Un triunfo tan necesario como importante para San Martín

Le costó horrores superar a Almirante, pero logró una victoria vital para dejar atrás una semana que había resultado complicada.

NI UNO, NI EL OTRO. Rodrigo Herrera y Fernando González buscan en lo alto un centro de Tino Costa, pero la pelota será impactada por los puños de Ramiro Martínez; quien terminó diluyendo el peligro. NI UNO, NI EL OTRO. Rodrigo Herrera y Fernando González buscan en lo alto un centro de Tino Costa, pero la pelota será impactada por los puños de Ramiro Martínez; quien terminó diluyendo el peligro.

El grito desaforado, la corrida alocada y el llanto emocionado de Mauro Verón tras convertir su primer gol desde su llegada al club, resume de cuerpo completo lo que significó la victoria de ayer para San Martín, luego de una semana que fue para el olvido en muchos aspectos.

La derrota en Campana, haberse quedado definitivamente fuera de la lucha por el primer ascenso, la pérdida del segundo lugar en la tabla de posiciones, la sucesión de lesiones y la obligación de levantar cabeza rápido en un torneo que entró en la recta final y que no ofrece ni el mínimo margen de error, era demasiada carga para un equipo que, además, necesita de manera urgente recuperar su mejor versión.

Por eso, el tanto del joven de 7 de abril fue un bálsamo necesario y obligatorio para un equipo que hasta ese momento del juego se había mostrado errático ante un Almirante Brown que pareció haber llegado a Tucumán a jugar la final del Mundo.

Si bien no fue como tan catastrófico como la noche del pasado sábado contra Villa Dálmine, otra vez más el planteo inicial no resultó. Aunque claro, en esta oportunidad, la mayoría de los intérpretes mostraron bajos rendimientos y complicó cualquiera idea que pudo haber tenido Pablo De Muner.

El arranque “furioso” fue sólo un espejismo. Antes de los 3 minutos, el “Santo” había puesto contra las cuerdas a la “Fragata”, con dos chances que parecían que podían entregar una tarde tranquila. Pero nada que ver.

El equipo cayó en pozo en su rendimiento, perdió la pelota, el mediocampo y la visita comenzó a generar peligro. Aunque claro, en los metros finales no sabía cómo resolver y eso fue una buena noticia para San Martín.

Eso sí, el primer tiempo pasó sin pena ni gloria y los ánimos en las tribunas comenzaron a caldearse porque al “Santo” no le quedaba otra que sumar de a tres para pasarle la posta y la presión a Instituto, Gimnasia de Mendoza y All Boys, sus rivales en el nuevo objetivo de quedarse con la posición de escolta.

El complemento comenzó tal cual había terminado la primera etapa. Por eso el DT mandó a la cancha a “Nene” y a Brian Andrada con el objetivo de encontrar la llave que abriera la puerta de una nueva victoria.

En la primera que tuvo, Verón hizo lo que mejor sabe hacer. Con el arco entre ceja y ceja, le metió un “fierrazo” a una bola que quedó boyando en el área chica de Almirante para marcar la diferencia. Gol y emoción; no sólo del ex Unión del Norte sino también de sus compañeros, el cuerpo técnico y de casi todo el estadio.

El 1-0 “relajó” a un San Martín que había iniciado atado de pies y manos y activó a un rival que le saltó a la yugular al dueño de casa.

El “Aurinegro” tuvo varias situaciones para empatar el partido, producto de algunas desinteligencias y errores no forzados del “Santo”, pero también de su ímpetu, sus ganas y su desorden ofensivo que terminaron desorientando a San Martín.

Nicolás Carrizo tuvo un par de atajadas claves para desactivar cualquier mala experiencia y Verón dispuso de un par de chances para estirar la diferencia mucho antes del final del juego.

Por eso el gol de Cristian Llama, con el partido casi terminado, también se gritó con furia y se festejó con todo en un estadio que estalló de alegría porque los hinchas también se sacaron la bronca, la “mufa” y se desahogaron.

“Realmente habíamos tenido una semana muy difícil. Por eso el primer tiempo nos costó tanto. Los jugadores estaban atados, pero por suerte en el segundo tiempo pudimos mejorar un poco”, aseguró De Muner en su primera conferencia post partido en poco más de cuatro meses. “Tenemos que mejorar, eso está claro”, admitió el entrenador, sabiendo que para ir por todo se necesita algo más.

Pero el triunfo le vino como anillo al dedo al “Santo”. Se recuperó de una caída inesperada y dejó en claro que seguirá peleando, porque la esperanza y las ganas en Bolívar y Pellegrnini, no se pierden bajo ninguna circunstancia.

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