Uno tiene puesta la cabeza en la mesa chica nacional. Otro trata de consolidarse como la figura de la unidad en tierras tucumanas. Las ambiciones políticas de ambos siguen firmes. Uno quiere estar en la fórmula presidencial, previo paso por la local; el otro proyecta la nueva gestión. Juan Manzur coquetea con el poder. De un lado, se acerca a Cristina Fernández y del otro no abandona a Alberto Fernández. Uno y otro le garantizan la continuidad en la marquesina nacional, allí donde se discuten las grandes decisiones de un país en crisis. Eso le abre perspectivas de que su objetivo mayor siga en pie. El tucumano sigue teniendo poca visibilidad entre el electorado nacional. El desconocimiento de la imagen del jefe de Gabinete le ayuda, ante el descrédito integral de la dirigencia política. Teje y teje la gran telaraña de contactos importantes en el sindicalismo, en el empresariado, en las provincias y también en la comunidad internacional. Volver al cargo del que está en uso de licencia no es su prioridad, aunque sabe que, para consolidar poder, es fundamental hacerse fuerte en el territorio que gobierna. Su cierre de gestión será fugaz más allá de lo que decida la Justicia respecto del amparo que presentó para que se lo habilite a acompañar a Jaldo en una fórmula invertida. La oposición sigue acumulando jurisprudencia para que, en caso de que la Corte tucumana lo habilite, acudan al máximo tribunal del país con base argumentativa tal que le vede la posibilidad de ser candidato. Santiago del Estero es el antecedente más cercano.

Osvaldo Jaldo, mientras tanto, sigue trabajando en su postulación a gobernador. Las encuestas le sonríen y también la realidad de una oposición que se cae de a pedazos y que no tiene gestos de grandeza entre sus dirigentes ni vocación de poder para consolidarse como una opción de gobierno. Los referentes de Juntos por el Cambio siguen mostrando la hilacha. Bastó que el economista Gustavo Wallberg le indique a esos dirigentes que están más cerca de ser protagonistas de una clásica serie infantil (los mandó a tomar pastillas de chiquitolina para achicar los egos, tal como lo hacía el Chapulín Colorado) que de desbancar a una administración que ya lleva 23 años consecutivos en el poder. Las copas de la noche del sábado en la cena aniversario de la fundación Federalismo y Libertad quedaron levantadas, porque fue durante el brindis cuando el economista se despachó con esa observación a los precandidatos a gobernadores que estaban en las mesas principales de la sala de conferencia. Nadie está dispuesto a bajarse del caballo. Por el contrario, en Juntos por el Cambio, radicales, peronistas disidentes y referentes de organizaciones intermedias se exhiben como en una Expo Tucumán, en un juego en el que dirigentes se cruzan de vereda al mínimo gesto de falta de contención de aquellos que lideran el espacio.

Frente a esta realidad, Jaldo patenta una frase que ya se venía diciendo desde el momento en que se sintió candidato a gobernador: hay que llegar hasta las elecciones del 14 de mayo. Gran parte de la construcción de ese objetivo quedó ayer en evidencia en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, tras el anuncio del vicegobernador a cargo del Poder Ejecutivo de los incrementos salariales y de los bonos extraordinarios que se otorgarán hasta el inicio del electoral 2023 a los casi 110.000 empleados públicos. El impacto de la medida es amplio. El mensaje oficial es que, con los anuncios de ayer, los ingresos del sector público provincial estarán cerca de empatar a la evolución inflacionaria de un año crítico para los precios al consumidor (en torno de un 95%, tomando como referencia el bono extra).

