo XX. Risco, desde su atalaya del NOA cultural, lo es de la segunda mitad del siglo pasado y de comienzos del presente. Su obra, imperecedera, se ve expresada en su poliédrica creatividad cultural, como un “aleph” de la cultura: maestro de Historia de la Filosofía Medieval; creador del Centro de Estudios In Veritatem, cocreador del Centro de Estudios Regionales, y las múltiples Jornadas Culturales de los Valles Calchaquíes, y creador del mentado enclave del NOA cultural; candidato a senador por el Partido Revolucionario Cristiano. En esos años llenos de ruido y de furia fue perseguido y expulsado por dos dictaduras militares (1966 y 1976) de sus tareas docentes y como agente cultural.

- ¿Y en lo referido específicamente al cine?

- Fue el pionero creador del cineclubismo en el NOA, en la década del 60, cuando no existía la televisión, ni, obviamente, el streaming chatarra de la industria cultural contemporánea. La cinefilia y el cineclubismo fue prolongada por Risco desde hace 25 años con el cine club La Linterna Mágica, consagrado al cultivo del cine-arte. En los años 60, Risco publicó en la sección Literaria de LA GACETA múltiples artículos que iban fraguando lo que cristalizaría en el libro publicado en 2014: “Ernst Ingmar Bergman. Una aproximación filosófico-teológica a su mundo iconográfico”.

PUBLICACIÓN. Ya está disponible en las librerías tucumanas. PUBLICACIÓN. Ya está disponible en las librerías tucumanas.

- ¿Qué encontraba de subyugante en el cine de Bergman?

- Risco Fernández es un hombre apasionado y entusiasmado. Y “entusiasmo” significa, etimológicamente, estar lleno de lo divino. En tal sentido Risco se concibe a sí mismo más como teólogo que como filósofo. Su visionado y lectura del mundo iconográfico de Bergman está hecho en clave teológica. La cinematografía, como lo señalan Bergman, Tarkovski o Risco Fernández son prohijadas por los autos sacramentales medievales. El niño y joven Bergman se extasiaba acompañando a su padre, pastor protestante, visitando las iglesias medievales pobladas de ese vasto y rico mundo iconográfico cristiano. Risco, subyugado y entusiasmado, veía en Bergman la encarnación y comunicación de lo que llamaba “el kairós de la imagen” en vías hacia el “cine sacramental”, título del libro-homenaje que presentamos. Y la pasión y el entusiasmo es aquí “crístico”. Risco sostiene que “existe una pedagogía progresiva de Dios, por medio de la plusrealidad emergente de la imagen, (que) va a desembocar en la carne de Cristo… La imagen humana de Cristo -añade- estaba cargada de la fotogenia divina en su ontogenia. Era la presencia misma de Dios… El kairós de la imagen cinematográfica ha de ser puesto en la órbita del Cristo Total”. Eso es lo que Risco llama “cine sacramental”.

- En un pasaje del libro se traza un hilo conductor entre Unamuno, Bergman y Risco. ¿Cómo se lo explica?

- La obra de Risco Fernández se inscribe en luchas teológico-políticas, desde su resistencia al nacionalcatolicismo cuando era estudiante en Salamanca y ya como actor cultural en su Tucumán natal cuando en los años 60 aplicaba el método de Paulo Freire, y su “Pedagogía del oprimido” y la “Educación como práctica de la libertad”, para diseñar políticas educativas y culturales aplicadas en trabajo de campo al campesinado tucumano. La iconografía de Bergman, ávido lector de Unamuno, se gesta con el telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría; la del sentimiento trágico de la vida unamuniana ya escudriña los ominosos signos de los tiempos de la guerra incivil española; y Risco es testigo y actor comprometido de nuestras guerras inciviles y fratricidas. Todas ellas fueron, y siguen siendo, voces que claman en nuestros desiertos.

- ¿Cómo puede analizarse el cine de Bergman con una mirada actual?

- Ante esta pregunta uno no puede no evocar la clásica obra de Italo Calvino de por qué leer a los clásicos… O por qué ver siempre de nuevo un cine devenido clásico. El gran escritor italiano sostiene que los clásicos son esos libros (o películas) de los cuales se suele oír decir: “estoy releyendo...” y nunca “estoy leyendo...”. Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura. Y, añade, se llama clásicos a los libros (o a las películas) que constituyen una riqueza para quien los ha leído (o visto) y amado, pero que constituyen una riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos (o volverlas a ver) por primera vez en las mejores condiciones para saborearlos. Un clásico es un libro (o una película) que nunca termina de decir lo que tiene que decir. Y respecto de los flancos de la crítica de Bergman o de Risco Fernández, cabe decir con Calvino que un clásico es una obra que suscita un incesante polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de encima. La obra de Risco es en estos sentidos un clásico, y tu clásico, dice el italiano, es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él.

- ¿Cuáles son las claves que el lector descubrirá en el libro y cuáles son los elementos que merecen una atención especial?

- Una primera “aprojimación”, como la llama Risco, a la magia y al misterio de la cinematografía nos pone en las claves operantes tanto del cineasta Bergman como del teólogo y filósofo tucumano Risco Fernández. Y dichas claves se pueden indagar en torno a “Dios y el diablo en Ingmar Bergman”; escudriñando a la vez el tránsito del “cine diabólico al cine sacramental”, tal como lo propone el tucumano. Con estas pistas ya se conjuran los ángeles y demonios que pueblan la joven historia de este arte que conjuga siempre magia y misterio; ilusión y realidad; luz y sombra; cielo, tierra e infierno; bien y mal; vida, amor y muerte… la vida, en suma. La “ilusión” cinematográfica, cuando es sacramental, es más real que la más banal y trivial de nuestras presuntas “realidades” cotidianas. Al decir de Unamuno, es más real El Quijote que Miguel de Cervantes; es más real Macbeth que William Shakespeare… O es más real “El séptimo sello” que Ingmar Bergman; o es más real el Bergman de Risco que Gaspar Risco Fernández. Eso es “kairós de la imagen” como “cine sacramental”; lo demás es silencio de Dios.

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