Asimismo, los $ 21.000 millones que implicará la medida como costo fiscal contribuirá a dinamizar el comercio, ya que el gobernador interino ha dejado en claro que la mejora salarial servirá para llevar productos a la mesa navideña, más que a atender los compromisos que esos empleados han asumido ante el agente financiero de la provincia. De esta manera, la provincia destina gran parte del superávit fiscal de un año especial, en materia recaudatoria, al incremento del gasto en Personal. Sin embargo, el sector privado demanda también una baja de la carga tributaria que no ahogue al comercio en general. La preocupación es creciente en virtud de la finalización de los planes de facilidades de pago que, si bien le permite a los empresarios y a los industriales regularizar parte de sus deudas, no es una medida de fondo que les solucione el problema de fondo que le ha dejado la pandemia de la Covid-19 entre 2020 y 2021. En el Gobierno, mientras tanto, señalan que hay decisión política de atender esas demandas del sector privado, pero advierten que todavía habrá que esperan un tiempo para que las propuestas salgan a la luz.

El anuncio de aumento salarial ha desvelado no sólo a Jaldo, sino también a los ministros Carolina Vargas Aignasse (Gobierno) y Eduardo Garvich (Economía), las dos cabezas visibles en la negociación con los gremios que, a su vez, exteriorizaron ayer sus internas en el acto desarrollado en el primer piso de la Casa de Gobierno. Las filiales locales de ATE y de UPCN pugnaban por capitalizar el acuerdo alcanzado con el Gobierno, mientras que afuera, frente a la sede del Ejecutivo, los docentes privados representados por SADOP, rechazaban el pago de un bono y reclamaban la incorporación de toda la mejora en el salario básico a través de un paro. Párrafo aparte la postura de ATSA, que aún pugna por obtener un porcentaje adicional para el último nivel del escalafón sanitario (D), tal como lo advirtió el secretario general del sindicato, el legislador René Ramírez.

El quid de la cuestión pasaba por el porcentaje del aumento y de su impacto en el salario. La actualización se daba en base a las paritarias que arrancaron con la remuneración de febrero pasado como base. El 30% ofrecido tiene efecto acumulativo, aunque escalonado. Parte de un 10% este mes; sigue con otro 10% -que se convierte en 20%- durante diciembre y culmina en enero con un 30%, con el que arrancará el sueldo estatal en 2023. El caso es que las categorías más bajas (18 en la administración centralizada, en comunas rurales, docentes que recién se inician y el nivel D de salud) cobraban en febrero un promedio de $ 58.000. A partir de ese ingreso, Jaldo mencionó ayer que nadie cobraría menos de $ 10.000 mensuales de mejora. El riesgo que observan algunos sindicalistas es que, año tras año, se achata la pirámide salarial. De una u otra forma, Jaldo gana tiempo, al menos hasta fines de febrero cuando los ministros vuelvan a sentarse a la mesa de las negociaciones con los gremios estatales.

El gobernador interino respira. Con el anuncio salarial, encomienda a Garvich sostener la caja hasta el 14 de mayo y que no haya inconvenientes financieros para cubrir las obligaciones del Estado, mientras Manzur intentará acelerar el arribo de fondos para la ejecución de obras. En el medio, la fórmula tucumana tendrá que rendir tributo a la Casa Rosada. Los apoyos políticos no son gratuitos. El “Día de la Militancia” encontrará a los líderes del oficialista Frente de Todos más distanciados que siempre y a casi 1.500 kilómetros de distancia. Mientras Cristina Fernández de Kirchner prevé ser la única oradora en el Estado Único Diego Armando Maradona de La Plata, es probable que el presidente Alberto Fernández llegue a Tucumán para participar de un encuentro en Banda del Río Salí. “Estamos listos y preparados por si se concreta esta visita”, atinó a decir el intendente de esa jurisdicción, el jaldista Darío Monteros. La invasión oficialista no se circunscribiría tan sólo al jefe de Estado. También se menciona que para la última semana de este mes arribe a la provincia la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz. Esta sería una visita más de una funcionaria nacional, pero en Buenos Aires se la menciona como compañera de una probable fórmula con Juan Manzur, en caso de que Alberto Fernández desista de sus intenciones reeleccionistas. El gobernador en uso de licencia tiene puesta fichas en varios casilleros de la lotería política argentina. Como Jaldo, Manzur tratará de preservar su imagen hasta mayo próximo. Después de las elecciones provinciales, su destino seguirá siendo Buenos Aires. Es su máxima aspiración política, como lo es la gobernación para Jaldo.

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